En los campos agrícolas se dejan perder toneladas de perecederos, debido a los bajos precios que se pagan en los mercados públicos. También comerciantes prefieren tirar sus frutos. 
Cerca de la comunidad Santa Ana del Conde, toneladas de tomatillo verde, calabacita amarilla, chiles serranos y jalapeños ya no fueron cosechados.
“En abril, el tomate verde llegó a costar a 34 pesos el kilo y ahora te lo compran a dos pesos. Con eso no pagas ni la arpilla (costal), mucho menos la mano de obra, por ello es preferible meterle la rastra con el tractor, para integrarlo a la tierra y que sirva por lo menos como abono”, señaló Andrés Ramírez, agricultor.
En la Central de Abastos los comerciantes ofrecen el tomatillo a 3.50 pesos por arpilla.
A poca distancia de este mercado, se ubica una parcela donde se sembró calabacita amarilla, de exportación, que también llegó a costar cerca de los 20 pesos y ahora se desplomó hasta cinco pesos, dijo un agricultor.
“Lo que ha faltado es planeación en los campos agrícolas. El tomatillo llegó a superar los 30 pesos hace unas semanas, pero luego el precio se desplomó al entrar la cosecha de Zacatecas”, comentó Yadira Gómez Soto, del Descargue Estrella.
En el mercado “negro”, que se localiza anexo a la Central de Abastos los comerciantes tiran toneladas de productos perecederos, muchos de los cuales tienen el lema de “bien vendido o bien podrido”.
Salvador Padilla, quien tiene su bodega en la Central de Abastos, reconoció que toneladas de perecederos se dejan pudrir.
“Son productos de riego que tienen un elevado costo, y sí se requiere una planeación de los productos para evitar una sobreoferta en el mercado y el desplome de los precios”, comentó Martín Rosales, un agricultor.

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