Faltaba menos de una hora para que las 54 debutantes de la edición XVIII del Cotillón saltaran a la pista a bailar el vals, pero tuvieron tiempo para calmar los nervios en el bakstage.
La carpa instalada donde las quinceañeras se reunieron con sus chambelanes estaba llena, no sólo las cámaras de los medios asediaron a los chicos, pues mamás y papás no perdieron oportunidad para capturar algunas tomas y llevarse el recuerdo de ese momento.
Detalles de arreglo, vestuario, peinados y hasta uno que otro incidente tuvo solución previo al evento.
El gran momento se pactó a las 11, así que unos minutos antes, meseros abordaron el lugar con copas de vino blanco.
También arribaron Arturo Villaseñor y Vero de Villaseñor así como el coreógrafo cubano Orlando Castro, quien trabajó con ellas y quien además era el cumpleañero de la noche.
Entre porras y ‘Las Mañanitas’, Orlando fue víctima de un “sandwich humano” por los chambelanes y las cotillonas quienes dijeron trabajaron muy bien con él.
Con copa en mano Arturo dirigió unas palabras donde agradeció la atención, la espera, el nervio, y les pidió a todos disfrutaran del baile y la experiencia única de la presentación a la sociedad, y exhortó a los chambelanes a agradecer que hayan sido elegidos como pareja para esta edición.
Orlando motivó a las niñas a dejar los nervios para que las melodías salieran a la perfección, y sobre todo que tuvieran la oportunidad de disfrutarlo.
En parejas, grupitos y hasta individualmente levantaron la copa y lanzaron un grito por que la noche había llegado.
¡Cotillonas, cotillonas, cotillonas! Fueron las porras que ellas mismas comenzaron, para encontrarse luego del brindis con sus papás y comenzar con su inolvidable baile.

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