Venezuela llegó el jueves al cierre de la campaña presidencial para suceder al fallecido mandatario Hugo Chávez en la que el candidato oficialista y actual presidente encargado Nicolás Maduro aparece como favorito sobre el aspirante de la oposición, Henrique Capriles, quien mantiene la esperanza de remontar en las preferencias.
Maduro y Capriles comenzaron sus últimos actos proselitistas de cara a los comicios del domingo, poco más de un mes después de que Chávez muriera a consecuencia de un cáncer que lo aquejó por casi dos años y cuya imagen se mantuvo como elemento central de la contienda.
Maduro cierra campaña en Caracas, donde ha anunciado la presencia del ex astro del fútbol argentino Diego Maradona. Capriles tendrá su último evento en Barquisimeto, capital del estado occidental de Lara, gobernado por la oposición. Algunos esperan que esta contienda electoral sea de las más reñidas de la historia democrática de Venezuela, pese a que los escasos sondeos que fueron revelados apuntan que el candidato oficialista saldrá victorioso.
Maduro desde tempranas horas de la tarde congregó a centenares de miles en un acto en la céntrica avenida Bolívar de Caracas y otras seis avenidas aledañas. Esa concentración pareció superar a la de Capriles el domingo pasado también realizada en ese emblemático lugar. Sin embargo, voceros de la oposición dijeron que tal multitud sólo fue posible porque el gobierno, pese a ser un día laborable, cerró la mayoría de las oficinas públicas para llevar a empleados públicos y trajo en autobuses a miles de sus partidarios de distintas regiones del país.
“Estamos en presencia de un brutal uso de los bienes del Estado en la movilización de miles de personas de todo el país a Caracas. Aquí lo que cuenta es lo que pasará el domingo, cuando con votos se pondrá fin al abuso de poder”, dijo a la prensa el alcalde del municipio capitalino de Sucre, Carlos Ocariz, quien también funge como director del comando de campaña de Capriles. Dirigentes oficialistas repetidamente han rechazado esas críticas.
Los escasos sondeos han puesto a la cabeza de las preferencias a Maduro, quien ha utilizado la figura de Chávez para apuntalar su campaña, aunque en los últimos días al menos una encuesta ha señalado que se redujo su ventaja sobre Capriles, quien compite por segunda ocasión por la presidencia.
Un último estudio de la encuestadora local Datanálisis ubicó a Maduro con una intención de voto de 54,8% frente a un 45,1% de Capriles, un margen de 9,7 puntos porcentuales, menor al que la misma empresa registró en marzo.
La encuesta, realizada para clientes privados como la firma Credit Suisse, se realizó del 1 al 5 de abril entre 1.300 personas en todo el país con un margen de error de 2,66 puntos porcentuales.
En marzo, la ventaja de Maduro sobre Capriles era de 14 puntos porcentuales, según el anterior estudio de Datanálisis.
Desde el estado suroccidental de Apure, donde comenzó su última jornada proselitista, Capriles aseguró que un triunfo suyo significaría una recuperación de la economía nacional, que entre otras cosas enfrenta una alta inflación y falta de divisas.
“Nosotros somos la garantía de la recuperación económica en nuestra Venezuela”, dijo el opositor.
En una entrevista con medios regionales transmitida por la televisión estatal, Maduro se dijo seguro de su victoria.
“Lo dicen hasta las piedras que voy a ganar”, dijo el mandatario encargado, quien viajó al estado occidental de Zulia para iniciar sus últimos actos de campaña.
Aunque la campaña oficial tuvo una duración de escasos 10 días, ambos candidatos comenzaron sus actividades políticas hace casi un mes en las que dominaron los cruces de acusaciones y descalificaciones que intensificaron la temperatura política de Venezuela.
Pese a la ventaja que tiene en los sondeos el presidente encargado, la oposición se mantiene esperanzada en sus posibilidades de dar una sorpresa.
Maduro y miembros del oficialismo pusieron sobre la mesa diversas teorías conspirativas, incluidos supuestos planes de la oposición para desconocer los resultados de los comicios y la presunta llegada de mercenarios salvadoreños para realizar actos de violencia, incluido un posible atentado contra el presidente encargado.
La oposición ha sostenido que los señalamientos del oficialismo sólo son parte de una campaña de rumores para generar miedo.
El jueves, el jefe de un comando de la Guardia Nacional del estado central de Lara anunció la incautación de 50 cargadores para armas que aseguró serían utilizadas por “mercenarios salvadoreños” que según el gobierno entraron a Venezuela para afectar los comicios y estarían ligados a un diputado derechista de El Salvador, Roberto D’Abuisson, quien ha negado las acusaciones.
El general Octavio Chacón, jefe del comando regional de Lara, dijo a la televisión estatal que el decomiso de los cargadores -49 para armas calibre 9 milímetros y una para 5,56 milímetros- se realizó en instalaciones de una empresa que importa productos de Estados Unidos. El jefe militar no informó si hubo detenidos.
Lara es un estado gobernado por Henry Falcón, actual jefe de campaña de Capriles.
“Se ha evidenciado que existe una relación directa de este material de guerra con los grupos subversivos, con los grupos de personas… entrenadas en El Salvador”, aseguró, aunque no dio detalles sobre cómo llegaron a esa conclusión. Las autoridades no han dicho cuándo habrían entrado esos supuestos mercenarios y por qué no han sido detenidos.
Autoproclamado “hijo de Chávez”, Maduro ha hecho de la imagen del ex mandatario la clave de sus discursos proselitistas y ha prometido continuar su proyecto entre advertencias de que una eventual llegada de la oposición al poder se traduciría en el final de los beneficios sociales para los más pobres.
Capriles, quien dice que su “jefe” es “Dios”, sostiene que Maduro ha echado mano de la figura de Chávez porque él no ha logrado conseguir un liderazgo propio.
Mariana Bacalao, experta en opinión pública de la Universidad Central de Venezuela, dijo a The Associated Press que la campaña presidencial ha estado marcada por la presentación de “dos propuestas que son contrapuestas”, con Maduro que se ha dirigido particularmente a los seguidores de Chávez y Capriles que ha llamado a realizar un cambio en la sociedad entre llamados de integrar a todos los sectores del país.
“Una (campaña) habla de continuismo y la otra habla de renovación y de integración”, comentó la experta.
Capriles ha dicho que se ha enfrentado a una campaña desigual con un candidato oficialista que en su calidad de presidente encargado se ha apoyado en las instituciones estatales y a quien ha criticado de valerse simplemente de la imagen de Chávez, quien en su última aparición pública a fines de 2012 lo designó su sucesor.
Para Bacalao, el uso que ha hecho Maduro de la imagen y el discurso de Chávez lo ha “desdibujado” y ha hecho que el verdadero protagonista de su campaña sea el ex mandatario.
“Maduro es una incógnita… Maduro no se ha estrenado en su propio estilo, discurso; no ha desarrollado liderazgo”, consideró.
En Caracas, seguidores de Maduro comenzaron desde temprano a apostarse en las calles de la capital para esperar al candidato oficialista.
“Maduro no es Chávez, queríamos tener a Chávez por siempre, el cáncer nos lo quitó”, dijo Johana Sánchez, un ama de casa de 31 años que junto con una hermana de 26 estaban ataviadas con camisetas rojas estampadas con la imagen de los ojos del ex mandatario.
“Pero si el comandante confió en él, estoy seguro que nosotros también podemos confiar. ¡A esta revolución no la para nadie!”, dijo Sánchez.
María Araque, una estudiante de 23 años, viajó más de 600 kilómetros desde el estado occidental de Zulia hasta la capital venezolana. Para ella Maduro es el único que puede garantizar la continuidad del proyecto de Chávez, aunque también consideró que la gente estará atenta a lo que haga.
“Estaremos vigilantes, apoyamos a Maduro porque Chávez lo pidió, pero el pueblo no va a permitir una traición más; traicionar a Chávez es traicionar al pueblo que él amó”, dijo la joven.
El cierre de la campaña coincide con el aniversario del golpe de estado del 11 de abril de 2002 en el que Chávez fue separado brevemente del poder en medio de manifestaciones y enfrentamientos que dejaron al menos 19 fallecidos. Dos días después, apoyado por militares leales, el mandatario fue restaurado en la primera magistratura.
“A 11 años de aquel 11, te juramos Comandante Eterno que nunca más un día como aquel volverá a repetirse. Tu legado vive entre nosotros!”, escribió el jueves el ministro de Defensa, almirante en jefe Diego Molero, en su cuenta de Twitter.

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