Entre sus eternas montañas nevadas (aún cuando ya inició la primavera), además de los clásicos, Colorado conserva como secretos exquisitos unos cuantos pueblos. Un ejemplo es Crested Butte, con apenas más de mil de habitantes y una oferta gastronómica fuera de serie.

Hippies Montañeses
En Colorado las bebidas más acostumbradas son el whisky y la cerveza. Quizás por algún resabio rebelde de su época hippie, Karen y Brice Hoskin se propusieron hacer algo diferente: instalaron una destilería de ron en plenas montañas rocallosas. La caña viene de una granja familiar en Hawaii y el destilado se hace con maquinaria forjada por el herrero de Crested Butte. La destilería comparte espacio con un salón de degustación en el que se pueden probar los dos rones, Oro y Platino, derechos o en una larga serie de combinaciones de coctelería.
www.montanyarum.com

Ice Bar
Al restaurante Uley’s Cabin, una cabaña de madera con aspecto de guarida de leñador ermitaño, se puede llegar, literalmente, esquiando, porque está a la mitad de una de las pistas de esquí del Crested Butte Mountain Resort, donde decenas de snowboards y esquís aguardan a la entrada, frente al Ice Bar, un bar cubierto de nieve. Al interior de la cabaña se encuentra el restaurante gourmet que dirige el chef Schlaudecker y se especializa en alta cocina de Colorado, como platillos a base de alce de la región.
www.skicb.com/cbmr/info/things-to-do/uleys-cabin.aspx

Tapas sofisticadas
Tripadvisor considera a este restaurante de tapas como el tercer mejor lugar de Estados Unidos para tener una cita romántica. Algunos podrían pensar que es exagerado, la verdad, pero lo cierto es que la comida es intachable. El menú consta de una veintena de opciones, todas pequeñas, todas tardadas, pero hechas con una minuciosidad que se compensa toda espera al llevárselas a la boca. Hay que probar las coles de bruselas crujientes y el costillar de res cocinado a las brasas con oporto, jugo de naranja y especias.
www.djangosrestaurantcrestedbutte.com

Alarmante originalidad
El lugar en sí mismo bien vale una visita: Phoebe Wilson y Doug Pedersen invirtieron y sudaron para remozar esta cabaña que en 1891 perteneciera a un minero, convertirla en el bar más “hip” de Crested Butte. Pero además están los cocteles, de muy alarmante originalidad, celebrados por medios como el Denver Post, y Men’s Journal. ¿Por qué merecen el adjetivo? Pues, por ejemplo, está el llamado Poco Loco, que a pesar de la lastimosa creatividad del nombre, es una de las estrellas del barman, hecho de vodka, chile habanero, piña y miel.
www.thedogwoodcocktailcabin.com

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