Todo parece augurar que en las elecciones de mañana en Venezuela, convocadas para escoger al sucesor de Hugo Chávez en la Presidencia, se registrará el menor margen de victoria en los años que van de Revolución Bolivariana.

Los estudios de seguimiento con entrevistas telefónicas coinciden en detectar una disminución constante, del orden de 1% al día, de la amplia ventaja que al iniciar la campaña llevaba el oficialista Nicolás Maduro frente al opositor Henrique Capriles Radonski.
Aún así, hay que otorgarle la primera opción a Maduro, por, entre otras razones, el endoso emocional del presidente fallecido y la maquinaria electoral chavista.
“Teniendo un candidato como Maduro, que claramente no es Chávez, hay elementos para pensar que el oficialismo se preparó para exigirle más a su maquinaria en esta ocasión de lo que ya ha dado en otras”, deduce Edgard Gutiérrez, un reputado politólogo y consultor electoral venezolano.
Esa maquinaria va más allá del ventajismo en la utilización de los recursos del Estado para apoyo de la campaña, reseñado con frecuencia por los medios internacionales.
Se trata, en cambio, de un crisol de datos personales y de tendencias electorales que permite movilizar, casi a conveniencia y oportunamente, a electores durante el día de los comicios.
Movilizar a electores es una actividad legítima de los factores en pugna de cualquier democracia. Pero el Estado venezolano ha desarrollado a partir de esa necesidad logística una sofisticada tecnología que combina, sin pudor, las capacidades de control e intimidación del Estado con el activismo más partidista.
En el corazón de esa maquinaria están las denominadas misiones, los programas de asistencia social implementados por Chávez con asesoría cubana y que, además de llevar servicios a sectores tradicionalmente desatendidos, suelen entregar subsidios de dinero.
El día de las elecciones el oficialismo cuenta con una panoplia de instrumentos -exit polls, estudios de observación, entre otros- que le permite conocer al dedillo, alrededor de las 2 de la tarde, cómo marchan las tendencias en los resultados.
Así, a dos horas del cierre oficial de las mesas de votación, establecido a las 4 de la tarde, puede activar la llamada “Operación Remolque”, donde la legítima movilización de partidarios deja de ser kosher.
Gracias a la información que se cruza, los encargados de controlar a los electores en cada barrio -que suelen ser, además, funcionarios adscritos a la gestión de las misiones gubernamentales-, pueden saber en tiempo real quiénes fueron a votar, para exhortar a quienes hasta el momento se abstengan, a acudir a las urnas.
“En este sistema es muy importante el tema de la territorialidad”, dice la economista y asesora Claudia Curiel Leidenz, quien lleva años estudiando la articulación política y social de las misiones, “que quien me vaya a chequear es el mismo vecino que voy a ver a la cara al día siguiente”.
De acuerdo a Curiel, el llamado a votar no conlleva una amenaza explícita de que, de lo contrario, el abstencionista pudiera perder su beneficio social, sino que “se trata de una coacción mucho más elaborada, donde se mantiene a la gente dentro de determinadas expectativas en el marco de un Estado asistencialista”.
Luego se echa mano a los recursos del Estado para transportar a los electores que se consiga activar en esas horas calientes. Para aprovechar la coyuntura no se escatiman ni siquiera las posibilidades que hasta las mismas Fuerzas Armadas -columna vertebral del proyecto chavista- puedan aportar.

Olvidan a Hugo Chávez en museo

“¡Patria, patria, patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi Sol!”, canta la voz grabada de Hugo Chávez desde unas cornetas instaladas en el Cuartel de la Montaña, tradicionalmente conocido como el Museo Histórico Militar de Caracas, donde yacen los restos del fallecido Mandatario venezolano.
La melodía se convirtió en el himno de campaña del chavismo para los comicios presidenciales del 14 de abril, porque fue la última canción recitada por Chávez en la cadena nacional del 8 de diciembre de 2012, cuando designó a Nicolás Maduro como su sucesor.
Dos soldados de la Milicia Bolivariana dan la bienvenida a los pocos visitantes que acuden a mirar la bóveda de mármol gris donde reposan los restos del Mandatario.
Una semana después del traslado de Chávez al mausoleo, la afluencia cayó en picada.
“Los primeros tres días en los que el cuerpo del Comandante estuvo aquí, no cabía la gente. Pero después las filas se volvieron tan cortas que a veces arrancamos el recorrido con grupos menores a 15 personas”, confiesa Magaly Alarcón, un guía justo antes de iniciar su presentación.
El recorrido se inicia en una sala donde permanecen izadas las banderas de Venezuela y países aliados como los del ALBA.
Los visitantes entran al patio techado donde se encuentra el féretro, incrustado en la “Flor de los Cuatro Elementos”, que encierra al sepulcro de mármol en un círculo de agua que obliga a los visitantes a rodear el sarcófago para proseguir la visita hacia un templo coronado por imágenes de Cristo y Chávez.
En las salas contiguas se instalaron pabellones con fotografías inéditas del Mandatario, que muestran distintas facetas de su vida militar y política.
Los soldados de la Milicia ofrecen desde vasitos de agua hasta anécdotas aleccionadoras sobre el gobernante.
Al final, un cañón de la época colonial despide a los visitantes mientras parece apuntar hacia el Balcón del Pueblo, la tribuna donde Chávez solía celebrar sus triunfos electorales en Miraflores.

Caen cinco por complot

Las autoridades venezolanas anunciaron ayer la detención de cinco personas a las que acusa de preparar actos desestabilizadores rumbo a los comicios presidenciales de mañana.
El anuncio lo hizo el vicepresidente Jorge Arreaza, un día después de que el mandatario encargado y candidato Nicolás Maduro dijo que fueron detenidos dos presuntos paramilitares colombianos.
El ministro de la Defensa, almirante en jefe Diego Molero, que acompañó en el pronunciamiento a Arreaza, dijo que los cinco fueron detenidos en diferentes días y ubicaciones.
Molero señaló que se presume que al menos uno de ellos es colombiano, pero no dio más detalles.
Los nombres e identidades de los capturados no se han ofrecido, ni tampoco los capturados fueron mostrados a los medios.
Sin embargo, Molero mostró algunas hojas en las que se podían ver pequeñas fotos y algunos nombres.
“Hemos desmontado algún plan que trataría de afectar el proceso electoral o post-electoral”, dijo Arreaza en declaraciones divulgadas por la televisora oficial.

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