Alfonso, Antonio y Abraham acudieron a la misa de las 9 de la mañana en la Catedral de Irapuato, para llevar la cruz que desde hace 60 años acompaña a su grupo de trabajadores de la construcción, para bendecirla por el Día de la Santa Cruz.
Los tres se dedican desde jóvenes a este trabajo, conociéndose desde hace más de 40 años, se nota en su complicidad cuando se les hace preguntas y contestan, se terminan las frases, después de tantas aventuras, es algo natural.
Ellos fueron parte de los más de 300 trabajadores que se presentaron como cada año a la misa de las 9 de la mañana, siguiendo la tradición que desde antes de que ellos entraran en este gremio, se realizaba.
Antonio García Ramírez, de 50 años, originario de Cuerámaro pero radicado desde los 10 meses en Irapuato, inició esta carrera a los 16 años, comenzando por la necesidad de ayudar a su familia.
“…Empecé a trabajar por necesidad, teníamos que salir a la calle para mantenernos, para ganar algo y ayudar a la familia, fue un trabajo bueno, siempre lo ha sido, cuando me salí a trabajar no me dijeron nada, ya estaba yo grande para irme a buscar solo”, recordó.
El oficio es bueno, para ellos y sus familias, confesó don Antonio, aunque aceptó que algunas cosas han cambiado, tanto en esta tradición como en la situación laboral, pues ahora se ha reducido el campo de trabajo.
“Lo que pasa ahora es que las constructoras pequeñas ya se han terminado y antes había muchas, donde trabajábamos, de la tradición de la Santa Cruz, cuando se llega a una construcción se coloca la cruz, muchos se la llevan y otros la dejan, hay quienes piden que la dejen para cuando ya está terminada la obra, nosotros tenemos desde hace años la cruz, nos la dio uno de los ingenieros”, explicó.
Luego de la misa, acudieron a comer carnitas, para festejar, recordando viejas aventuras y grandes experiencias, incluso las que causaron algún dolor o sustos.
“Una ocasión andaba en una construcción en Salamanca, cuando el ingeniero me mandó a terminar unos detalles, eran 6 metros de alto, me subí y se resbaló la escalera, lo que hice fue tirarme a un montón de tierra lama, fue lo que me salvó si no quién sabe qué me hubiera pasado”, dijo sonriendo don Antonio.
La fiesta de la Santa Cruz se relaciona poco con el festejo religioso que realiza la Iglesia católica, pero puede tener relación con la protección que se pide a Jesús, opinó Rubén Herrera Luna, párroco en la iglesia de San Felipe de Jesús.
Durante el día, las misas se realizan con los mismos horarios de los viernes, aunque se tiene la presencia y la bendición de las cruces, siempre que se acerquen los trabajadores de la construcción.
“Para todo cristiano católico, la cruz es un símbolo de redención y la celebramos nosotros recordando a Jesús, que nos redime y nos da la oportunidad de sentirnos amados por él, aun en un signo que parece de dolor, pero es ahí donde nos ama, se bendicen las cruces que dejan en la obra donde trabajan pero también se les bendice a ellos, no en un signo de superstición sino de entrega de Jesús”, finalizó.

Agradece trabajar en la construcción

Con motivo de celebrar el Día de la Santa Cruz, que se festeja el 3 de mayo en México, trabajadores de la construcción asistieron a misa para bendecir las cruces que cuidan las obras en las que trabajan.
Esta celebración se remonta al Siglo XVI, cuando los albañiles tomaron esta fecha como propia cuando el capitán Juan de Grijalva nombró “Isla de la Santa Cruz” a la isla de Cozumel de Quintana Roo, ya que creían en una leyenda que decía que la cruz siempre regresa a su lugar de origen.
Sergio Luna Borja es un hombre de 57 años que por más de 20 años se ha dedicado al oficio de albañilería, don Sergio comenzó a trabajar en la construcción cuando vivía de indocumentado en Estados Unidos, hasta que fue reportado por uno de sus compañeros y tuvo que regresar a México.
La mayoría del tiempo trabaja por su cuenta, pero nunca rechaza una oferta de trabajo, porque además de ser albañil también es plomero y electricista, lo que le ayuda a mantener un buen nivel de vida, porque sólo paga sus gastos.
Don Sergio no ha tenido una vida fácil, con lágrimas en los ojos recordó que a causa de su vicio por el alcohol en el que se gastaba la mayoría de su dinero, además de su carácter fuerte, 8 años atrás perdió a sus 3 hijas y a su esposa, a las que pocas veces ve y convive con ellas: “Sería un milagro volver a llevarnos bien, somos muy orgullosos”, indicó el trabajador.
“Quiero cambiar, nunca es tarde y quiero cambiar, he perdido muchas cosas, a mi familia con mis malas acciones, yo pensaba que a la mujer sólo se le aventaba el dinero, yo no la cuidaba pero eso sí, me puse muy digno el día que ella me pagó con la misma moneda, ahora que ya tengo un ratito solo, eso es lo que me está pegando y me da sentimiento pero todavía estoy vivo”, señaló.
Él asistió al templo no sólo para bendecir la cruz, sino también para dar gracias y pedirle a Dios que lo ayude en su trabajo que disfruta mucho y también a sus compañeros, para que les de fuerza de seguir “Todavía me emociono mucho” dijo.
“Vengo a que Dios me ayude, y también a poner algo de mi parte, porque uno es el que se castiga cuando le da palos a la canasta que le da de comer, dicen que no hay trabajo, si hay pero es uno mismo el que se cierra las puertas, hay que ser personas honestas para que nos tengan confianza y podamos hacer nuestra cartera de clientes”, dijo Luna Borja.
Señaló que para ser un buen albañil, se debe mostrar humildad, para que los patrones tengan confianza en ellos y les sigan dando una fuente de empleo.
“A veces somos muy pobres de mente, cuando traemos dinero nos vamos a las peores cervecerías, a lo más bajo y nos los gastamos a veces hasta con una amigas, a veces el dinero se me ha perdido, pero lo bailado quien me lo cita”, dijo Don Sergio entre risas.

Pide tener trabajo durante todo el año

Abel Bribiesca trabaja en la construcción desde hace 25 años y ayer fue a misa para pedirle a Dios que no falte el trabajo, pues en el primer cuatrimestre del presente año, sólo ha estado ocupado 2 meses.
Para festejar el Día de la Santa Cruz, el maestro albañil y su ayudante acordaron con su patrona comer aunque fuera un pollo.
La mañana de ayer y hasta las 3 de la tarde, Abel Bribiesca Negrete, de 36 años de edad y su ayudante de 19 años de edad, trabajaron en labores de albañilería en una casa que se encuentra en la calle Guerrero casi esquina con Torres Landa.
“Trabajaremos hasta las 3 de la tarde, y luego vamos a descansar, creo que comeremos un pollo que los patrones dijeron que nos podrían comprar, de todos modos voy a misa en la iglesia que está acá adelante, por esta calle Guerrero, para festejar el Día de la Santa Cruz”, dijo Abel Bribiesca.
El maestro albañil tiene 2 hijos, un niño de 5 años que se llama Abel Yair y una niña que se llama Maribel de 9 años de edad, quien estudia el tercer grado de primaria y para llevar el sustento el papá se dedica a la albañilería mientras que la mamá es ama de casa en el hogar de la familia que se encuentra en la calle Cafetales de la colonia 12 de Diciembre.
“Le voy a pedir a Dios que me ayude y no falte el trabajo, porque en lo que va del año, me dieron trabajo durante 2 meses y los otros 2, estuve desocupado”, dijo Abel Bribiesca.
Trabajar en el ramo de la construcción, no sólo es fatigante por el exceso de esfuerzo que muchas veces significa hacer mezcla con cemento y cargar bultos para las obras de construcción, pues también hay riesgos de los que el maestro albañil comentó que pueden causar accidentes.
“Un día, no amarraron bien un andamio en una obra en la que estábamos trabajando en la el bulevar San Pedro, y se vino abajo con todo y el compañero, quien resultó herido y a pesar de que se lastimó un brazo, nos dimos cuenta todos que para hacer aplanados en muros, hay que fijar bien el lugar en el que cambiamos”, dijo.

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