En lo que va de 2024 una sucesión de asesinatos y desapariciones de albañiles ha prendido alertas

Cancún, México.- Los albañiles ahora también son el objetivo. La delincuencia organizada tiene cautivos a los trabajadores de la construcción en Cancún como distribuidores en narcomenudeo, enlaces, halcones y, si se resisten, son ejecutados.

En lo que va de 2024 una sucesión de asesinatos y desapariciones de albañiles ha prendido alertas. Nueve albañiles han sido ejecutados por bandas de narcos y tres personas más fueron localizadas sin vida en una fosa ligada a grupos criminales que someten a los trabajadores de la construcción. Los cuerpos no han sido identificados.

En dos casos las ejecuciones y destazamientos fueron por no pagar una deuda de 4 mil pesos.

El pasado 8 de febrero la Fiscalía de Quintana Roo detuvo a una banda de ocho personas (6 adultos y 2 menores de edad) pertenecientes al grupo criminal “Los Bonfil”, como responsables del multihomicidio de cinco personas cuyos cuerpos fueron hallados al interior de un taxi.

El Ejido Alfredo V. Bonfil, ubicado en la mitad del camino del Aeropuerto Internacional de Cancún hacia la zona turística, es el punto neurálgico de la operación criminal.

El ejido de 5 mil 882 hectáreas distribuidas entre 210 ejidatarios y 32 asentamientos irregulares como El Pedregal, El Milagro, El Porvenir, La Chiapaneca y Tres Reyes, dejó atrás el proyecto de producción agropecuaria que hace 50 años pretendía dar de comer a Cancún y se convirtió en la madriguera principal de grupos criminales.

Se han encontrado cuerpos desmembrados en taxis; fosas que albergan restos destazados con machetes, sierras y cuchillos, cercanas a construcciones en curso; casas de seguridad con las huellas de violencia y datos de la esclavización de trabajadores obligados a consumir droga para aguantar jornadas extenuantes, y a la vez para servir como distribuidores de enervantes.

Entre los detenidos el 8 de febrero por ejecuciones estaban dos sinaloenses de 41 y 33 años de edad; dos campechanos de 31 y 29 años, un tabasqueño de 26 años y dos menores, uno de 17 años apodado “El Jabalí” originario de la CDMX y un niño de 13 años de Quintana Roo.

Bonfil es considerado por las autoridades estatales como “bastión de poder y refugio” de criminales. Con 20 mil habitantes, de los cuales 60 por ciento son inmigrantes, el ejido albergó al cártel de Leticia Lara Rodríguez, conocida como “Doña Lety” o “La 40”, de 56 años de edad, originaria de Amatitlán, Veracruz.

La mujer, una ex agente de la extinta Policía Judicial Federal (PJF), conformó el denominado “Cártel de Cancún”, en alianza con el Cártel de Sinaloa. En 2008, “Doña Lety” se escindió de los sinaloenses y fortaleció su propia agrupación, pero fue en el sexenio de Roberto Borge (2011-2016) que expandió su influencia en la entidad.

“Doña Lety” fue detenida el 9 de agosto de 2017 por elementos de la SEIDO y la Secretaría de Marina en Puebla; sin embargo, cinco años después (el 11 de noviembre de 2022) fue absuelta de las acusaciones de delitos contra la salud, delincuencia organizada y portación de arma de fuego.

El actual líder del Cártel, conocido ya como “Los Bonfileños”, es Daniel Hernández García, alias “El 60”; conforme reportes policiales estatales, esa organización disputa con “Los Pelones” y “Los Rayos” el control del narcomenudeo, la extorsión y trata de personas.

“Los Rayos” desataron desde junio pasado una violenta batalla por el control del territorio. Incluso asesinaron a dos custodios de la cárcel local en represalia por la detención de dos de sus integrantes.

En octubre pasado, los hermanos Hugo y Aníbal Cano Barradas, jefes de “Los Rayos”, fueron detenidos. Conforme registros oficiales, eso propició la disminución en 23 por ciento en el delito del robo de automóviles.

“Los Bonfileños” adheridos a “El 60” tomaron mayor relevancia tras la desarticulación de “Los Rayos”. El 29 de enero, dentro de un taxi, fueron abandonados cinco cuerpos de albañiles asesinados por sicarios de “Los Bonfileños”.

Los restos estaban revueltos y repartidos en 26 diferentes bolsas de basura negras, donde había un mensaje: “Sigan mandándome a más de estos perros, para seguírselos mandando descuartizados atte. “Grupo Terror Squad” (Escuadrón Terrorista)”.

La ejecución masiva fue un ajuste de cuentas con “Los Pelones”, grupo liderado por Ezequiel de la Rosa. El propósito era advertirles que no podían hacer actos de extorsión porque esa era una acción “exclusiva” de “Los Bonfileños”.

Y también a mineros

En las playas de El Patole, una región costera del Municipio de San Ignacio, Sinaloa, el Cártel de Sinaloa (CDS) hace hoyos, apila arena y usa agua de mar para combinarla con químicos en esas fosas para extraer oro de forma ilegal.

“Muchos pequeños mineros han tenido que dejar la actividad porque les cobran, los presionan, los amenazan o los sacan. Seguimos esperando que las autoridades pongan un alto a esto. Lo hemos denunciado de forma directa, ellos lo saben perfectamente bien”, dijo un representante minero que pidió anonimato.

En una de las denuncias documentada la Secretaría de la Defensa Nacional y hackeada por el colectivo Guacamaya se señala a Iván Ernesto Báez Martínez, ex alcalde de San Ignacio, como una de las autoridades que ha permitido esta situación en complicidad con un presunto líder del Cártel de Sinaloa en esa región en el sur del Estado.

JFF 

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