Por Elías Camhaji, de El País, para AM Guanajuato
Xóchitl Gálvez volvió a apelar a su versión más desparpajada, rebelde y auténtica para anunciar un ajuste en su estrategia de campaña, con la mira puesta en el segundo debate presidencial del próximo 28 de abril: “Voy a ser yo y si me quieren como soy, adelante”, declaró la candidata opositora en una charla en redes sociales sobre la publicación de Xingona, su biografía.
La aspirante de la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática, reconoció ante sus seguidores que se sintió “incómoda” durante el primer cara a cara de la contienda por la presidencia y sacó a relucir que persisten diferencias entre lo que ella quiere para su candidatura y lo que esperan las fuerzas políticas que la postularon.
“Nunca estuve cómoda, la verdad me sentí fingida”, dijo Gálvez, apartándose de los triunfalismos que predominaron en las tres candidaturas presidenciales la noche del debate.
La candidata habló de cómo su imagen personal ha sido puesta en la mira durante la campaña y de las inseguridades que eso le ha provocado. “He estado pensando ‘es que la gente no te quiere de huipil, porque una presidenta no puede traer huipil”, se sinceró. Gálvez habló de su decisión de usar un traje sastre blanco y no la ropa con la que se siente más cómoda, pero también de cómo ha sido criticada por su sobrepeso, por ejemplo. “He sido súper golpeada por mi sobrepeso, como si tener los dientes chuecos o los dientes derechos te hicieran más o menos”, señaló.
Durante las campañas se ha hablado mucho de la comunicación no verbal y de los mensajes visuales que envían los candidatos, como la decisión de vestirse de blanco al hacer promesas sobre la seguridad en sus spots de campaña. Sin embargo, el hecho de que dos mujeres sean las mejor posicionadas en la carrera por la presidencia, la opositora Gálvez y la oficialista Claudia Sheinbaum, ha exacerbado las críticas sobre la imagen de las principales contendientes.
“Si una mujer con huipil no le gusta a los mexicanos, lo lamento”.
La columnista Guadalupe Loaeza, por ejemplo, aseguró en una columna en Reforma que Sheinbaum sentía envidia de su rival porque tiene el pelo chino y no “muy lacio y con una muy buena caída”. La polémica sobre los comentarios, tildados de “racistas”, llegó hasta la conferencia mañanera de Andrés Manuel López Obrador.
“Muchos mexicanos me han dicho estos días: ‘sé tú’ y voy a ser yo”, adelantó Gálvez sobre los ajustes que planea para el próximo debate. La aspirante opositora ha batallado cuando le han pedido mostrar una versión más sobria y encorsetada, lejos de la imagen irreverente que la catapultó a la candidatura del frente opositor. Ivonne Melgar, la autora de Xingona, dijo en entrevista con EL PAÍS que Gálvez “ha vivido permanentemente la tensión entre lo que los partidos quieren y lo que ella busca”.
Las diferencias con los partidos
El último lastre partidista sobre las aspiraciones ha sido la polémica que rodea a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, exgobernador panista de Tamaulipas, que fue bajado de la contienda por decisión del Tribunal Electoral, al considerarlo prófugo de la justicia e impedir que llegue a la Cámara de Diputados por la vía plurinominal, sin necesidad de hacer campaña.
Gálvez prácticamente no se ha pronunciado sobre el golpe a las aspiraciones de Cabeza de Vaca y su equipo de campaña se ha concentrado en difundir los mensajes de sus últimos mítines. En cambio, fuera de los canales oficiales, la candidata ha afirmado que será más fiel a su estilo y a sus convicciones en la segunda mitad de la campaña rumbo a las elecciones del próximo 2 de junio.
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RSV