“¡Ah! El que hacía como unas manotas”, dijo uno de los presentes a la guardia de honor que se hizo en el Museo de la Ciudad al pintor irapuatense Antonio González Juárez, que murió a las 6:45 de la tarde del martes 18 de marzo.
Fernando Vargas Somoza, fotógrafo profesional y director del Museo de la Ciudad, fue el que escuchó al hombre y le platicoó quién era el que se encontraba en su féretro, en la última visita el recinto.
Para el fotógrafo, la muerte del pintor es una gran pérdida no sólo para los artistas sino para toda la ciudad, por su gran aportación a la plástica.
“Es muy lamentable, es uno de los artistas más reconocidos que teníamos en Irapuato y una pérdida así siempre es triste, dolorosa, siempre queda el consuelo de que no se va, estará presente en todas sus obras, que están distribuidas en colecciones particulares sobre todo”, explicó.
El actual director del Museo recordó la última vez que pudo compartir espacio con el artista plástico, que fue a principios del 2013.
“Lo conocí muy poco, lo vi fue en enero cuando inauguramos una exposición colectiva a la que lo invitamos y me dio mucho gusto y honor que hubiera venido, no pensé que estuviera mal, me quedé con esa imagen de él”, compartió.
Para Vargas Somoza, el carácter del pintor era diferente si se trataba de amigos a diferencia de cómo se comportaban con la gente que se acercaba a él. 
“Se portó muy amable y siempre lo fue conmigo, pero sé que era una persona con un carácter hasta cierta parte duro”, dijo.
El día que se tuvo el cuerpo presente de González Juárez y que se pudo hacer guardia por compañeros, colegas, amigos y funcionarios del gobierno municipal, el fotógrafo pudo compartir tiempo con el hijo del pintor.
El director del Museo opinó que González Juárez era un personaje muy peculiar, muy inteligente pero sobre todo, muy humano.
La estadía del féretro se organizó por parte de la directora del Instituto Municipal de Cultura (IMC), Atala Solorio Abreu.
“Fue una indicación de la contadora, de hacer aquí la guardia de honor, es el recinto más adecuado para hacer la despedida a un personaje como él, es un recinto donde se expone obra plástica y en Irapuato era el lugar más adecuado, me sentí muy halagado de tenerlo aquí en su última visita al Museo, triste y encantado al mismo tiempo”, confesó.
La pintura Emancipación es una de las que tiene en su poder el museo, donde se puede ver la lucha y el triunfo de un hombre que estaba encadenado encima de su opresor.
“Tenemos una pintura monumental de gran formato, que se llama ‘Emancipación’, es un óleo sobre tela hecho en 1972, que mide 5 metros de alto por 3 de ancho, lo tenemos exhibido en la sala de las Revoluciones, que es la pequeña sala cerca del patio trasero”, comentó.
Solorio Abreu será la encargada de recolectar las obras que tienen coleccionistas y compradores de González Juárez.
“Buscaremos un espacio porque ya se tienen ocupadas las salas todo el año, pero para estos casos siempre hay lugar”, señaló Vargas Somoza.

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