Su vocación por servir a la ciudadanía es muy gratificante, y para sus hijos y su familia a diario se convierten en ese héroe que día a día entrega lo mejor de él.
BOMBERO
A 17 años de servicio como Bombero especializado en buceo, Omar Cruz Ledesma Ortega a sus 37 años de edad ha rebasado las expectativas en su labor como bombero al participar en grandes acontecimientos trágicos, que desde luego algunos no han sido del todo agradables para él, cuando sucede una tragedia.
Y en este día del padre, el bombero Ledesma Ortega abrió un poco su corazón y con nostalgía dijo estar orgulloso de ser un héroe para sus dos hijos, Omar y Aline Ledesma Escamilla de 15 y 8 años, respectivamente y su esposa Sarahí Escamilla López.
Desde muy joven su inquietud por pertenecer a la estación de Bomberos, nació cuando acompañaba a sus primos a traerle de comer a su tío, quien perteneció a la corporación hace varios años, de ahí nació esta altruista labor que realiza día a día.
Aunque en ocasiones es difícil pasar más tiempo con la familia por cuestiones del trabajo, su familia entiende la situación y están orgullosos de tener en casa a un ¡Súper Papá!, a quienes les gusta mucho el trabajo que realiza y del que ha obtenido algunos reconocimientos por parte de la corporación del Cuerpo de Bomberos de Irapuato, esto por dedicación día a día a su trabajo y a los riegos a los que se enfrenta para rescatar vidas.
Con la garganta entrecortada dijo Omar Cruz “Cuando son estas fechas como el Día del Padre, mis hijos me preguntan porque no estoy con ellos, y les explico, pero ahora que mi hijo Omar ya se integro como voluntario entiende mejor las cosas, esto sin desatender sus estudios, para mí es difícil porque el tiempo no se recupera, pero tengo que trabajar, para que mis hijos tengan un futuro mejor y me superen, pero cuando tengo el día libre trato de darles tiempo de calidad a mis hijos y mi esposa y convivir todo ese día con ellos.”
PARAMÉDICO
Orgulloso de pertenecer a Cruz Roja Mexicana de Irapuato, el paramédico Fernando Rico Herrera ha logrado cumplir con las metas que la vida le ha puesto en su caminar, una de ellas ser un ejemplar padre al lado de su esposa Patricia Rosales Cortes y sus tres hijos Fernando, Luisa María y Patricia Fernanda Rico Rosales.
Desde hace 26 años su labor como paramédico lo ha llevado a valorar la vida cada día, su motivación por pertenecer a Cruz Roja ha sido por vocación y por servir a la ciudadanía, en ocasiones comparte con sus hijos las situaciones que vive a diario cuando le toca ayudar a las personas lesionadas por algún accidente, así como la satisfacción de sentirse útil de ayudar al prójimo.
Fernando Rico, dijo “ Trato de sembrar esa semilla en mis hijos para que en alguna ocasión, ellos realizen esta misma vocación que a mí me apasiona”.
Las satisfacciones que me ha dado mi trabajo, son incontables las que me ha tocado vivir, es algo que llevo dentro de mí y me ayuda a seguir preparándome en cursos y capacitaciones para ayudar a la gente.
Como buen padre, a sus hijos les inculca que sean serviciales con sus semejantes, que se superen como seres humanos y les doy algunos consejos de como cuidarse como niños y tomar precauciones.
“Cuando recibí por primera vez la noticia de que convertiríamos en papás, fue una gran alegría y una gran responsabilidad”, dijo el paramédico con un nudo en la garganta. “ Ser papá es un compromiso muy grande para seguirme superando como padre, como persona, el seguir trabajando y seguir prestando mi ayuda al prójimo, siempre quiero ser un ejemplo para mis hijos”.
PROTECCIÓN CIVIL
“El mejor legado de un padre es un poco de su tiempo cada día” (Leon Battista Alberti).
Ese legado lo lleva tatuado en el alma, Silvestre Cid Medrano, hombre que en cada oportunidad trata de disfrutar del inmenso amor de sus dos grandes tesoros; sus hijas.
Su primera experiencia como papá llegó hace 11 años, al tener entre sus brazos a la mayor de sus hijas; Irene.
Descubrirse siendo padre es una emoción que Silvestre asegura nunca antes había conocido “…Es un sentimiento que nunca antes había experimentado, he sentido muchas emociones en la vida por amigos, conocidos, familia, pero ser padre, ese sentimiento que nace de repente es algo indescriptible, simplemente te aflora y es ahí donde te cambia toda tu vida”, compartió Silvestre, mientras frente a él, dos grandes miradas repletas de amor, expresaron la inmensa admiración que sienten por el hombre que les dio la vida.
Seis años más tarde, llegó Aurora, con sus dos princesas, Silvestre comprendió que el reto más grande al que se estaba, se está y estará por siempre enfrentando es a su trabajo.
Con una profesión que no conoce de días de descanso y mucho menos horarios, Silvestre, Operativo de Protección Civil, asegura que su vocación de socorrista le absorbe mucho tiempo del que quisiera compartir con sus hijas, pero sin duda consiente de la frase “Es el tiempo de calidad lo que realmente importa”, el hombre que a diario se enfrenta contra la muerte, en cada oportunidad, brinda a sus hijas ese inmenso tiempo de calidad y no de cantidad.
Con una profesión que se lleva en la sangre, Cid Medrano asegura que en momentos a pasado por su mente el decir “Ya estuvo, necesito tiempo con mis hijas”, pero después todo pasa, algo sucede que cambia de nueva cuenta todo el panorama, disminuye ese estrés y comprende que esa profesión es la ideal para él, que salvar vidas es la mejor recompensa que puede tener en la vida.
Otro de los motores que le ayuda a continuar en su vocación, son sus hijas, quienes comprenden a la perfección la profesión de su padre “Mis hijas me echan muchas porras, ellas saben lo que hago, están consientes de las actividades que realizo, y les gusta lo que hace su papá” añadió Silvestre, quien además trata de involucrar a sus hija en su trabajo, “Las involucro mucho con el trabajo, trato de formarles una cultura de protección, de decirles donde están seguros, que es un riesgo como trasmitir eso a sus amigos y compañeros”.
Entre las incontable satisfacción profesionales Silvestre asegura que son muchas, el ayudar a alguien, salvarle la vida, es algo muy gratificante, pero sin duda la mayor satisfacción personal es ser el orgullo de mis hijas.