La fe motivó a Diego Ibarra, de 34 años, a interpretar a Jesús por séptima ocasión en el Viacrucis del barrio de Guadalupe, pero el calor ocasionó que se desmayara al final de la escenificación.
Ya estaba colgado en la cruz de 90 kilogramos de peso que cargó durante las más de tres horas que duró el recorrido, y mientras el joven que interpretaba a Judas representaba su papel, los pies de Diego se doblaron, perdió el equilibrio y quedó colgado de la cruz.
De inmediato, más de 12 hombres corrieron a auxiliarlo, uno subió por escaleras y cortó las cuerdas que sostenían sus manos del joven a la cruz.
Otras tres personas también se desmayaron y fueron auxiliadas dentro de una casa de la colonia San Pedro de los Hernández.
Después de unos 10 minutos en los que le pusieron alcohol, el Jesús recobró la conciencia.
“Es pesado, pero más que nada uno lo hace como manda para remediar algo de lo que ha hecho, se lo dedico a todo el mundo y en especial ‘al de arriba’, lo hago para agradecer por la familia que Dios me ha dado, para que sigan con bien”, comentó el actor que representó al Nazareno.
Tres kilómetros fueron recorridos en más de tres horas bajo el sol, por 100 actores y 500 espectadores con un solo objetivo: hacer llegar un mensaje de reflexión al corazón y mente de los católicos.
Desde las 12 del mediodía, el grupo Sinaí inició con el Viacrucis en el barrio de Guadalupe, los vecinos de esa zona y de colonias como Manzanares, Oriental y San Pedro de los Hernández se acomodaron bajo de un árbol o en cualquier sombra para presenciar el recorrido.
“Es un momento para reflexionar, se lo dedico a Dios, a mi familia y a mis compañeros del grupo que me han apoyado durante 18 años, y más en este papel porque uno tiene que aguantar los insultos de la gente que se creen el papel”, comentó Luis Gálvez, quien interpretó a un soldado de Judea.
Por más de 49 años este grupo ha escenificado el Viacrucis cada Viernes Santo, la mayoría de los actores se involucraron en esta adaptación por la curiosidad desde que veían pasar la procesión por su casa.
El más joven de los actores tiene cuatro años y participó como soldado, los demás niños ayudaron a cargar las cuerdas, los clavos y los tableros, las niñas se encargaron de imitar el llanto cuando Jesús era crucificado.
Con sombrillas, sombreros y botellas de agua para hidratarse, los asistentes recorrieron los tres kilómetros de camino hasta llegar al Calvario, en donde hubo tres escenarios principales sin dejar a un lado las calles, avenidas y bulevares que fueron cerrados para también servir como escenario para representar las 15 estaciones.
“La satisfacción es darle un mensaje a la gente, que realmente se convenza de esta santa representación, que sea un momento de convicción, que no sólo sea una costumbre ir a verlo sino que reflexionen y nos convenzamos de por qué Cristo murió en la tierra”, detalló el joven Diego Ibarra.
… También a Judas
Caídas, latigazos, lágrimas… en el Viacrucis del Calvario los vestuarios y el llanto eran reales, incluso el actor que representó a Judas terminó desmayado por insolación, o quizá como decían los asistentes: por castigo al haber vendido a Jesús.
El sol quemaba a las 10 de la mañana, los soldados formaron una fila encabezada por José Falcón, Judas, quien llevaba en la mano una bolsa con las monedas que le habían dado por entregar a Jesús.
Héctor Manuel Ponce Sánchez se puso en medio de la guardia de centuriones, la túnica blanca, la cabellera larga y la barba dejaban en claro quién era él… él era Jesús, estaba atado de las manos con una cuerda que sujetaban dos soldados romanos.
Los verdugos hicieron sonar sus trompetas y tambores y el recorrido comenzó.
En caravana todos salieron del atrio del templo del Calvario, Judas siempre siguió al frente agitando su bolsita de dinero; los centuriones sujetaban al Nazareno, lo lanzaban contra el concreto caliente y gritaban: “¡Crucifícalo! ¡Que lo crucifiquen!”.
Atrás de ellos iban los ladrones Dimas, Gestas y Barrabás, también atados; a sus espaldas caminaba María apoyada en los brazos de uno de los apóstoles y también de María Magdalena.
La procesión de la aprehensión recorrió las calles Ébano, 16 de Septiembre, Ciprés, África, Insurgentes, Purísima, Allende y por último la calle 27 de Septiembre, hasta retomar la subida al Calvario.
El recorrido terminó a las 11:20 de la mañana, la procesión subió de nuevo al templo El Calvario, donde Jesús tuvo su primer encuentro con los sumos sacerdotes que lo acusaban y pedían su muerte. En otra parte del escenario, Claudia le pedía a Pilatos que no condenara a un inocente, pero todo parecía indicar que ya no había marcha atrás.
La sentencia ya había sido firmada, después de haber sido presentado ante Herodes y pese a la negación de Pilatos a condenar a un inocente, Jesús fue sentenciado a muerte y Pilatos se lavó las manos de esa injusticia.
Los tambores y las trompetas volvieron a sonar, ahora Jesús lucía más agotado, su espalda estaba marcada por varios latigazos, su frente era adornada por una corona de espinas que lo señalaba como el Rey de los Judíos y en su costado cargaba la cruz en la cual moriría.
El camino hacia la muerte comenzó, las horas ya estaban contadas… el calor era tan intenso que Judas cayó desmayado.
Luego de las tres caídas el recorrido terminó, cuando Jesús y los ladrones fueron clavados a sus cruces.