El cielo se oscureció, la temperatura descendió y los gritos de emoción resonaban.
Fue como una película vivir el eclipse solar total en Torreón, “capital” científica del eclipse solar.
“¡Ya casi! ¡Ya casi!”, se escuchaba minutos antes de que iniciara la totalidad del eclipse.
El Bosque Urbano, donde está el Planetarium, fue el mayor punto de concentración de esta Ciudad lagunense.
Y es que el Planetarium es la sede oficial de la NASA para transmitir este fenómeno que no volverá a pasar en México hasta el 2052.
“Fue una experiencia completamente extraordinaria. La energía que se vive, aparte de la convivencia con la familia. Dan ganas de seguir buscando eclipses en el mundo”, expresó Christian Quintana, un médico que viajó de la CDMX para ver el fenómeno.
“No lo puedo describir con palabras, lo tienen que vivir al menos una vez en la vida. Cuando vi el cielo se vivió como una película, como si fuera algo irreal”.
A las 12:16 horas se cumplió el pronóstico y con el cielo nublado, miles de personas vivieron y sintieron una experiencia única.
Rostros alegres se observaban por todos lados.
Coincidieron en que estos momentos jamás los olvidarán.
Personas que vivieron el eclipse de 1991 contaron que este fenómeno lo superó por mucho.
“Yo soy fan de la Luna y ver esto, se me puso la piel chinita“, dijo Odri Huertas, originaria de la CDMX.
“Valió la pena”, le decía una mujer sonriente a su familia.
Viven en Monclova plenitud oscuridad del eclipse
Con gritos, aplausos y “vivas” las cerca de 750 personas que se reunieron en la Loma de la Bartola, en Monclova, recibieron la oscuridad del eclipse.
Cerca de las 12:20 horas la luz disminuyó como al atardecer, al grado que la iluminación pública de la ciudad se encendió y cerca de las 12:25 horas llegó la oscuridad más intensa.
Las personas emocionadas aplaudieron, gritaron, festejaron y se maravillaron.
Junto con la oscuridad se encendieron las farolas de la ciudad y las del Mirador, incluida una especial, que iluminó de morado la cruz blanca que domina la plaza.
Durante unos minutos se disfrutó la oscuridad, aunque no fue total, era como si hubiera un lucero.
En el cielo se apreciaba un anillo luminoso en torno a un círculo oscuro.
En el horizonte del Valle de Monclova también se veía algo de luz, una luz parecida al amanecer.
Poco a poco la iluminación se intensificó y la gente despidió el punto central del eclipse.
Aunque iniciaba la fase final y a través de los lentes especiales se veía una delgada línea luminosa, una parte de los asistentes al Cerro de la Bartola comenzaron a retirarse, mientras que la mayoría se quedaba a apreciar el tránsito de la luna frente al sol.
El fenómeno se dio en un día con nublados de ligeros a medios que en ocasiones cubrían totalmente al sol, pero a los pocos segundos dejaban ver parcialmente el evento. Las nubes, al final, no obstruyeron el momento principal.
DMD