María de Pérez y Rosa Elena Mares no saben leer ni escribir, pero tienen su certificado de alfabetización.
Sin mayores requisitos, personal del Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (Inaeba) extendieron certificados a personas que nunca concluyeron sus estudios.
El fraude con los certificados de alfabetización se realizó durante la anterior Administración estatal, según constató AM.
A los alfabetizadores les imponían una meta y sólo si la cumplían les liberaban su pago.
El afán de cumplir la meta provocó que se extendieran certificados a personas que nunca aprendieron a leer, a escribir ni a sumar.
Un muestreo realizado por el Órgano Superior de Fiscalización descubrió que el 15% de los certificados expedidos por el Inaeba eran irregulares.
Ya pasó a secundaria, pero no sabe leer
Rosa Elena Mares, de 42 años de edad, obtuvo su certificado de primaria por medio del programa Inaeba… pero no sabe leer.
La mujer relató que de la comunidad Jardines de Medina, donde actualmente vive, se dirigía todos los martes a la comunidad de Alfaro a tomar clases de una hora para cursar la primaria en el sistema abierto.
Aseguró que nunca le dieron un libro y que sólo les repartían hojas azules con ejercicios que debían resolver.
Dejó de asistir a clases porque sus cinco hijos estaban muy pequeños, y tuvo que atenderlos.
Después de unos meses de su inasistencia, la maestra fue a buscarla a su casa para entregarle el certificado, con la justificación de que ya estaba en trámite.
Ahora la señora Elena quiere concluir la secundaria y se inscribió a las clases que el Inaeba ofrece en el centro comunitario de su colonia.
Confirmó que su maestra le ayuda a resolver los exámenes, porque ella no sabe leer.
“La maestra me da mi examen, y como sólo es de tachar la respuesta, ella me lee la preguntas junto con las respuestas. Y me pregunta: ‘De toda las respuestas que te leí, ¿cuál eliges?’ Y así es como contesto los exámenes”.
Sin embargo, la señora Elena está incómoda, porque no aprende.
“Yo le he dicho a mi maestra que me regrese a primaria porque yo no sé leer ni escribir, lo poco que sé es poner mi nombre gracias a mis hijas que me ayudan, pero ella me dice que no puede regresarme a la primaria porque ya tengo mi certificado”.
Otros casos
La señora María de Pérez, de 55 años de edad, dijo que hace tres años comenzó a estudiar la primaria en el sistema Inaeba, pero al paso de unos meses operaron a su hijo del apéndice por lo que tuvo que dejar de asistir a clases.
“Después de unos meses que ya no fui, la maestra me buscó en mi casa y me entregó mi certificado, sin que yo aprendiera a leer y escribir. Que porque ya los había tramitado, así me dijo la maestra”, relató la mujer, habitante de la comunidad La Sandía.
A la señora Soledad Quijas y a su hijo Daniel también les ayudan con los exámenes.
Ambos cursan la primaria, aunque no saben leer ni escribir.
Explicaron que a la hora de presentar exámenes, los ayuda la maestra, quien les lee las preguntas y respuestas, para que ellos elijan una opción.
-¿Por qué hay gente que tiene su certificado sin saber leer ni escribir? –se le preguntó al director del Inaeba, Tomás Gutiérrez Ramírez.
-No es válido y no debería de existir. Todos saben que el mecanismo es central. Si se entrega un certificado, la persona no ha aprendido, no va a ser competitivo.
Certificados ‘exprés’
Al joven Juan Gabriel Pérez le otorgaron su constancia el 10 de octubre de 2011, sin haber concluido sus estudios de primaria.
Gabriel obtuvo una constancia que señala que alcanzó de manera satisfactoria los objetivos de aprendizaje del programa.
Monserrat López, de 25 años y vecina de la colonia San Nicolás, dijo que no pudo concluir sus estudios de secundaria.
Sin embargo, un asesor del Inaeba la buscó en su domicilio un domingo por la mañana, para ofrecerle presentar un solo examen para obtener el certificado.
Ella accedió y acudió a las oficinas del bulevar Francisco Villa y Vicente Valtierra, donde le dieron una guía con preguntas y repuestas; casi de inmediato presentó el examen y le entregaron su certificado.
“Cuando comenzamos a estudiar en el sistema abierto nos piden algunos documentos y fotos. Yo creo que por eso ya tienen nuestro certificado listo”.

Retrasan 6 meses pagos a asesores

El asesor educativo Leopoldo Estrada Vargas tuvo que esperar seis meses para que le pagaran su sueldo.

Durante ocho años fue asesor del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), pero desde que se ‘federalizó’ o se fusionó con el Inaeba, los pagos se han retrasado.
Apenas el jueves 13 de junio pudo cobrar su sueldo acumulado desde enero de 2013.
“Desde que se federalizó INEA con Inaeba en diciembre del año pasado, han cambiado muchas cosas, como el retraso de pago para asesores. En las oficinas de las zonas en cierta ocasión se quedaron sin el servicio de luz una semana y sin teléfono algunos meses”.
Dijo que a pesar de la fusión, ambas instituciones todavía trabajan por separado.
“El INEA trabaja con el programa federal Conevit (Consejo Nacional para la Vida y el Trabajo) el cual va enfocado a empresas, instituciones y negocios. Se imparte por días y horas asignadas en la semana y a los asesores nos pagan por hora entre 80 y 90 pesos. Se trabaja con módulos y se presentan exámenes, mismos que hasta que son aprobados se pasa a la siguiente materia, se nos pone una meta de certificar a 40 personas por año”.
En cambio, el Inaeba trabaja con población abierta, es decir en comunidades, ranchos o colonias, donde comúnmente se busca gente que dejó truncos sus estudios, por lo que les ofrecen un certificado con un solo examen.
A los asesores les pagan 180 pesos por hora en secundaria, 90 pesos en primaria y 130 pesos por exámenes aprobatorios.
Otro caso
Carmen Almaguer, asesora de INEA, dejó su grupo de alumnos de una fábrica de calzado porque el Inaeba le debía su sueldo desde enero.
Lo anterior, pese a que la fábrica en la que daba clases ya había cubierto su cuota al Inaeba.
“Ya confirmó la empresa que mensualmente depositaba el pago a la institución. He llamado para preguntar por mi pago y me dicen que la coordinadora estaba en Celaya, que lo están checando, que se cambió de cuenta, que es el cambio administrativo, etcétera. Es por eso que tomé la decisión de dejar el grupo de alumnos, porque han pasado seis meses trabajando sin sueldo”.
La asesora es madre de tres niños: debe mantener su hogar, pagar mensualidades de su casa y cubrir gastos de la universidad. Por ello decidió renunciar y buscar otro empleo.
‘Ya pagamos’
El director del Inaeba, Tomás Gutiérrez Ramírez, reconoció que se retrasaron varios meses en los sueldos, pero que ya fueron cubiertos.
“Ya se liberaron todos los pagos de un mes hasta cuatro meses. No se puede dejar de pagarle a alguien que ya trabajó o que está trabajando”.
Calificó como “leves retrasos” los incumplimientos, los cuales atribuyó al proceso de incorporación del INEA al Inaeba o a la falta de documentación de los asesores.
“A algunas personas probablemente les faltaba un recibo de Hacienda, que tendrían que haber cumplido para comprobar que estaban regularizados del año pasado”.
Dijo que la deserción de los alfabetizadores no se debe a incumplimientos en los pagos.
“No es fácil adaptarse a los procesos, la adaptación es que los trabajadores que tienen todos los beneficios igual pasen a ser del Estado, por lo cual existen reglas de operación diferentes”.

Se quejan de mal servicio

El cambio de asesores del INEA al Inaeba ha generado quejas.

Es el caso de una fábrica de calzado que tenía más de cuatro años trabajando con asesores del INEA, para brindar el servicio de primaria y secundaria a sus trabajadores. Ahora se quejan del mal servicio que brinda Inaeba.
“En enero del presente año llegó un asesor del Inaeba ofreciendo el mismo programa, pero gratuito, ya que nosotros pagábamos mensualmente mil 440 pesos al INEA para el pago del asesor, a quien se le pagaba a 90 pesos la hora. Ese dinero para la educación de los empleados es deducible”, expuso la licenciada Alejandra Muñoz, encargada de llevar este programa en la empresa en la que labora.
“Aceptamos al nuevo asesor y destituimos al anterior. A consecuencia de este cambio, los trabajadores que están cursando sus estudios se han atrasado, ya que en lo que va del año al principio todo muy formal, pero después el asesor comenzó a ausentarse y siempre se excusaba de que está en capacitación o se le presentó un contratiempo. En cierta ocasión tardó 15 días sin presentarse”.
De los 12 empleados que estaban en capacitación, el asesor ya les aplicó a dos un examen para certificarlos, sin haber concluido sus estudios.
“Estamos muy decepcionados con la forma de trabajar del nuevo asesor, la calidad es muy distinta al anterior, pero con la idea que nos vendió, de que el servicio es gratuito nos convenció”.

Expiden ‘chuecos’ 15% de certificados

Desde el año 2009, una auditoría detectó que el 15% de los certificados otorgados por el Inaeba eran irregulares.

Los auditores aplicaron un cuestionario a 118 personas que habían obtenido su certificado de alfabetización y descubrieron las siguientes irregularidades:
1.- Cinco domicilios de beneficiarios son inexistentes.
2.- Nueve personas confesaron que recibieron su certificado pese a no saber leer ni escribir.
3.- Otras cuatro personas dijeron que nunca concluyeron con el proceso de alfabetización, pero aún así obtuvieron su certificado.
Un hombre de 54 años de edad obtuvo su certificado con promedio de 8.4, pero no sabe escribir. Confesó que el examen lo contestó una vecina.
Otra persona de 64 años reconoció ante los auditores que no había terminado el servicio de alfabetización, que aún no sabía leer ni escribir, pero que ya se le había entregado la constancia.
Una mujer de 43 años obtuvo su certificado de primaria, a pesar de que ni siquiera acreditó el nivel básico de alfabetización.
Un joven de 18 años logró su certificado de secundaria, pese a que no concluyó los exámenes, y dos personas de 51 y 64 años acreditaron la primaria sin necesidad de pasar la evaluación.

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