Felipe de Jesús Zárate tiene 27 años e interpretará a Jesucristo, papel que se le dio tras pertenecer por 19 años a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Templo de la Divina Providencia.
“Para mí es un placer vivir esa experiencia, el año pasado tuve la oportunidad por primera vez de representarlo y fue un hecho muy grande, por este año se me da otra vez la oportunidad y sin duda lo hago con gusto”.
Antes Felipe personificaba el Azotador, papel que contrasta con el que representa actualmente.
Felipe trabaja en el Monte de Piedad, él es un joven que siente una gran alegría y responsabilidad al encarnar un papel tan importante en el Viacrucis, además está agradecido de poder hacerlo y de que su trabajo no le represente complicación alguna.
Su amor a la representación nació desde muy joven, ya que al vivir tan cerca de la Parroquia tuvo la oportunidad de conocer el trabajo de muchos de sus vecinos y familiares y de sentir amor hacia lo que actualmente hace.
“Más que nada fue por tradición, era vecino de aquí del barrio cuando mi familia me traía a ver a mis tíos y me llamó la atención y de ahí comencé y dije ‘quiero comenzar a salir’ y luego se me presentó la oportunidad, desde ahí comencé”.
Él sabe que su papel requiere de más preparación porque tiene que pensar en aspectos más espirituales, le gusta sentir que puede compartir el dolor de Jesús y tiene conocimiento de que la mentalización y caracterización son esenciales para desarrollar su personaje.
“Comienzo desde noviembre más o menos para estas fechas, para lo que es la Semana Santa que este año llegó más pronto”.
Semana Santa es una temporada que siempre tiene presente en su vida, es por eso que trabaja constantemente para que todo salga bien el día de la presentación.
“Implica una gran responsabilidad, creo que cambia demasiado y no es que yo lo quiera cambiar, simplemente el saber que se acerca la fecha, así que se impregna uno de esa esencia y pues ya”,
Felipe acepta el papel tal como es, sin cambiarle nada ni se inmuta por los retos que representa, el dolor físico nunca ha sido un impedimento para él.
“Sí, los azotes son de verdad, lo que siento no es realmente dolor, al contrario, se siente una sensación de que me quedo a gusto conmigo mismo, con Dios, y de hecho no me pongo nervioso, en ese momento entro en el papel y todo lo demás desaparece.
“No lo sé, es algo un poco raro porque me apego a lo que vivió Él, a su pasaje, y se vive realmente, uno no va pensando en otras cosas”.
Se mantiene siempre en el personaje, es por eso que pocas veces se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, aunque confiesa que le gusta ver que el dolor que siente mientras actúa sensibiliza y toca a la gente.
El resto del año trata de permanecer cerca de la Hermandad, ya que es un compromiso en su vida, permanecer cerca de sus “hermanos”, lo ve como una obligación que acepta con gusto.
“Es a lo que más nos apegamos nosotros como Hermandad en estar lo más juntos que se pueda, pasando lo que es Semana Santa viene el aniversario de aquí y nos juntamos, también viene una representación donde llevamos un cuadro a Mineral de Cata”, disfrutamos todos el momento.
Da vida a Jesús en el Viacrucis
Para Felipe, sentir el dolor que vive durante su personaje de Jesús le ayuda a que la gente se entregue y sufra como él.