Encabezada por el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, una delegación de alto nivel llegará este miércoles a México para negociar de urgencia con el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, nuevas medidas migratorias que frenen los cruces en la frontera.
En la comitiva en representación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también viaja el secretario de Seguridad Nacional y encargado de la política migratoria estadounidense, Alejandro Mayorkas; y la asesora de Seguridad de la Casa Blanca Liz Sherwood-Randall.
El encuentro fue acordado por los dos mandatarios apenas el jueves pasado, cuando Biden buscó a López Obrador alarmado por la magnitud de la crisis migratoria, que obligó a su país a cerrar puentes fronterizos durante algunos días.
Durante la conversación, ambos mandatarios estuvieron de acuerdo en que se necesitaba más vigilancia fronteriza para poder reabrir los cruces, dijo el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby. La interrupción del servicio causó pérdidas millonarias para México, según organismos empresariales mexicanos.
Los enviados de Biden se reunirán directamente con López Obrador para abordar “la migración irregular sin precedentes” y tratar de encontrar una solución que permita la reapertura de todos los puntos fronterizos.
El jefe de la delegación estadounidense insistirá en el cumplimiento de la Declaración de Los Ángeles, en la que una veintena de países latinoamericanos, incluido México, se comprometieron a ofrecer estancia legal a los migrantes para que no todos vayan a Estados Unidos.
El planteamiento de AMLO
La creciente afluencia de migrantes, sobre todo de venezolanos, pero también cubanos y centroamericanos, hizo colapsar algunos cruces y provocó que Estados Unidos cerrara el lunes los pasos ferroviarios fronterizos de Eagle Pass y El Paso, ambos en Texas.
El viernes, al anunciar su reapertura, la Patrulla Fronteriza recordó que los ajustes de esta semana pretendían “maximizar nuestra capacidad de respuesta, procesamiento y aplicación de la ley” en esos puntos y dijo que continuaría ajustando sus planes operativos priorizando la seguridad, con el fin de reforzar las acciones contra los migrantes que entren irregularmente en el país. Estados Unidos ya había cerrado antes los pasos de vehículos y personas en Lukesville (Arizona) y San Ysidro (California).
Los empresarios mexicanos habían estado presionando para la reapertura porque, según dijo esta semana la Confederación Patronal de la República Mexicana, los cierres con Texas costaban unos 100 millones de dólares diarios en retrasos de envíos y representaban “el fracaso de la política migratoria”.
México recibe por ferrocarril desde Estados Unidos gran parte del maíz y forraje para alimentar al ganado. El flujo de autopartes por un lado y automóviles por otro también suele hacerse en tren.
Las reuniones entre México y Estados Unidos se producen en un momento en que legisladores republicanos y demócratas debaten cambios en la política fronteriza como parte de una conversación más amplia sobre la ayuda estadounidense a Ucrania e Israel, que son las principales prioridades de la política exterior de la Casa Blanca.
Con información de AP, EFE y Reforma
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