Sucede que de repente hay que correr, todos alrededor lo hacen, sucede que pararse no es opción, al menos unos metros.
Se escuchó la cuenta regresiva, mil 021 voces contaban de 10 a 1, luego de un trueno, parecía un cañón, todos empezaron a correr, corrían por gusto, por ganas, por probarse a sí mismos que podían correr, también corrían por la experiencia de dejar sus pasos por la 12 Región Militar, la que abrió sus puertas a los civiles.
Desde hace tres años se organiza la carrera nacional “La Gran Fuerza de México”, se trata más que de rapidez de resistencia, pueden participar desde niños hasta adultos, civiles y militares, hay dos ramas, de 5 ó 10 kilómetros, en ambas están las categorías Infantil, Juvenil y Master, Femenina y Masculina, aunque en realidad en la misma pista corren todos mezclados.
En su mayoría los que participan tienen experiencia corriendo, ya sea que entrenen diariamente o que sea un pasatiempo regular, porque 5 kilómetros no los recorre cualquiera, se necesita tener la determinación y el gusto por hacerlo, eso se nota en los cuerpos atléticos, piernas fuertes, musculosas y marcadas.
La carrera es diversa, están los que fueron para ganar, los que fueron para demostrar algo a otros, los que fueron para demostrarse a sí mismos que podían y los que fueron para disfrutar, los que trotan y dejan flotar a sus pies un poco, esos se notan porque llevan sus audífonos, escuchan música y gozan de la experiencia del verde por todos lados, de los campos de entrenamiento, de la disciplina militar que se nota en la perfección de la organización.
Ximena González Rivera tiene 12 años, lleva la mitad de su vida corriendo, ella mantuvo un paso firme y veloz, sus piernas que aún se notan de niña se van tonificando, sus músculos se marcan cada vez que pisa, pertenece al grupo “Guepardos”, por lo general es corredora de 600 a 800 metros, se llevó el primer lugar, recibió sonriente su trofeo.
Para llegar a la cinta tricolor que es privilegio de ganadores romper, ella tuvo que pasar de largo por los centros de chequeo de signos vitales, porque en la organización se cuidó cada detalle, la puntualidad militar, la perfección casi robótica, la que hizo que hubiera ambulancias dispuestas ante cualquier contingencia.
Durante la carrera también se tuvo la experiencia de ver a los militares en su otra faceta, llevando orgullosos a sus hijas del brazo, adolescentes que le sonreían al hombre de verde que las presentaba, porque ellos son hombres de familia, quienes llaman a sus hijas “mamita”, “princesa” y les tapan cariñosamente los ojos para que no les entre la tierra que se levanta con el aire.
Estuvieron los que vencen a diario sus limitantes ejerciendo libremente la equidad.
Corren cientos en justa militar
Participan en evento deportivo mil 021 corredores llevado a
cabo en las instalaciones de la 12 Región Militar de la Sedena