Tal parece que poco a poco va desapareciendo en los celayenses, la tradición de celebrar el Viernes de Dolores, colocando altares dedicados a la Virgen María.
Ayer no se apreciaron como en años pasados decenas de altares que se colocaban en los barrios tradicionales de Celaya: El Zapote, San Miguel y Tierras Negras se caracterizaban por la infinidad de casas que colocaban su altar y regalaban nieve y agua a los que se acercaban.
En la zona urbana se encontraron pocos, la mayoría de los que se instalaban afirmaron que no se colocaron por falta de dinero, mientras que en las comunidades aún sobrevive esta tradición.
“Ya la cosa no es como antes, yo cada año ponía mi altar y regalaba mucha nieve de limón, pero no hay dinero, no alcanza, por lo menos me iba a gastar 400 pesos por el agua y la nieve y todo lo que implica poner el altar, pero no tenía mucho y no se pudo”, dijo la señora Leonor Martínez, de la calle Tampico, del barrio de El Zapote.
En los mercados, hubo varios altares y comerciantes que regalaban agua y nieve, con la finalidad de continuar con la tradición de evocar los siete dolores que sufrió la Virgen María.
“Lo hacemos con mucho gusto porque es una manera de agradecerle a la Virgen todos los favores que nos hace.
“Es para recordar todo lo que ella sufrió y que nosotros a veces no valoramos”, dijo Laura Lidia Torres, vecina de la calle Jiménez, del barrio de El Zapote y quien también vende en el Mercado Cañitos.
La tradición de colocar sus altares de Dolores, surge para recordar la aflicción de la muerte de Jesucristo, que sufrió María por la muerte de su hijo.
Todos los aspectos que se ponen en el altar tienen un significado especial, un simbolismo.
El agua se dice que son las lágrimas de la Virgen, es por eso que se regala, algunos acostumbran ofrecer nieve.
Es un agua especial, hecha de frutas y verduras, pero eso cambia dependiendo de la ciudad en donde se celebre la tradición de Cuaresma.
El Viernes de Dolores o Viernes de Pasión, es el viernes anterior al Domingo de Ramos.
Los católicos manifiestan su fervor religioso en la celebración de los Dolores de Nuestra Señora, en algunos lugares se le denomina Viernes de Concilio, el cual es tomado como día de ayuno y abstinencia, quedando proscrito el consumo de carnes.
En Guanajuato capital es donde se vive con mayor fervor esta tradición, pues en cada callejón de la ciudad se observan no uno, sino varios altares colocados, llenos de flores, en los que se regala agua y nieve.

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