Martín y sus primos sólo son parte de la decena de migrantes que año con año salen de la comunidad de El Nido rumbo a Estados Unidos en busca del “sueño americano”, aunque van con temor de sufrir por la inseguridad que hay en la frontera y los peligros que los acechan al intentar cruzar al País vecino, los mantiene en pie la idea de que allá encontrarán una buena oportunidad de trabajo.
Bernarda Honesto, de 25 años, migró hace años hacia Estados Unidos, aunque ella y su ahora esposo lograron encontrar trabajo, la idea de volver a cruzar, la atemoriza.
“Hay muchas personas que sí les va bien, pero ni todo el dinero que ganen vale la pena arriesgarte a que en el camino te pase algo, es un volado y la verdad, yo no lo recomendaría, porque vives en la incertidumbre de si vas a llegar con bien a tu destino”, contó Bernarda.
Dejan El Nido con fe y confianza en Dios
Para lograr cruzar la frontera, se necesita tener fe y creer en Dios. Por segunda ocasión Daniel León Herrera cruzó el desierto para llegar a Estados Unidos.
Para su hermana Luz María León Herrera, considera que Daniel es un hombre con suerte pues en las dos ocasiones que ha perseguido el “sueño americano” lo ha logrado.
Sin embargo al momento de salir de casa e iniciar su camino hacia “el otro lado”, la familia de Daniel busca en su fe la fuerza para soportar días de angustia, en los que el joven aventurero sortea múltiples riesgos y dificultades, hasta que vuelven a escuchar su voz diciéndoles que lo logró.
En esos días de angustia e incertidumbre, sus familiares lo encomiendan a Santo Toribio, quien justamente se ha convertido en el santo de los inmigrantes indocumentados.
Luz María dijo que la fe de las personas es muy importante, cuando se enfrentan a lo desconocido, mi hermano antes de irse, se acercó a la imagen de Santo Toribio que tenemos y le pidió que lo cuidara, que no fuera víctima de los asaltantes, ni ser agarrado por la migra o de morir en el camino”.
La joven, recordó que la primera vez que regresó Daniel a casa, siempre trataba de platicarles las cosas buenas que le habían pasado, nos decía que en el camino se veían cosas muy feas, que esperaba nunca le pasaran a él.
Agregó: “Uno por curiosidad le preguntaba qué que era lo que había visto, pero él decía que las cosas malas son mejor olvidarlas y quedarse con lo bueno”.
Daniel León Herrera tiene 24 años de edad, hace seis años se fue por primera vez a Estados Unidos, buscando lo que muchos, mejores oportunidades de vida.
En diciembre del 2012, luego de 9 años regresó a México a ver a su familia que radica en la comunidad El Nido del municipio de Irapuato.
En tres meses Daniel sufrió mucho pues no logró conseguir un trabajo y decidió volver a vivir la aventura.
“Cuando nos dijo que se iba otra vez, nos dio mucha tristeza, tantos años que había durado allá, para que de un día a otro se vuelva a ir”, comentó.
Pesadilla
Fue el pasado viernes 15 de marzo, que Daniel junto a sus primos Rogelio León y Martín León Centeno, salieron de casa a buscar una mejor vida.
Sólo Daniel y Rogelio lograron pasar la frontera y llegar con bien a Estados Unidos.
Martín León Centeno perdió la vida producto de una deshidratación en su intento por cruzar la frontera y su cadáver fue encontrado por la Policía Fronteriza de McAllen, Texas, en la Unión Americana, la tarde del lunes 18 de marzo.
Luz María comparte que el domingo 24 de marzo, un amigo de su hermano se comunicó con la familia y les informó que Daniel y Rogelio están bien, pero que a Martín lo habían matado.
No lo abandonaron
La familia de Martín León Centeno ha expresado que su hijo se sintió mal y se quedó unos metros atrás del grupo con el que iba y al momento en que el “raid’ iba a subirlos, sus primos y amigos se fueron y lo dejaron a su suerte.
Ante esta situación Luz María expresó “todos somos familia y afortunadamente ellos sí lograron pasar y están bien, piensan que mi primo y mi hermano lo abandonaron y lo dejaron a su suerte, pero Dios sabe que no”.
Luz María León Herrera quien ha vivido 26 años de su vida en El Nido, comenta que Martín León Centeno es el primero de esta comunidad que muere en el camino, en su intento por cruzar la frontera.
“Nos enteramos que conocidos que van al ‘otro lado’, se mueren a causa de accidentes de trabajo o por enfermedad, pero nunca en el camino, hasta ahora que le pasó a mi primo”, concluyó la tía de Martín.
Recuerda su experiencia como ilegal
Bernarda Honesto es una mujer inmigrante de 25 años, originaria de la comunidad El Nido, para quien el “sueño americano” fue toda una experiencia.
En Estados Unidos se convirtió en madre de dos hijas, se dedicaba al cuidado del hogar mientras que su esposo Guillermo Corona era el jefe de familia y salía a trabajar en busca de ofrecerles lo mejor.
La historia comenzó en el 2008, cuando Bernarda emigró con su novio, llegó a Estados Unidos por el desierto de Agua Prieta, Sonora, luego de varios días de caminar.
“Durante el camino, tuve mucho miedo por los peligros a los que uno se enfrenta, escuchas en las noticias muchas historias, y uno sólo le pide a Dios no ser víctima de la delincuencia o de algún accidente”.
Durante 6 años que estuvieron en el país vecino, Guillermo, su esposo trabajó en varios lugares: lavando platos, de carpintero y el último trabajo fue pintando.
El pago era en dólares, más comisiones, por lo que asegura la mujer, que a la semana sacaba una buena cantidad de dinero, e incluso para mandarles a sus padres, quienes viven en la comunidad El Nido.
Dice que no es difícil trabajar en Estados Unidos, lo más complicado es llegar, ya instalados todo es más fácil. “Lo importante es llegar, si uno logra llegar ya la hiciste, ya después todo es fácil, porque en cualquier lugar te dan trabajo, si tienes buena presencia, eso te ayuda mucho”.
Explicó “mi esposo es muy aventado, y no le da pena hablar, cuando íbamos a buscar trabajo, él era quien tomaba la palabra, pocas veces fueron las que no lo aceptaron, pero todos eran trabajos temporales”.
En 6 años Bernarda y Guillermo tuvieron dos hijas, y aunque su vida era estable un día decidieron regresar a México, “cuándo formas una familia, piensas en tus hijos, en no arriesgarlas a que pasen un mal susto, y eso fue lo que nos orilló a regresarnos para acá”.
Aunque Bernarda, no tuvo ningún incidente en su travesía a Estados Unidos la mujer no recomienda irse de ilegal a los Estados Unidos.