Aunque el domingo se registró un incendio en el inmueble, a las antiguas instalaciones de la Escuela Secundaria Urbana Federal “Francisco Villa” puede entrar cualquier persona, no hay vigilancia y las puertas están abiertas.
Incluso, el secretario de Educación del estado, Eusebio Vega, y el delegado de la Región V Este, José Laguna, coincidieron en que no está definido qué harán con el inmueble, aunque el segundo señaló que lo pedirán para oficinas.
Después de que se registrara el incendio los vecinos a la construcción abandonada temen que ocurra otro incidente de este tipo.
A decir de los habitantes de la colonia Alfredo Vladimir Bonfil, con el paso del tiempo el lugar se ha ido deteriorando, y aunque las autoridades tienen conocimiento de las condiciones en que se encuentra, hasta el momento no acuden a limpiar la zona.
“Como siempre debe pasar algo para que actúen las autoridades. Ahora a ver cuánto tiempo se tardan en limpiar para evitar otro incendio o algo peor. Los que vivimos atrás de lo que era la secundaria después de esto ya no se puede dormir tranquilos”.
“Lo bueno que se prendió sobre la avenida pero si las llamas llegan hasta la parte donde empiezan las casas, quién sabe en qué hubiera parado porque la hierba en la parte de atrás está muy crecida”, dijo Rosa Sánchez.
Los colonos solicitarán por medio de un escrito a las autoridades que se mantengan limpios los alrededores, que contraten a un vigilante o aseguren las bardas perimetrales y los accesos sobre la avenida Irrigación.
“Vamos a juntar firmas o por medio de un escrito dirigido al Alcalde exigiremos que se resuelva la situación de esto. No queremos que al final sólo se avienten la bolita y quede en promesas”, señaló otra vecina.
Esto con la finalidad de evitar otra emergencia y que indigentes invadan el edificio.
“Si ya sabían que iban a cambiar la escuela de lugar por qué no decidieron lo que se iba a hacer con el terreno. Los más afectados somos los que vivimos aquí cerca porque al rato hasta en un basurero se puede convertir”, dijo una ama de casa.
En un recorrido por las aulas y los patios de lo que queda de “La Pancho”, la puerta de la entrada principal estaba abierta y sin nadie quien vigile.
En los salones los vidrios rotos, la basura, latas de bebidas embriagantes, las paredes llenas de graffiti, botes de aerosol, hojas de cuaderno, pupitres en mal estado y hasta la funda de una guitarra forman parte del paisaje de este inmueble.
En el taller donde se originó el incendio todavía salía humo por el techo y de algunas bancas que el fuego no alcanzó a consumir.