El despliegue de un destructor estadounidense capaz de interceptar misiles frente a la costa occidental surcoreana recibió una respuesta inmediata de Corea del Norte.
Pyongyang aseguró ayer que va a volver a poner en marcha todas sus instalaciones nucleares, incluido el reactor de la central de Yongbyon, que lleva cerrado desde 2007, según ha informado la agencia oficial KCNA.
El anuncio sube un grado más la temperatura de la crisis que atraviesa la península coreana desde el lanzamiento en diciembre pasado de un cohete por parte del Norte, que, según Washington y sus aliados, fue la prueba de un misil balístico -algo que Pyongyang niega-, y la prueba nuclear que ejecutó el 12 de febrero pasado.
Un portavoz del Departamento General de Energía Atómica norcoreano afirmó que la decisión incluye “el reajuste y el arranque” de todas las instalaciones en el complejo de Yongbyon, entre ellas, la planta de enriquecimiento de uranio y un reactor de grafito de cinco megavatios, la única fuente conocida de plutonio para su programa de armas atómicas.
No está claro cuánto tiempo podría tardar en reactivar el reactor, aunque los expertos estiman entre tres meses y un año. Las bombas nucleares pueden ser fabricadas con plutonio o con uranio muy enriquecido.
El portavoz norcoreano, que no ha sido identificado, aseguró que la decisión forma parte de los esfuerzos destinados a paliar la falta de energía del país, pero también está destinada a “incrementar la fuerza armada nuclear tanto en calidad como en cantidad”.
El anuncio fue recibido con tibieza por China, cuyo portavoz de Exteriores, Hong Lei, se ha limitado a decir que Pekín lamenta la decisión de su vecino.
El Norte clausuró el reactor de plutonio de Yongbyon en 2007 a cambio de ayuda, en el marco de las negociaciones internacionales para el desmantelamiento de su programa de armamento nuclear, y el verano siguiente destruyó la torre de refrigeración.

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