Resulta impactante saber que una persona aparentemente sana falleció súbitamente. Pero lo es aún más darse cuenta de que pudo prevenirse cuidando el corazón de enfermedades coronarias.
“La muerte súbita se define como una muerte inesperada que ocurre dentro de la primera hora de iniciados los síntomas”, indica el cardiólogo Jesús Siller Rodríguez.
Con la rapidez con que ocurre el evento, se pensaría que nada se puede hacer, menos considerando que cada minuto que pasa sin maniobras de resucitación cardiopulmonar o RCP, reduce en 10% las probabilidades de que el paciente sobreviva.
Aunque a ciencia cierta no se puede determinar cuándo ocurrirá la muerte súbita, sí se puede identificar a los pacientes con factores de riesgo que predisponen el acontecimiento, y así implementar medidas de prevención.
“La muerte súbita se presenta con frecuencia como una manifestación de las enfermedades cardiovasculares”, advierte Siller, quien cuenta con subespecialidad en arritmias.
En México no existen estadísticas exactas sobre las defunciones súbitas. Sin embargo, en Estados Unidos se registran entre 300 y 400 mil casos al año.
La causa número uno es la ateroesclerosis coronaria (obstrucción por acumulación de grasa y colesterol en las paredes de las arterias), que afecta a la población entre los 45 y 75 años de edad.
Con esta condición, la muerte súbita puede esperarse como resultado de una arritmia cardiaca, siendo la más frecuente la fibrilación ventricular (ritmo cardiaco caótico que interrumpe el bombeo de sangre), la cual sólo puede tratarse con un choque eléctrico al corazón.
Existen diversos factores que predisponen a la fibrilación ventricular, como haber tenido un ataque al corazón (infarto), tener enfermedades coronarias, miocardiopatías, miocarditis o estenosis aórtica (disminución del flujo de sangre desde el corazón).
Dichos padecimientos tienen como común denominador la insuficiencia cardiaca (condición en la que el corazón no es capaz de bombear suficiente sangre al cuerpo).
“La población con mayor riesgo de muerte súbita es la que desarrolla insuficiencia cardiaca, por lo general, a consecuencia de la cicatriz de un infarto antiguo”, manifiesta Siller.
Que no sea insuficiente
La gente suele relacionar la muerte súbita con un infarto al miocardio, pero aunque éste puede ocasionarla, no es lo mismo.
“El paciente puede sobrevivir a un infarto, y meses o años después morir súbitamente por fibrilación ventricular, y no necesariamente porque haya sufrido otro infarto”, afirma el cardiólogo.
Quienes han sufrido un infarto tienen más probabilidades de un fallecimiento súbito, pero también la oportunidad de prevenirlo.
“Si alguien tuvo un infarto o tiene insuficiencia cardiaca de cualquier causa es importante que sepa cuál es su fracción de expulsión (porcentaje de sangre que bombean los ventrículos del corazón), ya que es el factor más importante para muerte súbita”, explica el subespecialista en arritmias, quien comenta que el valor normal de expulsión de sangre es del 50% y se mide a través de un ecocardiograma.
“El paciente debe conocer este dato porque si su fracción de expulsión es menor de 35%, su corazón presenta insuficiencia cardiaca y aumenta su riesgo de muerte súbita”.
Esta población puede prevenir el acontecimiento mediante un dispositivo llamado desfibrilador automático implantable, capaz de detectar las arritmias que causan muerte súbita y revertirlas automáticamente mediante una descarga eléctrica.
“Si el corazón presenta una arritmia fatal como taquicardia ventricular o fibrilación ventricular, el dispositivo detecta el problema y en cuestión de segundos manda una descarga eléctrica para restablecer el ritmo cardiaco”, señala Siller.
El desfibrilador se implanta en el pecho del paciente y el cable se introduce por una vena (la colocación es similar a la de un marcapasos).
“Existe tecnología especializada para evitar que las personas mueran súbitamente. El punto es detectar a los pacientes con alto riesgo”, manifiesta el cardiólogo.
Por su parte, el médico internista Luis Lojero Wheatley manifiesta que la única forma de prevención es diagnosticando oportunamente las enfermedades cardiovasculares.
“Los chequeos periódicos de presión arterial y niveles de colesterol son indispensables para determinar el riesgo de problemas cardiacos”.
Lojero agrega que es necesario mejorar el estilo de vida mediante una alimentación balanceada y la práctica regular de ejercicio.
Otras causas
El cardiólogo señala que existen enfermedades congénitas como la cardiomiopatía hipertrófica (engrosamiento del miocardio que dificulta la salida de sangre del corazón), cuyo primer síntoma es la muerte súbita en personas menores a los 35 años de edad.
“Ocurre comúnmente en jóvenes deportistas que ni siquiera se dan cuenta de que padecen la afección hasta que fallecen súbitamente”, manifiesta Siller.
Por otro lado, las canalopatías (mutaciones en los canales de calcio, sodio o potasio a nivel celular) pueden causar muerte súbita en niños.
También existen otros problemas no cardiacos que pueden causar fallecimiento súbito como la tromboembolia pulmonar, la ruptura de un aneurisma de la aorta o de una arteria cerebral y la hemorragia cerebral por hipertensión arterial severa.
Atención urgente
– Las estadísticas indican que sólo el 10 por ciento de los pacientes que sufren muerte súbita son rescatados.
– Ante un evento súbito el paciente necesita maniobras de resucitación cardiopulmonar y choques eléctricos mediante un desfibrilador para normalizar su ritmo cardiaco. Entre más rápido se le brinde esta atención, más probabilidades tiene de sobrevivir.