El Ejército de Egipto dejó ayer al presidente Mohamed Morsi contra las cuerdas al anunciar que le daba a él y al Gobierno un plazo de 48 horas para atender las demandas de los manifestantes que han tomado las calles del país.
De lo contrario, las Fuerzas Armadas presentarán una “hoja de ruta” para la nación, que se encargarán de imponer. Las multitudes volvieron ayer a reunirse en El Cairo después de ese anuncio, gritando consignas como “el Ejército y el pueblo son la misma mano”.
Morsi quedaba en una compleja y débil situación, también porque cuatro de sus ministros dimitieron, un día después de que millones de personas pidieran un cambio político en una jornada de manifestaciones en Egipto como no se veía desde la revuelta de 2011, que acabó con 30 años de régimen de Hosni Mubarak.
Una marea de banderas rojas, blancas y negras, los colores de Egipto, tomó este lunes la icónica plaza de Tahrir y los aledaños del Palacio Presidencial en Heliópolis tras el anuncio de las Fuerzas Armadas.
Cuando cinco helicópteros militares sobrevolaban las concentraciones, portando banderas nacionales, los opositores les aclamaban, para luego cantar de nuevo su ya clásico “erhal”, (vete, en árabe), dirigido a Morsi.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas egipcias, general Abdel Fatah al Sisi, leyó el comunicado en televisión, en el que dijo que si “las demandas de la ciudadanía no se cumplen dentro del plazo” será la responsabilidad del Ejército “ofrecer una hoja de ruta para el futuro”.
No dio detalles de qué medidas tiene en mente, aunque aclaró que los gobernantes deben colaborar con “todas las facciones y partidos nacionales”. Horas después, las Fuerzas Armadas precisaron oficialmente que no pretenden dar un golpe de Estado sino presionar a los políticos para que logren un consenso.
Desde que comenzaron las protestas, el domingo, han fallecido 16 personas en varias localidades del país.
Pocas eran las opciones que le quedaban a Morsi. Crear un Gobierno de unidad nacional, dimitir o enfrentarse a la amenaza de una intervención militar. El Ejército volvía así a su papel de árbitro de la crisis y garante último de la frágil estabilidad del estado egipcio. Entre la caída de Mubarak, a principios de 2011, y las primeras elecciones democráticas, en mayo y junio de 2012, controló el país y tuteló la transición que culminó con la elección de Morsi. En los últimos meses se había mantenido al margen ante las crecientes muestras de insatisfacción.
Finalmente, cuando la multitud tomó las calles, optó por proteger las aspiraciones de aquellos que se manifiestan, y no al Gobierno elegido por las urnas, tal y como recalcan los partidarios de Morsi.
…Y lo abandonan cuatro ministros
Cuatro ministros egipcios presentaron su renuncia, un día después de las masivas manifestaciones contra el presidente islamista Mohamed Morsi, indicó un alto responsable gubernamental.
Se trata del ministro de Turismo, Hisham Zaazou; el de Comunicación y Tecnologías de la Información, Atef Helmi; el ministro de Estado para Asuntos Legales y Parlamentarios, Hatem Bagato; y el de Asuntos Ambientales, Khaled Abdel-Aal.
Todos entregaron sus cartas de dimisión al primer ministro Hisham Qandil, según la misma fuente.
No se brindaron los motivos de la decisión, pero la Agencia Estatal de Noticias había dicho previamente que los titulares de distintas carteras estaban evaluando renunciar en respuesta a las manifestaciones.
El ministro de Turismo, Hisham Zaazu, ya había manifestado el deseo de renunciar en junio.
Egipto vive las protestas más intensas desde la caída del ex presidente Hosni Mubarak, quien fue removido por millones en 2011.