Para celebrar el Viernes Santo, un pueblo de Tlaxcala realiza un circo romano que dura siete horas y deja decenas de heridos leves.
Es la comunidad de Santa Cruz Aquiahuac, Municipio de Tetlatlahuca, donde más de 300 pobladores se organizan para protagonizar pasajes bíblicos en los que, según ellos, se vivía con cruentas reglas y tortura.
Así, reviven el bautizo de Jesús, la aprehensión de Juan Bautista, la entrada triunfal, el adulterio de Magdalena, la captura de esclavos, y hasta el Circo Romano. Una tradición que practican desde hace 40 años y que transmiten de generación dentro del pueblo.
El escenario fue la explanada del templo de la comunidad, donde se reunieron al menos dos mil espectadores.
Un toque de sensualidad agregan mujeres jóvenes que danzan semidesnudas ante un público que se aparenta conservador.
Ruperto Cervantes, de 57 años, dirige esta tradición, que es una obra de teatro denominada El Divino Mártir.
Explicó que el objetivo es recrear la crueldad y violencia que se vivía en la época de Jesús, porque si bien la Iglesia pregona la bondad, también existía la maldad.
“Queremos que la gente vea la crueldad, el por qué Jesús murió en la cruz que era la pena máxima de tortura, la crucifixión. Representamos una vida cruel y un martirio real”, apuntó.

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