El padre Víctor Aguilar Funes, celebra el día de hoy 50 años de sacerdocio, en los que ha cumplido con su amor a su fe y su amor al prójimo.
Originario de la ciudad de León, sus padres, los señores Agustín Aguilar Delgado y Ma. del Consuelo Funes Vargas, lo llevaron junto con sus hermanos Reynaldo y José a vivir al Sauz de Armenta, de donde su mamá era originaria, tuvo la oportunidad de disfrutar la vida en compañía de sus hermanos en el campo, después regresaron a la ciudad en donde comenzó sus estudios en la escuela de la parroquia de San Miguel, en León.
Dice el padre: “Al terminar cuarto de primaria pues lo único que seguía era trabajar, éramos muy pobres y era el paso a seguir, pero un día, el señor cura Saldaña llegó al salón (siempre fue muy estricto dice) y nos dijo –A ver, todos los que traigan resortera pónganse de pie- nos levantamos como 8 niños y que nos saca del salón y nos lleva al templo de los Auxilios de los Cristianos a tirar y espantar a los palomos porque había muchos y le ensuciaban el templo. Ya regresando a la escuela nos preguntó si nos gustaría entrar al seminario, nos vimos entre nosotros y algunos dijimos que sí, a partir de ahí se abrió otra ventana de posibilidades, una ventana para mí de misterio, de algo nuevo”.
Sin duda, dice el padre Víctor que una de las cosas que influyó en su decisión de ingresar al seminario fue el ambiente cristiano que vivía en su casa, pero el seminario era algo nuevo, algo de lo que no había escuchado y él veía cómo el Señor Cura le daba mucha importancia a los seminaristas y a los sacerdotes de San Miguel: “En fin, a los que dijimos que sí nos empezó a preparar para entrar al seminario, ya después entramos, a mí me gustó mucho que jugábamos futbol, me gustaba mucho el deporte”.
Al mencionar el padre su gusto por el futbol, le preguntamos si hubiera elegido otra opción, a lo que nos respondió: “Tal vez, después del cuarto año era común ver a las “zorritas” que eran los niños de nuestra edad que entraban a los talleres, tal vez si el Señor Cura no hubiera mencionado el seminario pues le habría entrado a trabajar, pero estos fueron los caminos que Dios me abrió y he sido y soy muy feliz así”, puntualizó el padre, quien demuestra su devoción al servicio sacerdotal.
Su vida
A los 12 años, en 1951 entró al seminario, luego en 1962 recibe su diaconado y su ordenamiento sacerdotal fue el día 8 de junio de 1963.
El padre Víctor celebró su primera misa al día siguiente en el templo de Belén en León y su primera cantamisa el día 12 en el templo de San Miguel.
Su vida como sacerdote tomó un giro cuando fue enviado a Roma, Italia, apenas a los dos meses de haberse ordenado sacerdote, esto para estudiar durante tres años Teología Dogmática. En 1966 regresó directamente a San Francisco del Rincón, pero nos relata: “Duré muy poco aquí, el párroco Timoteo Ríos me invitó a trabajar con él para acercarme a los jóvenes y fue tal su insistencia que el 8 de diciembre ya estaba yo en el templo de Nuestra Señora de Guanajuato. De ahí me fui a Santa María a la Coque, en donde duré 12 años, ahí la gente me ayudó mucho y pavimentamos las calles de la colonia e hicimos una caja popular para la gente, para que tuvieran de dónde echar mano para atender sus necesidades básicas”.
Pero ahí no terminó su labor con los feligreses, pues su acercamiento con la juventud continuó en el templo del Señor de la Salud, en donde recuerda: “Ahí recibí mucho apoyo del señor cura Roberto Guerrero y aún hay mucha gente, amigos, a quienes saludo y en su oportunidad con quienes me reúno”, el padre Víctor muestra nostalgia por el recuerdo.
“Luego me fui a San Felipe, al templo de San Miguel Arcángel, ahí me impactó mucho que se tenía una Casa del Peregrino, bueno, era un tejabán donde se recibía a la gente que visitaba el lugar en las celebraciones a San Miguel, era impresionante ver que la gente se acomodaba ahí, con sus bolsas por la lluvia y con una fogata, entre el lodo, y llegaba y llegaba gente. Ahí me hice el propósito de dignificar la celebración a San Miguel y de tener un lugar que recibiera a toda la gente que visitaba el templo, y pues con la ayuda de la gente, que nunca me dejó solo, logramos construir una bonita Casa del Peregrino. La gente es tan espontánea por allá, tan sincera y los recuerdo con cariño, al padre José Manuel Rivera”. El padre Víctor duró 9 años en San Felipe.
Lo apoyasu familia siempre
La familia del padre Víctor ha sido un pilar importante en su vida, cuando se fue a vivir a Guanajuato incluso se los llevó con él, al regresar a León dice que nuevamente se instalaron en su casa, sin embargo recuerda con mucha satisfacción las palabras que su padre dirigió al grupo de Acción Católica en el estado: “Desde este momento hago entrega de mi hijo a la gente”. Y dice el sacerdote que él sabía que así era.
El aprecio que la gente siente por el padre Víctor no es sólo por su labor como sacerdote o dentro de la Iglesia católica, es por su entrega a los más necesitados, por su lealtad a los principios que en su hogar le enseñaron, por lo que resalta: “No cabe duda que aprendí de mi familia y en el seminario esa es parte de la formación, pero yo tengo la satisfacción de que nunca pretendí enriquecer, en mi familia nos mantuvimos siendo pobres, he manejado mucho dinero y le agradezco a Dios la oportunidad de emplearlo en el beneficio de quienes en realidad lo han necesitado. Nunca he carecido de nada, tal vez hasta lo que ahora porto es de los demás, pero he disfrutado lo que tengo, he agradecido a Dios y a la gente cada comida y cada pertenencia como una bendición, sin ambicionar nada más pues con tan poco puedes ser tan feliz y más si lo compartes. No cambio nada, no envidio nada y soy muy feliz con lo que me ha tocado vivir”.
De esta manera, el padre Víctor nos relató los aspectos de su vida que marcaron su ser de una manera relevante y finalizó con un mensaje para las familias: “Es necesario vivir o hacer el esfuerzo por vivir integrados, la vocación de Dios para sus hijos es abundante pero hay que cultivar con valores humanos y cristianos. Si alguien en algún momento expresa su deseo por este camino y desea escuchar la voz de Dios, crean que es un camino que te conduce a la felicidad. Gracias a todos aquellos que hoy me acompañan en algo que sería una pequeña celebración y que tomó otra dimensión por la cantidad de amigos que me acompañarán, lo agradezco sinceramente”.
Hoy, el padre Víctor estará acompañado de muchas personas y llevará en su corazón a quienes han sido importantes y ya no están, hoy celebra 50 años no sólo como sacerdote, sino como ser humano preocupado por la fe y el compromiso con quienes más lo requieren espiritual y económicamente.
Padre Víctor Aguilar festeja 50 años de servir
Un sacerdote que vive su compromiso con Dios y los hombres, el párroco celebra los
años de servir a Dios y a la ciudadanía de San Francisco y otros m