Entre estallido de cohetes, porras y ovaciones, seminaristas de la Diócesis de León despidieron al Arzobispo emérito José Guadalupe Martín Rábago la tarde de ayer.
“Pensé que había llegado a un pueblo pero no es así, estoy en el seminario”, dijo a los seminaristas.
El lunes en el templo Expiatorio el Arzobispo anunció en la homilía que celebraría una misa para despedirse de los niños y jóvenes del seminario de San Felipe, así como del seminario menor y mayor de León.
“El fin de su mandato no es el fin de un gran afecto, gracias por dedicarse con entusiasmo y alegría a este seminario que lo vio nacer desde su construcción”, le dijo uno de los seminaristas.
En los 17 años al frente de la Arquidiócesis monseñor Martín Rábago estuvo al pendiente de las vocaciones sacerdotales, por lo que el principal reto en su labor pastoral fue la construcción de un nuevo seminario, que respondiera a los tiempos actuales.
Así fue como se construyó un nuevo seminario en la comunidad Santa Rosa Plan de Ayala, que fue bendecido por el entonces nuncio apostólico en México Leonardo Sandri, el 7 de octubre de 2000.
Ayer los seminaristas ofrecieron plegarias por el Arzobispo y pidieron bendiciones en su nueva etapa.
Monseñor les recordó que el seminario es el centro de la vida cristiana y exhortó a celebrar la misa de acción de gracias con mucha devoción y agradecimiento.
“Porque el Señor ha hecho en esta Diócesis, a través de mi ministerio, de tantas personas, como sacerdotes, aportar para la construcción de este seminario”, subrayó.
La primera piedra del edificio se puso en marzo de 1998 y en el 2000 lo estrenaron los alumnos.
Dice Arzobispo emérito adiós entre porras
Seminaristas de la Diócesis de León despidieron a Monseñor José Guadalupe Martín Rábago la tarde de ayer.