Escapa Puerta Grande a Adame

Un pinchazo privó a Joselito Adame no sólo de un rotundo triunfo, sino de reeditar una hazaña que tiene 41 años sin repetirse: que un mexicano abra la Puerta Grande de Las Ventas.
Ayer el torero de Aguascalientes, con la oreja valiosísima que cortó a su primero y la gran faena en el sexto -que bien valía dos apéndices-, casi abre esa puerta por la que un torero de México no ha salido desde que en 1972 lo hizo Eloy Cavazos, quien ayer estuvo en Las Ventas.
Cuando pinchó Joselito una vez, la esperanza de conseguir una oreja estaba latente, pero al fallar por segunda vez se le escapó la gloria.
Y mientras la Puerta Grande se quedó cerrada, a Adame se le abrió un panorama halagüeño en todo el mundo taurino, porque la vuelta al ruedo que dio al final significó contundencia, pues convenció a los aficionados y llamó la atención de los profesionales.
En su primero construyó con temple una faena que parecía no iba a lograr por lo manso del astado; sin embargo, la firmeza de Joselito y su tranquilidad le llevaron a darle tersos muletazos que rubricó con una estocada ligeramente caída que mereció la oreja.
Aunque sus faenas crecían, Adame nunca despegó las zapatillas de la arena, siempre siguió su objetivo y se mantuvo inteligente y torero.
Se fue con el sexto a porta gayola, ejecutando pulcramente una larga de rodillas; luego vino un quite por lopecinas, emocionante y bien hecho. El toro, que fue el de más trapío del encierro de El Montecillo -cuyos dos mejores toros fueron para Joselito-, había demostrado movilidad, bravura y que no iba a permitir que echaran un paso atrás.
Adame lo asumió desde el principio y su faena fue de aguante, de dominio, de atemperar las embestidas y emocionar al tendido.
Las fallas con la espada son inevitables -a veces detestables-, pero ahí están, como lo está Joselito Adame, quien luego de su actuación de ayer en Madrid ganó gran respeto.
Sus alternantes Antonio Ferrera y Serafín Marín, poco pudieron hacer con toros sosos.