Preguntado sobre la conveniencia de un posible nuevo cruce con el Real Madrid por los Cuartos de final de la Liga de Campeones, Andrés Iniesta torció el gesto, arqueando las cejas y esbozando una media sonrisa que acabó en ligero suspiro.
“Ufff después de los dos últimos partidos, no sé. Todos los rivales son difíciles. Esperaremos el sorteo”, zanjó la noche del martes el mediocampista del Barcelona, recién duchado tras la remontada culminada ante el Milán en Octavos, cuando el equipo azulgrana anuló el adverso 2-0 de la ida en Italia con una impoluta goleada de 4-0.
Fue la primera gesta de ese tipo para una generación que ha marcado época en la historia del futbol con tres Champions conquistadas desde 2006 y que encabezan iconos como Iniesta y Lionel Messi, autor de los dos primeros goles en el Camp Nou.
El astro argentino respondió al reto en una noche mágica para los azulgranas, que ahora esperan alargar las buenas sensaciones en los Cuartos de final, una vez encarrilada la liga española a su favor con 13 puntos de ventaja sobre el Madrid cuando restan 11 fechas para la conclusión.
La sobreexcitación previa al partido, afrontado tras 20 días de sinsabores -primero ante el Milán, luego en derrotas sucesivas contra el Madrid en liga y Copa del Rey- evocaron disgustos anteriores en la máxima competición continental y generaron dudas.
Incluso Messi, quien evidenció un sensible bajón de juego en el Estadio San Siro así como en ambos “clásicos”, vio puesta en entredicho su aura de intocable.
“Lo veo triste y cabizbajo”, delató el lateral Dani Alves en una entrevista al periódico El Mundo, al tiempo que denunció que “el equipo ha perdido el hambre, ya no presiona como antes”.
La vuelta de Cuartos se antojaba pues, una seria amenaza a su reinado por lo que podía venir tras la derrota: el desencanto de la hinchada tras dos reveses consecutivos en el torneo y en calidad de local, el aburrimiento por el adiós en la Copa y el tranquilo discurrir en la liga, y el psicoanálisis exhaustivo y búsqueda de soluciones en el mercado de cara a la siguiente campaña; quizás con un fichaje de altura, capaz de competir con Messi en el vestuario.
Pero cinco minutos bastaron a “La Pulga” para inaugurar el marcador.
“Dije lo de que estaba triste con hipocresía, para pincharle. Leo es muy peleón, y seguro que el miércoles estará contento y feliz con sus goles”, bromeó tras el triunfo Alves, reconociendo que “cuatro Balones de Oro son bastante crédito”.
“Después del 5-0 al Madrid (en 2010) creo que fue nuestro mejor partido. No tenemos que callar bocas. Lo hacemos por nosotros. Cuando se afronte una remontada en el futuro, pondrán nuestro partido. Lo necesitábamos”, se sinceró el día después Busquets.
Andrés Iniesta subrayó, tras el pase que “más allá del resultado, me quedo con las sensaciones. Recuperamos nuestras señas de identidad”.

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