Ante la inacción del Gobierno, jerarcas católicos y capos del narco en Guerrero pactaron cesar ataques en Chilpancingo y respetar el control criminal sobre las rutas de transporte público.
“Ayer (martes) en la mañana se logró ese acuerdo entre los dos grupos y se pactó una tregua, no sabemos si será de manera indefinida, pero se logró que el transporte se active”, aseguró el padre Filiberto Velázquez, quien es director del Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Minerva Bello.
Otras negociaciones encabezadas por cuatro obispos católicos de la entidad que pretendían una tregua en todo Guerrero, no fructificaron.
Salvador Rangel, obispo emérito, dijo que no cesará la negociación con criminales: “Vamos a seguir insistiendo con ellos para que se pacte una tregua y la paz en Guerrero en donde en estos momentos varias ciudades como Taxco, Chilpancingo y Acapulco están incendiadas por la violencia”, aseguró.
“El Gobierno del estado no quiere buscarle una salida a este problema a lo mejor por dos cuestiones: una, porque simplemente no le interesa y la otra, es porque está coludido con alguna organización criminal”.
La ola de violencia en Chilpancingo, que se desató desde el pasado 5 de febrero, ha dejado un saldo de cinco choferes asesinados a balazos, un pasajero herido y al menos cuatro unidades incendiadas.
Por esta serie de hechos violentos, las mil 600 unidades de transporte, entre camionetas y taxis, suspendieron el servicio durante 10 días. También se paralizó el servicio de transporte foráneo y como consecuencia, las escuelas de Chilpancingo estuvieron cerradas.
Los grupos de la delincuencia organizada que se disputan el control en la ciudad son Los Tlacos y Los Ardillos.
“Se logró un acuerdo entre los dos grupos para lograr la paz en Chilpancingo”, dijo el sacerdote Velázquez.
El párroco se pronunció porque el Gobierno dialogue con estas organizaciones para lograr una paz duradera. Después de la intermediación del padre Velázquez, concluyó ayer el paro de transporte público en Chilpancingo.
“No hubo ninguna condición que pusieran en la mesa los dos grupos. Simplemente hubo acuerdo para que el transporte público se reactive”, indicó el prelado.
Quieren una propuesta de paz
Las reuniones las realizó cada obispo en forma separada y con diferentes grupos del crimen a mediados de enero.
González detalló que platicó con los líderes criminales que operan en la región de Tierra Caliente y la zona de la Sierra, donde dominan La Familia Michoacana y el Cártel Jalisco.
Cuestionó que el Gobierno se niegue a dialogar con los grupos de la delincuencia para lograr la pacificación de Guerrero.
“El Gobierno tiene los recursos, tiene los medios y pueden dialogar con ellos (líderes de las agrupaciones) para que haya una tregua y haya paz, pero parece que nos han dejado solos”, criticó el Obispo.
Los otros tres obispos que, según la versión de González, dialogaron con otros grupos criminales son: Joel Ocampo, de la Diócesis de Ciudad Altamirano; Dagoberto Sosa, de la Diócesis de Tlapa, y el Arzobispo de Acapulco, Leopoldo González.
RSV