El arzobispo José Guadalupe Martín Rábago dijo adiós ayer a su casa por 17 años, la Arquidiócesis de León.
Se le cortó la voz al dar su mensaje de agradecimiento a sacerdotes, religiosos, y laicos.
“Una palabra muy especial para agradecer el trabajo, el afecto filial y fraterno a todos mis queridos sacerdotes”, dijo antes de que se le hiciera un nudo en la garganta e interrumpiera su mensaje, para recibir una espontánea ovación de los más dos mil fieles católicos que estuvieron presentes en la misa.
Luego con los ojos llorosos continuó su mensaje de agradecimiento.
“Ustedes han sobrellevado conmigo, muy de cerca, el peso del día y del calor; ustedes se han fatigado echando una y otra vez la redes; se han animado a salir a pescar en aguas profundas, se han confiado y han tenido la valentía de ensayar caminos pastorales nuevos, seguros de que es el Señor quien los conducía por su Espíritu.
¡Los abrazo a todos!, y ruego al Señor para que los mantenga siempre fieles”, dijo Monseñor visiblemente conmovido.
Exhortó a los sacerdotes a mantenerse firmes en el Señor y también dirigió su mensaje a su obispo auxiliar Juan Frausto Pallares.
“A monseñor Juan Frausto, obispo auxiliar, gracias por haber metido el hombro para auxiliarme como el primer colaborador en la nada fácil tarea de conducir esta barca de la Iglesia Diocesana. Monseñor, que Dios te siga dando fuerza para recorrer el tramo del camino que todavía te toca caminar”, dijo el Arzobispo.
Luego apuntó que al concluir su misión en León, le vino a la mente la despedida con la que el Papa Juan Pablo II se dirigió por última vez al pueblo mexicano.
“En ese mismo espíritu mi agradecimiento final a todos ustedes, mi familia espiritual. Dios te bendiga, Diócesis de León, por tus nobles orígenes mestizos.
“Por haber sido destinada a dar testimonio valeroso de tu fe en Cristo, Rey del Universo. Que aceptaste tu convocación cristiana con decisión y la has mantenido hasta el derramamiento de tus hijos mártires”.
Monseñor terminó su mensaje diciendo: “Dios te bendiga proporcionándote un futuro en el que no falte el pan en los hogares, la convivencia pacífica y civilizada entre los sectores sociales y la solícita preocupación por los más pobres y necesitados.
“Dios te bendiga y te muestre tu rostro y te conduzca al encuentro definitivo hasta el abrazo en que encontrarás el descanso de largo peregrinar por el camino de la fe, amén”.
El Arzobispo ahora emérito, recibió una ovación al término de la homilía, lo mismo que el dar la bendición final.
La misa empezó a las 12 de la tarde, José Guadalupe Martín Rábago estuvo acompañado por el obispo auxiliar Juan Frausto Pallares, por el vicario Carlos Muñoz Hernández y más de 200 sacerdotes y religiosos.
Participó de la celebración, llevada a cabo en el templo Expiatorio, el gobernador Miguel Márquez Márquez, a quien le dirigió unas palabras.
“Gracias a las autoridades civiles, representadas por el Gobernador, pero agradezco tanto a las autoridades estatales como municipales a quienes he conocido a lo largo de mi labor pastoral en este estado de Guanajuato.
“Nos hemos relacionado buscando el bien de la comunidad, respetando nuestras diferentes competencias y aceptando nuestra complementariedad en el servicio”.
Monseñor expresó palabras de gratitud a campesinos, obreros, empresarios, políticos, a los medios de comunicación.
“Agradezco a todo este pueblo creyente y tan extraordinario que me ha arropado con su afecto y que me ha aceptado como soy y perdonando también mis limitaciones”, añadió.
También envío un afectuoso agradecimiento a todas las personas que han participado en los trabajos pastorales en las parroquias de la Diócesis, así como agrupaciones y movimientos apostólicos “porque han comprendido su legítimo protagonismo dentro de la Iglesia”.
Agradeció también al pueblo de León, a los seminaristas “por ofrecer su vida juvenil al servicio de la Iglesia”, a religiosos y religiosas que “con su labor callada y humilde es la presencia de la Iglesia en la realización de las obras de misericordia en las obras del Señor para los pobres y necesitados”.
Refiriéndose a su ministerio episcopal dijo que Cristo ha querido a través de su persona para actualizar el sacerdocio.
“Él ha querido hacerme signo suyo, ha puesto sus palabras en mis labios, ha colocado en mis manos su vida para ofrecerla y celebrarla en el sacramento de la Eucaristía en beneficio del pueblo que generosamente se me confió”.
También dio su agradecimiento filial a la Virgen de la Luz, “porque con su intercesión y ejemplo pude yo mantenerme fiel en el desempeño de las tareas para las cuales fui ungido y consagrado”.
Llenan Expiatorio
Las bancas y los pasillos del templo Expiatorio resultaron insuficientes para dar cabida a más de dos mil feligreses que despidieron a su pastor.
Ahí tuvieron cabida funcionarios estatales y municipales con niños, religiosas y ancianos. Estuvo el gobernador Miguel Márquez sentado con los empresarios Elías Villegas y Jesús Vázquez, flanqueados por Miguel Salim y su esposa Gemile Abugaber, presidenta de Cáritas.
Fueron tantos los que quisieron despedirse del Arzobispo que a la hora de la comunión no alcanzaron las hostias.
Pese al calor intenso que se sintió dentro del templo, no flaqueó ninguno de los fieles que desde el 18 de octubre de 1995 han acompañado a monseñor José Guadalupe Martín Rábago en su ministerio.
Algunas religiosas intentaban cubrir sus lágrimas, sobre todo cuando al Arzobispo se le quebró la voz al recordar a los fieles que lo acompañaron cada domingo en misa y a sus sacerdotes. Una joven lo miró, bajó el rostro y comenzó a llorar.
La despedida de Martín Rábago fue por demás emotiva y nostálgica. Nadie quería que se fuera, cuando terminó la misa los asistentes no dejaron un minuto solo a su pastor.