En el Rally Campus, entre los cientos de aficionados leoneses que desfilan frente a los autos del Mundial, pocos extrañan a Sebastien Loeb y a Petter Solberg.

Ninguno de ellos corre la tercera etapa del Mundial, aunque aún hay quien pregunta por ellos en la sesión de autógrafos que corta la jornada del jueves, entre el tramo de calificación y la arrancada en Guanajuato.

“Yo pensé que (Loeb) sí venía, hasta traigo una foto de él”, confiesa un sonriente Leonardo Sánchez, de 16 años y quien rápido, con un casi imperceptible movimiento de manos en su mochila, cambia su foto de Loeb por una de Jari-Matti Latvala.

El finlandés no necesita presentación ante los fanáticos. De hecho, es asediado por decenas. Le piden firmas en pósters, playeras y hasta en un coche de juguete, que quizá el pequeño dueño nunca vuelva a usar, por aquello de borrarle la preciada firma al fanático papá.

Sólo Sebastien Ogier, coequipero de Latvala, le compite en atención. Para él, casi todas las solicitudes son femeninas y el francés sonríe, aunque a cada momento voltea para revisar la preparación de su Volkswagen Polo.

En cambio, al estadounidense Ken Block poco parece importarle el coche en el que acaba de correr el tramo de calificación. Pasa más tiempo sonriendo y haciendo muecas, además de que sus edecanes, a unos metros, le roban atención a los pilotos que aún muchos desconocen.

Finalmente, el mexicano Benito Guerra se multiplica. Con una mano firma postales, con la otra abraza fanáticos; su rostro se divide: la mitad del tiempo sonríe a las fotos y en la otra mitad le sirve para dar entrevistas.

Es su rally y lo sabe, lo disfruta y confía en que en un año, quizá en menos, sus autógrafos serán los más preciados.

Y mientras tanto, pocos, casi nadie, se acuerda de Loeb.

Prometen show

En el Rally México 2013, las estrategias son tan variadas como las nacionalidades.

Sébastien Ogier, el favorito y por ahora primer piloto de Volkswagen, trata de ser mesurado. “Venimos a México a ganar, pero sin creer que aquí se termina el Campeonato”, dice ya en una jornada competitiva del evento.

Chris Atkinson, de los de menos reflectores en la competencia, tampoco arriesga mucho en la conferencia de prensa previa al arranque. Recuerda la preparación del equipo, con un Citroën, en Portugal y su experiencia en México, con Subaru y Ford, aunque nunca ha corrido aquí con un DS3.

Triviño sólo quiere atacar

Ricardo Triviño muestra su estrategia sin pena: atacar, atacar y atacar.

Con la meta puesta en el Campeonato Mundial de WRC 2, el mexicano quiere que México marque su despegue en el serial. “Sólo pienso en ser agresivo y en atacar desde el inicio del rally, sobre todo cuando estemos en la tierra y pueda sacar la ventaja que necesito”, dice el piloto que estará al mando de Mitsubishi Lancer Evo X.

El peruano Nicolás Fuchs es su principal rival dentro de la categoría y también promete espectáculo, aunque Triviño no se achica. “Si me pongo a darle atención a lo que estén haciendo otros pilotos en el rally, me voy a distraer y puedo perder el ritmo. Sólo tengo atención para lo que yo haga”, aclara.

Además, correr en la competencia de su país, esa que conoce tan bien desde hace una década, multiplica el compromiso por sumar. “Sé que estoy en casa y que si no aprieto en este Rally, ¿entonces en dónde?

Bien para empezar

Benito Guerra marcó el undécimo mejor tiempo en la calificación del Rally México, con 12.2 segundos más que Mikko Hirvonen, el líder del tramo, y con mejor marca que dos de los otros pilotos estelares de este Mundial.

“Es una buena posición, para empezar”, dice el mexiquense, quien se estrena como piloto de un auto de Campeonato Mundial y cuida al máximo el Citroën DS3 que puede acompañarlo en el resto de la campaña, siempre y cuando termine sonriendo en este fin de semana.

“Digamos que el quedar en el (lugar) 11 no está tan fuera de lo que habíamos pensado como equipo”, añade aún empolvado. Para él, hoy lo más importante es acelerar la adaptación al coche.

“Me siento bien en este auto, sé que es muy potente y que, si creo que puedo correr al mismo ritmo que los demás, sabiendo de toda la experiencia que tienen.

“Tengo que correr a mi ritmo, siendo agresivo tanto como lo sienta con el coche, y pensar que puedo mejorar, pero ya me subí al coche, ya tuve mejor tiempo que dos pilotos y de ahí partimos”, concluye, junto a su coche en el parque de servicio.

Detrás de él quedaron Martin Prokop y Michal Kosciuszko, ambos de Mini. Así, hoy, ya en los tramos de tierra, Guerra saldrá en tercer orden.

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