Ciudad de México.- Las peticiones de apoyo nunca llegaron a Chilpancingo.
No obstante la secuencia de asesinatos de funcionarios de la Capital de Guerrero y de que el Alcalde aliancista Alejandro Arcos buscó a la Gobernadora morenista Evelyn Salgado para solicitar ayuda, no hubo ningún reforzamiento de la seguridad para el municipio.
El edil fue asesinado y decapitado el pasado domingo presuntamente por miembros del crimen organizado que le exigían intervenir en el gobierno municipal.
Pero Arcos también fue abandonado por los partidos que lo postularon (PRD-PRI-PAN) cuando ya se encontraba bajo las presiones de los grupos criminales de “Los Tlacos” y “Los Ardillos”, que se disputan el control de la capital y varias zonas de la entidad.
“Lo dejaron solo”, dijo un político allegado al funcionario ejecutado.
La causa de su ejecución, detallaron fuentes consultadas, habría sido el incumplimiento de acuerdos con alguno de estos grupos. Ambos se pelean el control de las extorsiones y el tráfico de drogas.
El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, aseguró ayer que Arcos nunca solicitó la protección de la Guardia Nacional.
“No hay ninguna solicitud. Las solicitudes llegan a la Secretaría y se turnan a las áreas correspondientes”, justificó, y confirmó que, el mismo día de su ejecución, el alcalde se trasladó solo, sin escolta y sin chofer, rumbo a Petaquillas, una comunidad controlada por el grupo de “Los Ardillos” y ahí fue ejecutado y decapitado.
“Iba sólo, no iba acompañado y sabemos que iba a una reunión”, dijo Harfuch sin dar detalles.
Sin embargo, antes de su ejecución antecedieron otros dos asesinatos de colaboradores. El viernes 27 de septiembre fue ejecutado Ulises Hernández, capitán del Ejército y quien sería el secretario de seguridad municipal y el jueves 3 de octubre asesinaron a Francisco Gonzalo Tapia, secretario del ayuntamiento, ante lo cual el alcalde Arcos había hecho una solicitud pública de apoyo a la Gobernadora.
“No me contesta el teléfono”, decía a allegados, según confió a REFORMA un político cercano al edil.
Además de que en las mesas de seguridad tanto estatal como federal, que se realizan al amanecer, fueron conocidos los homicidios y no se registró alguna reacción inmediata ni del gobierno estatal ni federal de reforzamiento en Chilpancingo.
Salgado solo difundió un mensaje el domingo donde condenó el crimen y prometió investigarlo. Desde entonces no ha tenido apariciones públicas en Chilpancingo ni ha informado de la indagatoria.
Apenas pasó el sepelio del político y ya iniciaron las pugnas por sucederlo.
El suplente en el cargo, Gustavo Alarcón Herrera, un veterano político priista, dijo ayer que relevará a Arcos. Hijo de Saúl Alarcón, alcalde de Chilpancingo (2002-2005) y médico de profesión, Alarcón Herrera es parte del grupo político del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, destituido tras la matanza de Aguas Blancas en 1995 aunque mantiene influencia política.
Desde el domingo pasado, el médico Alarcón Herrera cuenta con seguridad. “El domingo alrededor de las 8 de la noche llegaron a mi consultorio los agentes y me dijeron que me iban a cuidar. No sabía nada de lo que le había sucedido a Alejandro (Arcos)”, contó a Reforma.
La indignación por el asesinato del alcalde Arcos se ha extendido en la capital. Mañana jueves está convocada una manifestación para exigir castigo a culpables. Su esposa Sandra Solís participará en la protesta.
HLL