Los aplausos rompieron el silencio de la que fue la última visita de Antonio González Juárez, pintor irapuatense al Museo de la Ciudad, recinto donde el ataúd que lo guardaba fue custodiado por sus seres queridos.
En la vieja casona se quedan muchas de sus obras, pero también se quedó el vacío que se sintió cuando su cuerpo salió acompañado de amigos, compañeros de arte y familiares.
“Estuvimos con él hasta el final, fue un infarto al corazón lo que se lo llevó, algo rápido, estuvo enfermo días antes, ya tenía ocho días con enfisema pulmonar que fue con lo que empezó, estuvo internado y le dio el infarto a los dos días”, compartió su esposa, Estela Sandoval López.
Después de 42 años de compartir la vida juntos, viviendo en unión libre, la ahora viuda de González, contemplaba a la gente que aplaudía y lloraba al mismo tiempo la partida del artista.
“Todo el tiempo que yo viví con él estuve detrás de sus caballetes, nosotros anduvimos con él siempre, pintaba en la casa y, antes de que viviéramos juntos, tuvo varios estudios, pero siempre estuvimos juntos, todo lo vivimos juntos”, recordó.
Para Sandoval López, de 62 años, el tiempo irá demostrando la calidad y la belleza de las creaciones de González Juárez.
“Irapuato dio a un pintor en toda la extensión en la palabra, tan grande que el tiempo lo va a decir, va a dar muestra de su obra y de su trabajo en el arte de Irapuato”, comentó.
El cuerpo del pintor llegó al Museo de la Ciudad para estar desde las 12 de la tarde, durante media hora ante sus seres queridos y quienes conocieron la noticia, pues la muerte del artista llegó desde las 6:45 de la tarde del lunes.
“Para nosotros es una satisfacción muy grande que reconozcan, que aparte de ser una gran persona fue un gran pintor, en toda la extensión de la palabra, para mí, y a lo mejor no nada más para mí, sino que su obra habla por sí sola”, dijo.
La esposa de Antonio González señaló que se realizará un novenario, aunque todavía no conoce el lugar donde se llevará a cabo, para que la gente que seguía al artista pudiera acompañarlo.
“Estamos pensando hacer un novenario en Las Criptas o en el Santuario del Centro, por el traslado de la gente, pasado mañana (mañana) empezarían los novenarios, sino pensamos poner una esquela para invitar a la gente”, señaló.
Mientras los aplausos de los presentes hacen sonreír a la ahora viuda de González, recordó lo que el pintor dio a la historia del arte, recordando el mural del Salón Juárez, en Presidencia.
“A Irapuato le dejó obra taurina, muchas pinturas que más delante vamos a tratar de exponerla, como una retrospectiva que desde hace un tiempo se quería hacer, para que la gente vea lo que le dio a la ciudad que lo vio nacer”, dijo su compañera de vida.
La sepultura del cuerpo del reconocido pintor se llevará a cabo en el cementerio Gayosso, para iniciar los novenarios mañana, preparándose una exposición de las obras que el artista dejó desde los 14 años de vida, cuando comenzó a pintar, según comentó en entrevistas pasadas a A.M.
Atala Solorio Abreu, directora del Instituto Municipal de Cultura, contó la manera en cómo se enteró de la noticia, sin dar crédito de lo que sucedía.
“Amanecimos con una noticia que nos cimbró, al principio ni lo creíamos, tuvimos la fortuna de verlo hace poco, con la misma actitud, entonces nos sorprendió amanecer con a noticia, es una gran pena”, opinó.
La titular del IMC recibió la noticia primero por las redes sociales, donde ya se comentaba el deceso del pintor, por lo que tuvo que corroborar la información.
“Empezaron algunos rumores por redes sociales, pero esa información siempre hay que corroborarla, cuando lo confirmamos empezamos a arreglar para hacerle un homenaje en el Museo de la Ciudad”, mencionó.
Sixto Zetina Soto, alcalde de Irapuato, fue uno de los personajes que hicieron guardia al lado del ataúd, antes de que saliera de la vieja casona ubicada en la calle Allende de la Zona Centro.
“Vinieron muchas personas a hacerle guardia, incluso el Presidente Municipal, porque es una gran pérdida para la plástica irapuatense, nacional también porque es un referente, lo vamos a recordar con mucho cariño”, dijo Solorio Abreu.
Salvador Almaraz y otros pintores estuvieron presentes en la despedida al artista conocido como “El Charro”, por su pasión por este arte tradicional, igual que por la fiesta taurina y, claro, la pintura de estas aficiones que tenía desde joven.
La exposición de su obra era algo que ya se tenía previsto, como señaló tanto su esposa como Solorio Abreu, y que ahora tendrá que hacerse después de la pérdida del también muralista.
“Su familia dice que tiene poca obra, porque ya la vendía, entonces mucha obra la tienen los coleccionistas, vamos a hacer una convocatoria para que, los que todavía no conocían su obra, que de seguro son pocos, la conozcan”, informó.
Luego de media hora, el ataúd que se encontraba detrás de un autorretrato del irapuatense, salió con aplausos y flores coronándolo, para dirigirse a su lugar de descanso.
“Esta es su casa (Museo), por eso lo recibimos aquí, porque el Municipio tiene obra del maestro, tenemos el mural en el salón Juárez, que es el más representativo, donde muestra su tendencia”, finalizó.
AL DETALLE
Pintor irapuatense
Nació en el año de 1927
De niño, utilizaba su cuaderno para hacer sus primeros dibujos
A los 14 años se fue a la Ciudad de México, donde comenzó a pintar
El auge de su pintura fue a mitad de los años 90’s
En 1972 participó en el Festival Cervantino en Guanajuato, capital
En 2012 le fue otorgado el Vasco de Quiroga
OBITUARIO
ANTONIO GONZÁLEZJUÁREZ
Una llamada temprana penetró en mi conciencia, ¿cómo asimilar el silencio de una vocación que conoció pasiones, que abrigó desdenes?.
Siento su voz en medio de la oquedad profunda del hombre, dormido ahora, que deambuló en la inmensidad de la oscuridad y de la claridad misma. Ahora desconozco su posición, pero no en altura. Digno ante las voces de la textura y también de las victorias ciegas.
En los caminos de silencio y furia creadora, manejó como pocos el oficio de pintar; la pintura fue su fin exploratorio de la realidad de sus pasos, aunque no fue la única de sus pasiones, en las que sin cansancio dibujó con pasos de meteoro.
Talento, entendimiento que las religiones de la razón le fueron conferidas. Intérprete de realidades populares, de rostros, de primaveras y ocasos. Pirotecnia plástica que, con elementos sustanciales lo condujeron a crear un canon plástico que lo identifica y lo engrandece.
Los ojos atentos, inmóviles colaborando con el incienso de la mística que lo inexplicable impacta.
El maestro era un esteta, su figura, su garbo y esa soberbia natural de un ser que exaltó la belleza perforando con ciencias, pero configuró oraciones que son poesías naturalmente.
Antonio Gonzáles, ahora penetra en la leyenda, un personaje que ha sido retenido en las marismas y en los altiplanos donde las noches y los días le provocaron fertilizar su misión con multitud de trazos, líneas y colores, que generaron formas de sello inconfundible. Orgullo de la irapuaternidad, su luz viva, sentará futuros inquietos. Aprehender lo aprendido de su obra, es una misión que no debe retraerse. Deja pendientes, deja inquietudes, pero deja un legado de diálogo místico con chimenea alta que nos recuerda el tiempo de su verdad privada.
El maestro contaba sus andanzas con reminiscencias, con pulcritud secreta, caminos reales e imaginarios que idealizó sin discusión. Y ahora, sus palabras siguen teniendo sed, sin protestas, sin rencores sigue caminando entre planetas donde desde ahora y hasta siempre fijará su residencia en medio del ululante rencor de las estrellas.
Toño, seguiría oyendo ti voz que debió hablar más alto para que después de ti, se sienta más tu extraña ausencia.
Toño, seguiré recreándome con tus colores y tus formas aunque esté ciego el alma perdona el dolor, pero no la indiferencia.
Federico Ramos Sánchez