Huesos de las carnicerías, vísceras de miles de pollos del rastro de aves, cárnicos del rastro municipal, así como una gran cantidad de productos orgánicos son reciclados para la elaboración de croquetas para perros y gatos.

Los desechos son aprovechados para la elaboración de harina para las croquetas.

En la colonia Campo Verde, Gustavo González Ayala tiene una empresa procesadora para la elaboración de croquetas para perros.

Señaló que ahí todo se aprovecha, desde los huesos que desechan los carniceros de los rastros, que meten a una trituradora, para luego pasarlos a una gigantesca olla para cocinarlos a altas temperaturas.

La pasta amarillenta que resulta pasa por un proceso de deshidratación.

Al final sale una harina amarilla de la cual se elaboran las croquetas.

González Ayala apuntó que el proceso no es contaminante y lo que se recicla es materia orgánica.

“Se aprovecha para alimento de los perros”, explicó.

Hay que evitar enfermedades

El director del rastro de aves de León, Oscar Ramos Rodríguez, manifestó que las vísceras de los pollos y la sangre de los animales también se utilizan para la elaboración de alimentos para otros animales, como son cerdos, pollos, bovinos.

Sin embargo, alertó que en este deben pasar por un proceso de cocción a muy alta temperatura para matar los virus y con ello evitar enfermedades en los animales, como puede ser la gripe aviar.

Señaló que en el caso de las croquetas para perro se utilizan huesos, pulmones, vísceras, animales decomisados en los rastros, pero deben también pasar por un escrupuloso proceso.

“Las vísceras de los pollos y la sangre se le venden a un porcicultor para la elaboración de harina para cerdo”, aseguró.

Ramos Rodríguez subrayó que en algunas empresas procesadoras de alimentos agregan a las harinas minerales y vitaminas, pero que la calidad de croquetas y alimentos dependen hasta del precio.

Las plumas las utilizan para la elaboración de pinturas, las confinan y tienen convenio con la fábrica de pintura de la localidad.

Sin embargo también utilizan el excremento de las gallinas para alimentar a los bovinos, aunque se corre el riesgo de que si no se tiene un control adecuado los animales quedan ciegos.

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