Habitantes de la comunidad de Mendoza mantienen la esperanza de que el agua de la presa dure hasta que se presenten las lluvias, ya que el nivel de la presa va cada vez más abajo.
A la orilla de la presa, están las huellas de las herraduras de los burros y tractores en los que los habitantes de la comunidad llegan para cargar agua y darles de beber a sus animales.
Mario Cuéllar como muchos llegó con su tractor acompañado de su hijo Juan Salvador, lo estacionó de reversa para llenar con una cubeta el tambo que traía amarrado con lazos en la parte de atrás.
“Estoy viendo que está muy revuelta, tiene mucha lama y tierra pero lo que voy a hacer es colarla para dársela a los animales porque no hay más, a veces está bien clarita pero ya es muy poca la que queda”, dijo.
Recordó que cuando era niño iba a la presa con los burros para acarrear el agua y llevarse a los animales, y quiere enseñar a su hijo para que él también pueda hacerlo.
Esta agua le servirá para darle agua a sus chivas, un caballo y un burro que tiene.
“Qué más le hacemos, uno tiene que hacerle la lucha de donde sea, el agua es la mera buena pero últimamente se nos ha escaseado, ojalá que sí llueva”.
De acuerdo a Protección Civil la sequía se prolongará todo el mes de mayo y será hasta el mes de junio cuando se espera un repunte en las precipitaciones pluviales para la región que corresponde a Salamanca.
Se pronostican alrededor de 205.6 milímetros, para el mes de junio apenas comenzará a recuperar los niveles subterráneos y lluvia para la agricultura.
Sin embargo, los habitantes de la comunidad no sólo sufren porque la presa no tiene agua, sino también porque no tienen agua potable y tienen que comprarla cuando no va la pipa de Presidencia Municipal, sobre todo los que viven más arriba del cerro.
En muchas de las casas los tambos y garrafones de agua están a la entrada, los grandes contenedores aún arriba de las camionetas para llenarlos en cuanto se termine la que tienen almacenada.
En esta temporada en uno de los pozos de la comunidad no hay agua, sólo es acarrear agua y hay personas que no tienen en qué acarrearla y tienen que pagar, el viaje cuesta entre 120 y 130 pesos.
“Si tiene 100 pesos para comer y compra agua pues no come uno, y también cómo le hace sin agua si se tienen que lavar trastes y bañarse uno porque con este calorón no se puede quedar sin bañar”.
Las pipas del municipio van a darles agua, pero no suben con los que la necesitan porque argumentan que no los dejan, pero “vamos abajo por agua, hay señores que tienen pozos y nos la venden”, dijo otra afectada.

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