Con las heridas bien abiertas tras sendos descalabros europeos en tierras alemanas por la Liga de Campeones, Barcelona y Real Madrid también enfrentarán exigencias el fin de semana en la liga española, que los azulgranas están a punto de conquistar.

La posible celebración de su 22do título doméstico parece cercana el sábado, cuando el equipo de Tito Vilanova salte por última vez al estadio San Mamés para enfrentar al Athletic de Bilbao, que prevé estrenar nuevo coloso la siguiente temporada. Una victoria visitante combinada con una derrota del Real en cancha del Atlético de Madrid, apenas unas horas después en el clásico madrileño, sellaría definitivamente el campeonato en favor del Barsa.

Pero los culés no están para demasiados homenajes ni festejos tras su estrepitosa derrota del martes por 4-0 en cancha del Bayern Munich en el partido de ida por las semifinales de la Champions. La vuelta, programada el miércoles en el Camp Nou, es vista con escaso optimismo por la afición catalana, más pendiente de adivinar las pautas del próximo proyecto deportivo que de encarar objetivos más cercanos en tiempo pero distantes en probabilidades de éxito.

“Para mí, un fin de ciclo es cuando pasan años sin ganar nada. El año nunca es malo si ganas la liga”, opinó el jueves el mediocampista Andrés Iniesta, quien no rehuyó la autocrítica. “Las revoluciones nunca son buenas pero, si queremos seguir optando a ganarlo todo, tenemos que mejorar muchas cosas. No sólo jugadores. También staff técnico, directiva”.

No anda mucho mejor el Real después de que el Borussia Dortmund le endosara un correctivo similar, de 4-1, apenas 24 horas más tarde. La simple matemática otorga algo más de esperanza al equipo de José Mourinho para la vuelta del martes en Madrid, pero las aguas turbulentas de una temporada accidentada enturbian cualquier atisbo de optimismo.

“Faltó actitud, empezando por mí”, diagnosticó el defensa Sergio Ramos.

El arquero internacional Iker Casillas, nuevamente suplente en beneficio de Diego López, reconoció que “a veces es verdad que nos falta actitud. Creo que hubo euforia generalizada, vislumbrando una final entre equipos españoles. Estamos esperando que llegue el martes para demostrar a la afición que también podemos tener un día bueno”.

Y en ese marco se presenta un Atlético con ganas de hurgar en la herida.

Para ese preciso fin nadie más acorde que el brasileño Diego Costa, enemigo público de Ramos y Pepe, y rehabilitado por el Comité de Competición. Este anuló la décima tarjeta amarilla que el jugador recibió en la pasada fecha, permitiéndole participar en el clásico ciudadano junto al colombiano Radamel Falcao, tercer máximo cañonero de la competición.

Asido al recobrado olfato goleador de “El Tigre”, el argentino Diego Simeone ansía una victoria de su equipo para dar una alegría a la afición rojiblanca, que no celebra un triunfo sobre el poderoso vecino desde 1999, e igualar los 71 puntos del Real por la cotizada segunda plaza.

“Cualquiera quiere ganar el sábado y también la final. La mala racha es historia, pero la historia cambia”, subrayó Simeone.

Aparte de un boleto directo para jugar la próxima Champions, una victoria sobre el cuadro de Mourinho alimentaría la moral del Atlético de cara a la final de la Copa del Rey que ambos disputarán el próximo 17 de mayo en feudo madridista.

Marcelo Bielsa, compatriota de Simeone, requiere de un triunfo sobre el Barsa por motivos muy distintos, pues el decepcionante 14to lugar que ocupa el Athletic obliga a una reacción para evitar sufrimientos en el tramo final de la temporada.

El concurso del argentino Lionel Messi desde el principio parece garantizado tras su pobre actuación en Múnich, donde apenas participó del juego. Más que a una mala recuperación de su lesión muscular, se dijo que su bajo desempeño se debe a que está fuera de práctica. El rosarino, competitivo como pocos, querrá seguir sumando como máximo cañonero y no tira aún la toalla en la competición continental, con lo que vislumbra el choque de Bilbao como necesaria puesta a punto de cara a la vuelta contra el Bayern.

Real Sociedad y Valencia persiguen el último boleto a la Champions en su particular cruce al cierre del domingo. Los primeros defienden la cuarta plaza con dos puntos de ventaja sobre los segundos.

Les sigue el Málaga que entrena el chileno Manuel Pellegrini, rival previo del Getafe; y el Betis, que cierra la 33ra fecha el lunes contra el Deportivo la Coruña.

La programación sabatina se completa con los cotejos Levante-Celta de Vigo y Zaragoza-Mallorca; el domingo jugarán el Espanyol contra el Granada y el Valladolid frente al Sevilla. Osasuna visita al Rayo Vallecano el viernes.

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