Las trece máquinas más salvajes y poderosas se reúnen en León.

A partir del jueves y por novena ocasión desde 2004, los caminos de Guanajuato reciben a los autos del Campeonato Mundial de Rally. Se verá así una guerra entre las tecnologías de Alemania, Estados Unidos, Francia, Inglaterra y hasta Japón.

La novedad para esta temporada en el WRC es el Volkswagen Polo, que ya tomó su lugar en la historia, al lograr podium en su debut mundialista (Montecarlo) y el triunfo en Suecia.

Los ingenieros alemanes apuestan todo por ese coche. Lo han preparado al extremo, aprovechando una visita a León al final de 2012, y aunque debutarán en una competencia de tierra, su tecnologia obliga a ponerlos entre los favoritos al triunfo mexicano.

Enfrente, los constructores del francés Citroën DS3 ostentan uno de los más grandes dominios que ha existido el WRC, tras acompañar los nueve títulos seguidos del galo Sebastien Loeb, además seis veces ganador en México.

En contra de los motores estará la altura del Bajío. Los casi 2,000 metros sobre el nivel del mar golpean directo la potencia de los autos, que aceleran un 20% menos a cómo lo harían en competencias costeras. Además, los vehículos son preparados para soportar temperaturas de hasta 40 grados en la sierra guanajuatense.

En esta batalla, el Citroën DS3, el Ford Fiesta RS WRC, fabricado en Estados Unidos pero preparado en Inglaterra, y el Mini John Cooper Works, parecen tener ventaja sobre el Polo, pues aquí son visitantes frecuentes.

Además, varias escuderías privadas invertirán decenas de miles de dólares para al menos ganar un rally, como la comandada por el mexicano Benito Guerra, ahora el volante de un Citroen del Mundial.

Otro invitado, aunque no en la categoría estelar, es el japonés Mitsubishi EVO, el más poderoso y tradicional en divisiones menores. En un modelo como ese, el mexicano Ricardo Triviño tratará de festejar en casa.

Misma cara, otro corazón

Aunque los autos del Campeonato Mundial de Rally se basan en los modelos que cualquiera puede comprar en una agencia, en realidad se trata de máquinas perfectamente preparadas, y muchas veces modificadas para la alta competencia.

Por ejemplo, los coches del Rally tienen tanques de gasolina de hasta 80 litros, mientras que los vehículos de calle rondan los 50 litros y ni qué decir de las velocidades, pues el Ford Fiesta WRC, por ejemplo, alcanza los 220 kilómetros por hora en terracería.

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