Guerrero.- Luego del portazo del miércoles en Palacio Nacional contra normalistas de Ayotzinapa que iban encapuchados para exigir una reunión con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el jueves en la noche un estudiante de la normal rural fue asesinado durante un enfrentamiento con policías estatales que intentaron revisar una camioneta con presunto reporte de robo en Chilpancingo. 

El secretario de Seguridad Pública de Guerrero, Rolando Solando Rivera, se apresuró durante la madrugada del viernes a descartar que la confrontación haya sido contra un movimiento social, político o institución, pues en los recientes días, grupos de normalistas han vandalizado edificios gubernamentales para exigir el esclarecimiento de la desaparición de los 43 normalistas, ocurrido en el sexenio de Enrique Peña Nieto y que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador usó políticamente durante su campaña para prometer que lo resolvería.

La noche del jueves, según la versión de la Fiscalía guerrerense, cuatro estudiantes se trasladaban en una camioneta con reporte de robo y cuando policías les solicitaron detenerse se negaron. 

Presuntamente, según el comunicado, los estudiantes recibieron a los policías a balazos. En ese momento, durante el confrontamiento, la policía mató a un estudiante e hirió a otro que fue reportado fuera de peligro. Sin embargo, los otros dos fueron liberados.

Incluso, el presidente Andrés Manuel López Obrador, que suele esperar para dar información sobre hechos de seguridad hasta el día siguiente en su mañanera, pidió que la Fiscalía General de la República atraiga el caso para esclarecer los hechos y castigar a los responsables, a pesar de respaldar la versión de la policía estatal.

“No queremos que nadie pierda la vida”, reiteró López Obrador, una frase que incluye a presuntos criminales y que tiene como base “abrazos, no balazos”, su estrategia de seguridad.

También se apresuró a deslindar la muerte del estudiante con lo ocurrido en Palacio Nacional el miércoles pasado cuando estudiantes encapuchados destruyeron una puerta del recinto donde vive el Presidente.

Reiteró que su gobierno no va a reprimir las protestas y no se actuará con violencia. “No somos represores”, indicó.

(Con información de El País y Reforma)

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