Francisco definió su Pontificado como una tarea de servicio, especialmente dirigida a los más pobres y débiles.
Durante su ceremonia de entronización realizada en la Plaza de San Pedro, el Papa pidió a los líderes mundiales no dejar que las guerras y los conflictos se expandan en el planeta.
“Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz, debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe”, dijo.
Entre los líderes que asistieron al acto estuvieron Enrique Peña Nieto, Dilma Rouseff, Cristina Fernández de Kirchner y Sebastián Piñera, presidentes de México, Brasil, Argentina y Chile, respectivamente.
De igual modo participaron los primeros ministros de España y Francia, Mariano Rajoy y Jean-Marc Ayrault; la canciller alemana, Angela Merkel; el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los representantes del Consejo Europeo, Hermann Van Rompuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
En cuanto a los aristócratas, asistieron los príncipes de Asturias, Felipe y Leticia Ortiz; el duque de Luxemburgo, Henri, y los reyes de Bélgica, entre otros.
El Sumo Pontífice, ataviado con prendas blancas y doradas, muy similares a las de los cardenales, afirmó que los gobernantes, incluido el Papa, han de considerar que su poder se debe a que han sido elegidos para desempeñar un servicio en favor de otros.
“Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social: seamos custodios de la creación (…) no dejemos que los signos de la destrucción y de la muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”, urgió.
“Pero, para custodiar, también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida”, agregó el Papa, quien antes del acto paseó ante los fieles en un vehículo tipo Jeep.
El Pontífice, quien ahora está oficialmente a cargo de los mil 200 millones de católicos que hay en el mundo, pidió respeto por el medio ambiente y por los animales, de los cuales es protector San Francisco.
“Hay que tener respeto por todas las criaturas y por el entorno en el que vivimos”, afirmó.
En un gesto de simplicidad, en lugar de hacerlo él, el Papa encargó a mil 200 sacerdotes y diáconos dar la comunión en la Plaza de San Pedro y en la Vía de la Conciliación, la avenida que lleva a la explanada.
Previo a la misa de investidura, a la que asistieron entre 150 mil y 200 mil fieles, según datos de la Gendarmería vaticana, el Pontífice recibió la indumentaria litúrgica del Palio y el Anillo del Pescador, signos del líder máximo de la Iglesia católica.
Poco antes, bajó a la tumba de San Pedro y oró junto a un grupo de patriarcas y arzobispos.

‘Ilumina’ Plaza de Mayo

En un clima de fiesta, decenas de miles de argentinos realizaron ayer una vigilia hasta la madrugada en la Plaza de Mayo para seguir en directo, por pantallas gigantes de televisión, la misa de entronización del Papa Francisco, quien sorprendió a la ferviente multitud con un llamado por teléfono.

“Gracias por haberse reunido a rezar. Es tan lindo rezar, mirar hacia el cielo, mirar a nuestro corazón y saber que tenemos un Padre bueno que es Dios, gracias por eso”, dijo desde El Vaticano Jorge Bergoglio, ex Arzobispo de Buenos Aires, a las más de 40 mil personas reunidas frente a la Catedral Metropolitana, en la que él solía dar misa.
Eran las 3 de la madrugada hora local cuando, anonadada, la multitud estalló en aplausos y vivas al Papa argentino, quien unos minutos antes había llamado al teléfono celular del Padre Alejandro Russo, rector de la Catedral, a quien le pidió conectar la comunicación a las bocinas instaladas en la plaza.
“Les quiero pedir un favor, caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño, cuídense la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos, que no haya odio, que no haya pelea, dejen de lado la envidia, dialoguen entre ustedes, que este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón y acérquense a Dios”, agregó el Pontífice.
Emocionadas y con lágrimas en los ojos, muchas personas se abrazaban de felicidad por el saludo en este día histórico en el que el primer Papa latinoamericano se colocaba al frente de la Iglesia católica mundial.
La imagen del nuevo Papa estaba presente en un sinfín de souvenirs y en gran parte de la ciudad los vecinos colgaron de sus balcones banderas vaticanas y argentinas.

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