Desde hace cinco años el balneario conocido como “los chapoteaderos” ofrece la posibilidad de refrescarse por 20 pesos que cuesta la entrada.
María del Pilar Flores, dueña del lugar, compartió que la finalidad de abrir estas albercas es para que todo mundo tenga oportunidad de pasar un rato agradable sin tener que ir lejos de su casa y sin gastar mucho dinero.
“La gente que viene aquí es de bajos recursos, es gente que vive cerca y que no tiene para pagar tanto por meterse a una alberca, algunos tienen de tres a cinco hijos y pagar más de 100 pesos por cada uno en otros lugares está difícil”, platicó.
Durante los días santos, es decir, Jueves, Viernes, Sábado y Domingo, es cuando más personas los visitan, llegan a entrar hasta 400 principalmente de colonias cercanas como Lomas de Echeveste, Jardines de Echeveste y Balcones de la Presa, entre otras.
Todo el año la cuota de entrada es la misma para disfrutar de tres albercas y dos chapoteaderos.
“Si vemos que una persona no puede pagar lo de todos sus hijos, le cobramos menos o dejamos que entren gratis varios de los niños, aunque no le saquemos lo que le invirtamos porque luego pagamos mucho por las pipas de agua o las sustancias de la alberca”, dijo la propietaria del lugar.
Aunque ahí no hay alberca de olas ni espectáculos ni toboganes, la gente disfruta y lleva su comida y su bebida para pasar unas horas agradables con la familia.
“Nos gusta mucho, cada año venimos en vacaciones y los chiquillos se divierten mucho, el agua está limpia, es barato y seguro”, platicó Blanca Ortiz.

Splash a reventar
Desde temprano los 10 integrantes de la familia de Sol Apolinar llegaron a instalarse en una de las mesas del parque acuático Splash.
La de ayer fue la primera vez que visitaron el lugar, llevaron todo lo necesario para pasar una tarde refrescante: desde el bloqueador solar, los salvavidas, las toallas, hasta la comida y bebidas para no gastar más de lo necesario.
Así como esta familia cientos más se dieron cita en el balneario que en la última semana ha recibido a alrededor de 10 mil personas de estados como Querétaro, Aguascalientes, Jalisco y Michoacán, según informó Ramón Ramírez Parada, gerente general de Splash.
“La temporada fuerte para nosotros inicia a partir de la mitad del mes de febrero y termina en el mes de septiembre, tenemos promociones como el pase personal que cuesta 690 pesos para todo el año”, dijo.
Las 16 albercas estuvieron llenas, principalmente por niños que con flotadores y salvavidas se lanzaban al agua.
Entre olor a cloro, bronceador de coco y carne asada, la gente iba y venía cargando la hielera, los refrescos y un sinfín de artículos necesarios para convivir.
Más de 100 personas esperaban atentas alrededor de la alberca de toboganes para ver cómo se deslizaban desde lo alto de la plataforma hasta caer dentro de la alberca.
“Terminando la Semana de Pascua en los meses de abril y hasta agosto o septiembre ya nada más son los fines de semana cuando vienen y también empiezan a venir en las vacaciones de Verano”, agregó Ramírez Parada.
“El parque ofrece hotel, espectáculos de delfines y focas, canchas de deportes, alberca de olas y toboganes, todo es diariamente, el boleto de entrada incluye los shows de animales”, detalló.
A las 12 de la tarde el balneario estaba a más de la mitad de su capacidad.

Disfrutan en familia

Entrando al balneario se veían las mesas llenas de alimentos, a los hombres alistando el carbón y a las mujeres hacer ensalada o picar fruta.
Marco Antonio Lezama y sus hijos viven a cuatro cuadras del balneario, así que sólo tuvieron que cargar con la comida y el carbón para disfrutar de sus improvisadas vacaciones.
“Cuando se puede vamos a la playa pero ahora no había tanto dinero, así que nos venimos mínimo a darnos la remojada; nos trajimos todo para hacer una buena comida y pasarla muy a gusto mis hijos y yo”, dijo.
Marco Antonio estaba acompañado de sus hijos Fabián, Joel y Felipe y de su sobrino Enrique. Él es padre soltero.
“Invertí 700 pesos en la comida, trajimos salmón, pescado, almejas, camarones y todo lo necesario para hacer unas buenas brochetas de mariscos acompañadas de su agua de pepino con naranja y piña; si no nos acabamos todo pues ya le daremos la recalentada mañana”, comentó Marco Antonio.
Mientras los más pequeños se divertían en la alberca, Marco Antonio y su hijo Fabián se pusieron a preparar la comida, después de una media hora ya casi todo estaba listo y como si el aroma de la comida recién hecha los llamara, los niños aparecieron al lado de la mesa listos para comer.
“Nos vamos a quedar hasta que cierren, cada año escogemos un lugar para salir y esta vez nos tocó este porque está muy cerca, nos la hemos pasado muy bien y creo que volveremos a venir”, dijo.

Se quedan con ganasde meterse a la presa

Familias llegaron decididas a meterse a nadar a la presa de Duarte, pero se llevaron una sorpresa al saber que estaba prohibido por las autoridades.
“Pues veníamos a nadar, pero resulta que no nos dejaron entrar y por eso terminamos aquí… comimos camarones, carne molida y sopa fría”, dijo Luis Ernesto Negrete, del barrio de Guadalupe.
Los 18 integrantes de la familia Negrete Vázquez pasaron la tarde a la sombra de un árbol.
“Estamos desde las 10 de la mañana y yo creo que nos iremos ya como a las 6 de la tarde, nos venimos para acá porque en los balnearios no se puede ni nadar, están bien llenos”, agregó Luis.
Aseguró que cada año van a diferentes presas, el objetivo es estar en familia.
A pesar de que los alrededores de la presa no lucían muy llenas de gente, poco a poco fue llegando más.

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