Antes de levantar con 28 años el título de Wimbledon, que es su primer grande (6-1 y 6-4 ante la alemana Sabine Lisicki), la francesa Marion Bartoli se somete sin pestañear a un examen.
El reportero le dice: “0,1, 1, 2, 3, 5”. Sin más explicación, la número 15 del mundo contesta: “8. Demasiado fácil”.
En un segundo, la luego campeona identifica la sucesión de Fibonacci, en la que cada número desde el 1 es el resultado de la suma de los dos anteriores, y regatea la broma que quiere escrudiñar su cociente intelectual, según ella de 175, más que Einstein (160). Eso, dicen en el vestuario, se nota en el tenis.
“Bartoli ha demostrado que no necesita ser una gran atleta para ganar, porque se puede ganar campeonatos como este con inteligencia, y ella es muy inteligente”, resume Billie Jean King, campeona de doce grandes, hablando sin decirlo de los descompensados 63 kilos por 1.70 m. de la vencedora.
“En el fondo de su victoria están un nivel de intensidad y una carga de trabajo excepcionales desde hace más de un decenio”, aseguró Amélie Mauresmo.
“Ganó la jugadora más corajuda”, argumentó Lindsay Davenport, vencedora de tres grandes y un oro olímpico. “En la pista es muy inteligente. Sabe cuáles son sus fortalezas y cuáles son sus debilidades. Hace un gran trabajo escondiendo sus debilidades e impidiendo que sus contrarias las expongan”.
Bartoli es una tenista extraña en apariencia y en juego. Golpea la derecha y el revés a dos manos, como hacía Mónica Seles; saca sin botar la pelota y se mueve elásticamente pese a su sobrepeso.
Así dominó una final muy menor, en la que Lisicki se ahogó en la presión y encajó un parcial de 0-6 tras sumar un break en el juego inaugural.
Bartoli, quien no había pasado de cuartos en ningún torneo de 2013, se coronó en un Wimbledon rebajado, porque la campeona ganó sin enfrentarse a ninguna top-10 por primera vez en la historia.
“Seguí soñando. Seguí caminando fuerte. Seguí con la cabeza alta”, valoró Bartoli, criticada siempre por su peculiar servicio, sus golpes a dos manos y su agresiva propuesta. “Siempre ha sido parte de mi personalidad ser diferente”, avisó la francesa, que acabó con un calcetín mojado en sangre por una ampolla.
“Nunca quise ser como los demás”, cerró la campeona y genio.
Rivalidad en alza
Novak Djokovic y Andy Murray están edificando su propia rivalidad en torneos de Grand Slam, que quizás en algún momento alcance la proyección que han logrado enfrentamientos como Roger Federer vs. Rafael Nadal o Djokovic vs. Nadal.
Cuando el primer cabeza de serie Djokovic enfrente hoy por el título al segundo preclasificado Murray, será su cuarto choque en una final de grandes torneos, y tercera en menos de un año.
Djokovic le ganó a Murray en el Abierto de Australia en 2011, y Murray fue el ganador en el Abierto de Estados Unidos en septiembre. Djokovic volvió a imponerse a Murray en el Abierto de Australia este año.
El dato
Acabó la sorpresa
Lisicki dio una de las grandes sorpresas de este año al eliminar a la campeona Serena Williams en la cuarta rueda y a Agnieszka Radwanska en semifinales, pero Bartoli no le dio oportunidades en la final.