De sus cultivos de trigo y garbanzo pagaría sus deudas, pero por las heladas, lo perdió todo.
Francisco Martínez ya había hecho sus cuentas, con los más de 100 mil pesos que ganaría con lo cosechado en poco más de 4 hectáreas le alcanzaría para vivir 6 meses y pagar sus deudas, el clima ya no le permitió cumplir sus planes.
“Debo 33 mil pesos del abono y pedí dinero en la caja para comprar el equipo para tirar amoniaco y el diesel y ya me toca dar la primera letra”, dijo con voz queda.
“Es lo que estoy pensando cómo le hago pa’pagar no puedo quedarme sin sembrar tenía que pagar como 56 mil de una letra, nos dijeron que iban a ver si me lo iban a ampliar para pagar en 6 meses, pero no es seguro”, comentó quitándose el sombrero y frotando su cabello blanco.
A sus 80 años, ya ha sido testigo de otras tragedias agrarias, una de las que recuerda es cuando hasta granizada les cayó, recordó que antes trabajaban con banco en Celaya, que al ver las pérdidas les dio oportunidad para que pagaran hasta un año después.
Ahora el futuro es incierto, ni siquiera sabe si la ayuda llegará en los próximos meses.
Hace unas semanas, el mismo frío hizo que se despertara, cuando salió de su casa, supo lo que le esperaba en el ejido aún sin haber llegado a los cultivos del trigo.
El garbanzo lo recogió casi de inmediato y dejó sobre la carretilla, tapado ya seco, al trigo, dejó de regarlo aunque aún no lo ha recogido.
“Se imagina, por riego también pagaba, unos me salían en 3 mil, otros en 2 mil 500 ya cuando vi que se habían helado ya ni le eché agua, ni he ido, ya ha de estar todo seco”, contó.
Poco antes de la Semana Santa, hicieron una comisión y un representante llevaría una lista a Desarrollo Agropecuario con los afectados y las pérdidas que sufrieron, pero las vacaciones llegaron y los campesinos de Unión de Liebre continúan sin respuesta.

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