Adultos mayores se encargan de renovar la imagen de los parques desde hace 15 años.
Medir la tierra, recoger y remover el escombro son parte de las actividades del programa “Pro-Obra”.
Cada lunes la oficina de Obra Pública atiende al menos a 100 personas, que buscan ser asignados a pequeñas obras de construcción.
Actualmente un grupo de 27 trabajadores lleva a cabo la rehabilitación de la entrada a las canchas de la deportiva del estado, así como otro grupo finaliza obras en el parque Manzanares.
Elia Ortiz Téllez, coordinadora administrativa del programa, explicó que este proyecto ha continuado pese al cambio de administraciones, donde la oportunidad de laborar es para adultos mayores, aunque también se incorporan jóvenes.
“Nunca ha dejado de estar activo, el programa empezó como ‘Ayúdate ayudando’, y cuando cambió con la Administración de Jorge Castro Obregón se quedo como ‘Pro-Obra’… comenzamos en abril en el parque Manzanares, con una rehabilitación y aquí también para renovar”, explicó.
Aunque no existe un contrato, los adultos acuden los lunes a la oficina de Obra Pública, firman el tiempo de trabajo por una semana y reciben un sueldo que va de los 705 a 940 pesos.
“Cada quien, de acuerdo a sus capacidades, es lo que realiza, recibes una remuneración por el tiempo que laboran, pero las personas han tomado el programa como una forma de vida que nos ha seguido a varias colonias, tengan o no preparación aquí en el programa”.
Actualmente este programa trabaja en conjunto con la dirección de Desarrollo Social, Educación, Comisión Municipal del Deporte (Comude) y Parques y Jardines.
Finalmente, la coordinadora dijo que se podría duplicar el apoyo para los adultos mayores.
‘Me gusta más que estar en casa’
San Juana Villasana González muestra la fuerza de un joven veinteañero, o al menos eso parece cuando toma la pala o el pico y trabaja en la rehabilitación de la entrada de las canchas de la deportiva del estado.
Con 69 años de edad, acude a este programa desde que pagaban 105 pesos por semana.
Pero no acude sola, su esposo Hilario Gómez, después de que lo despidieran de una tenería, se unió a este programa, en el que el único requisito es la mano de obra.
“Yo estoy aquí desde que pagan 105, en otro lado no me ocupan en fábrica, no sé, y aquí saco piedras de los hoyos, recorro la tierra, nomás llego en la noche, me tomo una pastilla, y ya se me olvida el cansancio”, contó San Juana, a quienes sus compañeros calificaron como la más “chambeadora”.
Cuando no hay obra, ella y su esposo recolectan botes de plástico de la una a las 6 de la mañana; llenan tres bolsas y sacan 60 pesos, “bien poquito, aquí nos ganamos más”, dijo.
De peón a maestro
Este programa ha sido el sustento de Nicolás García, quien desde 1995 no falta los lunes para ver si hay algún trabajo en la oficina de Obra Pública.
“Yo estaba desde que pagaban a 150 pesos la obra, y de ahí para acá, para mantener a mi esposa”, comentó.
Cuando comenzó en una rehabilitación en un parque en Los Castillos, Nicolás era peón y aprendió solo a cavar y a remover la tierra. Ahora es el maestro u oficial, quien enseña a otros trabajadores cómo “amanerar la tierra”.
“Es una ayudadita, pero debería haber más obras”, contó Nicolás.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *