“El negocio nunca fue fácil, desperdiciaba mucho material, pero con paciencia lo pude lograr”, refirió Rodolfo Rivera cuando rememora la forma en que comenzó en la fabricación de estantería, mostradores y vitrinas, “primero me dediqué a hacer camas, pero no funcionó porque las de madera eran más baratas y salía igual arreglar una de lámina que comprar una nueva” , explicó.
A sus 74 años y con 45 de estos en su negocio localizado sobre el bulevar Díaz Ordaz, ahí enfrente del monumento a los Niños Héroes, es que recuerda como con 28 años empezó a comprar las estanterías para venderlas, “Un día llegó un señor y me dijo que si le quería comprar 5 estantes, pero le dije que no tenía dinero, así que él me dijo, en dos semanas vengo si las vendes me pagas, primero se quedaron en un rincón y ya cuando faltaban como 5 días para que viniera el señor que las armo y que se venden; así empecé, me las dejaba y le iba pagando lo que se vendiera”, aseguró Rodolfo Rivera.
Para cuando el negocio de la compra – venta de estanterías estaba en su apogeo Rodolfo Rivera señaló que “el señor se ha de haber enfermado, pues un día vino sólo su esposa, a cobrar lo que debía y pregunté si ya no iba a venir el señor, su esposa me dijo que ahora vendría su hijo… Pero después de un tiempo, ni el hijo, ni la esposa, menos el señor regresaron”, pero antes de darse por vencido, Rodolfo compró lámina y experimentó hasta conseguir armar no sólo estantería, sino los mostradores y vitrinas.
Adquiriendo de poco a poco la herramienta necesaria, Rodolfo fabricaba en 15 días de 10 a 12 mostradores que vendía muy bien, lo que rápidamente lo colocó como un fabricante de calidad en la ciudad, además de contar con una ubicación perfecta para exhibir su producto.
Con 6 hijos, cuatro mujeres y dos hombres, Don Rodolfo se pone a pensar sobre su futuro y lo que más le duele son sus herramientas “yo les digo a mis hijos, que con estas máquinas, tuvieron para comer y vestir, esas si me duelen porque ni modo que me las echen a mi caja… Los hombres (sus hijos) no quisieron seguir con esto, algunas de mis hijas son las que me ayudan, pero sólo a vender, pues la verdad nadie quiso entrarle bien al negocio” manifiestó Don Rodolfo al contemplar su cortadora y doblador que son las herramientas que le permitieron sacar adelante a su familia y darle una mejor vida.
Sin olvidar los pequeños detalles, como por la inundación de la ciudad le reactivó por un tiempo su antiguo negocio de camas “personalmente a todos nos afecto la inundación, pero también me llego más trabajo, pues muchas personas venían a que les repara sus camas, por lo que tuve una mejor época”, añadió.
Con la llegada de cadenas de autoservicios que comercializan todo en un mismo lugar, se han afectado los negocios locales “alguien dijo que el pez grande, se come al pequeño, así es la vida pero aun se sigue vendiendo”.
“El tiempo es el que no perdona, ya desde hace un año que deje de hacer las cosas, como padezco diabetes, el doctor me dijo que tengo un derrame en los ojos y estoy perdiendo la vista, por eso ahora compro y los vendo como al principio”, manifestó Rodolfo Rivera.
“Lo único que les digo a mis hijos, es que todas estas cosas las vendan al fierro viejo, porque son lo que mas amaba este viejo, son lo que me dieron una vida para mi y mi familia”. Indicó Rodolfo Rivera en referencia a sus herramientas que con tanto esfuerzo compró y que le ayudan a sentirse parte importante de la economía de la ciudad.
Sin otros estudios mas que la paciencia y su voluntad Rodolfo Rivera Espinoza, quien llegó a Irapuato a los 7 años desde Penjamo, ha logrado que su “Metalicos Rivera” siga proporcionando este tipo de productos en una ciudad cada vez más industrializada, porque tal como lo señaló “yo nací allá, pero la verdad ya me siento de aquí, pues de aquí son mis raíces”, puntualizó.
Rodolfo Rivera fabrica estantes de todo tipo
A sus 74 años recuerda sus inicios en el negocio de la fabricación de estanterías.