Imagina quedar ciego a la mitad de su vida y estar al borde de la muerte en dos ocasiones. Imagina que le pidan hacer una mueca de enojo o alegría y no saber cómo hacerla porque nunca las ha visto en su vida.
Antonio Rojas Blancarte enfrentó más que la ceguera a los 28 años de edad, también un estado de coma, dos infartos y distintas recaídas.
Eso no lo inmutó y a los 42 años de edad este ‘guerrero’ agradece cada día los dones recibidos y la fuerza para continuar al frente del Centro de Apoyo Psicopedagógico para Ciegos y Débiles Visuales A.C. (CYDEVI).
Este Centro nace en 1998 con el nombre del Grupo de Apoyo para Ciegos y Débiles Visuales, para en 2003 constituirse legalmente como CYDEVI y quien brinda apoyo no sólo a adultos, sino a niños y jóvenes.
La historia de ‘Toño’ es un poco ‘macabra’ (según explica), pero ha servido como motivo para muchos más que sin tener una discapacidad han aprendido que nada es peor que la muerte.
“Desde niño he sufrido de diabetes y a los 28 años perdí la vista, mi mamá, hermana lloraron por la situación y yo les dije que lo que no quería era lástima sino la fuerza para poder continuar como otra persona, demostrar que podía hacer más cosas con mi nueva condición”, platicó.
Así fue, Toño pasó por un proceso de duelo, aceptación, por tropiezos, era como nacer a una vida que le exigía más esfuerzos, como un niño guiado por adultos. Su sueño comenzó de esas ganas de salir adelante, de demostrar y dejar de depender de pseudoinstituciones que obligaban a los discapacitados a pedir limosna en las calles.
“Yo no quería eso, así que comencé este sueño con varios amigos que me ayudaron. Pude andar en la calle gracias a Ana Laura Rangel con quien comencé esta aventura hace años, aprendí a leer, escribir en Braille y valerme por mí mismo, valorarme, creer en mí y comenzar con este proyecto de vida que afortunadamente tengo claro que fui hecho”, compartió.
Toño es una persona que cuida de su aspecto, así lo exige a sus alumnos (que suman 60) ‘el hecho de no ver no tiene que influir en el modo en que te presentes’.
“Yo trato de estar a la moda y lo mismo les pido a mis alumnos, que si no ven, hay que preguntar qué nos queda mejor, estar limpios, presentables, cuido mucho mi aspecto y eso es lo que reflejamos”, cuenta.
El amor que siente por su carrera lo ha demostrado y a pesar de que las amenazas son frecuentes las enfrenta como son: enseñanzas de vida.
“Hemos estado en cinco casas distintas, la primera en Ignacio Altamirano, la segunda en Díaz Mirón, la 27 de Septiembre donde nos robaron dos veces todo, nos saquearon y poco a poco hemos salido adelante”, continuó.
En esas casas se han tejido historias, como las de padres que no aceptan hijos ciegos o con discapacidad, a quienes hay que trabajar psicológicamente para evitar depresiones.
“En el área psicológica se da orientación familiar a alumnos y maestros, cursos y conferencias, capacitaciones, además de técnicas y procedimientos dirigidos a estimular las diferentes áreas del sistema nervioso central en niños mayores de 3 años”, agregó.
Entre los servicios que brinda el centro se encuentran: Enseñanza en sistema braille en dos fases (básico y estenografía), preescolar, primaria abierta, secundaria, bachillerato, lectura de comprensión, incorporación a escuelas regulares.
“Tendremos próximamente un área de estimulación, además de algunas actividades como es el flamenco; también con un área de neurodesarrollo donde trabajamos distintas técnicas de rehabilitación  o inserción a la vida”.
Todas éstas y más actividades conllevan en un gasto de operación cercano a los 60 mil pesos, que tienen que ser subsidiados con apoyos o algunas cuotas de recuperación.
Para Antonio Rojas, el hecho de continuar con este proyecto que sobrevive a pesar de las adversidades es una señal que lo  ha llevado a sopesar todos los males que lo aquejaron y que llevaron a  permanecer en cama.
“Los golpes de la vida me llevaron a estar aquí, llegar hasta donde yo quiero, estoy feliz por lo que se ha hecho, por lo que he superado, cada vez que pasa algo malo lo veo como bendiciones como pruebas por superar”.
El consejo que daría a quienes sufren dificultades es ayudarse, aprovechar todo el potencial.
“No hay más alternativa hay que aprovechar todo lo que tenemos, la vida es hermosa, bonita, no hay que enfrascarse en los fracasos, ver que todo tiene solución; para mí hubo momentos muy duros, pero que me hicieron crecer”, finalizó.

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