Supuestos empleados de la SEG utilizaban documentos con membrete oficial para vender en 85 mil pesos plazas para maestros.

El año pasado hubo decenas de profesores estafados, pero sólo 19 se atrevieron a demandar.

Los acusados están libres y sólo un funcionario de la Secretaría fue cesado. El fraude quedó impune.

Se roban los ahorrosde su mamá

Recién titulado de la carrera de Psicología Educativa, Juan se enteró por un familiar que un supuesto trabajador de la SEG ofrecía plazas de maestro a cambio de 85 mil pesos.

Consiguió los datos del vendedor de plazas y le llamó por teléfono.
El estafador lo encandiló con la promesa de que le conseguiría una plaza en una Telesecundaria de Pénjamo. Para iniciar el trámite le pidió un anticipo de 42 mil 500 pesos.
“Apenas en el mes de enero de 2012 me titulé, por lo que andaba buscando trabajo. Recuerdo que ese mismo mes Ruth (su prima) me informó que ella conocía a quien vendía plazas. Me dijo que no había que presentar examen de oposición, pero que tenía que pagar 85 mil pesos. Me interesó, ya que no tenía trabajo”, declaró Juan ante el Ministerio Público.
Como no alcanzó a reunir los 42 mil pesos para realizar el primer pago, el estafador le dijo a Juan que podía “apartar” la plaza con 20 mil pesos.
La mamá del aspirante a maestro tomó parte de sus ahorros y se los dio a Juan para que apartara su plaza.
Para entregar dicha cantidad, el estafador lo citó en un centro comercial de Irapuato.
“Después que le entregué estos 20 mil pesos a Miguel Ángel (el estafador), él me firmó un pagaré por 42 mil 500 pesos, que era la cantidad que supuestamente tenía que entregar, pero me dijo que lo firmaba por esta cantidad para que no tuviéramos desconfianza; pero no me entregó ningún recibo, sólo el pagaré y me dijo que el nombramiento me lo iban a entregar en marzo”, declaró Juan ante las autoridades ministeriales.
Juan fue citado después en una casa del fraccionamiento Morelos, de Irapuato, donde le informaron que recibiría el documento del otorgamiento de plaza por parte de un supuesto empleado de la SEG.
“Este sujeto se identificó con nosotros con el nombre de José Alberto Razo Corona, quien nos dijo que nos preocupáramos, que todo estaba en orden y que nuestras plazas ya estaban asignadas”, dijo el afectado al Ministerio Público.
Para darle más confianza, el supuesto funcionario de la SEG enseñó a Juan una copia del supuesto nombramiento, donde pudo alcanzar a leer que su plaza sería en la comunidad de Corralejo, municipio de Pénjamo, y que tendría que presentarse a laborar el 15 de mayo de 2012, una fecha que no se trabaja porque corresponde al Día del Maestro.
Al paso de los días José Alberto Razo citó en otro lugar a Juan para entregarle las supuestas guías de trabajo de maestro de Telesecundaria, y le anunció la fecha exacta en que entraría a trabajar. Dos días antes de que supuestamente empezaría a dar clases, recibió una llamada en la que le avisaban que todo se posponía.
“El fin de semana me llamó para decirme que no me presentara hasta nuevo aviso porque había un problema, que él me avisaba porque me querían cambiar a La Calera (otra comunidad)”, explicó el afectado.
De un día para otro el supuesto funcionario desapareció. Juan perdió los ahorros de su mamá y se quedó sin empleo.

‘Estamos endeudados’

Con la ilusión de obtener una plaza de maestra para su hija, que recién había terminado la carrera de educadora, Juvenal cayó en la trampa de dos estafadores.

A finales de 2011, el maestro jubilado se enteró a través de un familiar que una persona empleada de la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG) “ayudaba” a conseguir plazas para maestros en Irapuato, Salamanca, León y Celaya.
Juvenal acudió a un domicilio ubicado en el fraccionamiento Morelos de Irapuato, donde una de sus sobrinas le comentó que vivía Miguel Ángel Rojas, un supuesto empleado del Gobierno, que al parecer podía conseguir plazas de la SEG a través de José Alberto Razo Corona, quien se ostentaba como empleado de esa dependencia.
“Yo no conocía a Miguel Ángel, que supuestamente es licenciado y trabajaba en el Gobierno. Cuando nos explicó cómo estaba todo el asunto y que sólo se iban a dar 6 plazas, pensé que todo era cierto, hasta dije: ‘pues 85 mil pesos no es mucho dinero, pido un préstamo en el banco y lo voy pagando poco a poco, pero lo importante es que mi hija tenga ya una plaza’”, evocó Juvenal.
Ha pasado más de un año desde que entregó los 85 mil pesos en dos pagos de 42 mil 500 pesos, y no ha recibido la plaza. Sólo obtuvo un documento falso donde le informaban del supuesto nombramiento para su hija con la clave presupuestal del centro de trabajo y la dirección de la escuela donde impartiría clases.
“Sabemos que cometimos un error, porque las plazas no se pueden comprar, yo nunca supe que se vendieran plazas cuando trabajé como maestro, pero como están las cosas de difíciles, donde se tiene que concursar para ganarlas, pensé en mi hija y que podía ayudarla. Ahora salió peor y estamos endeudados, pero no pienso quedarme con los brazos cruzados, seguiré insistiendo para que se nos haga justicia de cualquier forma”.
Recordó la segunda vez que fue a una casa del fraccionamiento Morelos a entregar el segundo pago de la plaza; se desconcertó al ver más de 15 personas en el lugar.
“Me habían dicho que sólo iban a ser 6 plazas y ahí había más de 15 gentes que también iban por lo mismo. Se me hizo raro todo aquello, porque me habían dicho que todo era muy discreto, pero de todos modos les entregué la otra parte del dinero, como todo las otras personas lo hicieron”.
La última vez que Juvenal vio a José Alberto Razo fue en una zona comercial; intentó retenerlo para que le regresara su dinero, pero nuevamente cayó en el engaño, ya que el defraudador le entregó un documento con firmas y sellos de la SEG donde le aseguraba que ya se había liberado la plaza para su hija.
“Yo no quería dejarlo ir, le dije: ‘Mira José Alberto, entrégame mi dinero y aquí queda todo’. Me juró que si no era legal el documento, al otro día muy temprano me depositaba los 85 mil pesos en un número de cuenta que le di. Me pidió que checara en la página de la SEG estos datos para comprobar que eran ciertos. Nunca encontramos nada, todo era mentira. Desde entonces no lo he vuelto a ver, ni tampoco contesta el teléfono y se cambió de domicilio”.

‘Todo era por debajodel agua’

Después de trabajar por un tiempo en Estado Unidos, Ruth decidió regresar a su tierra para ejercer su profesión como maestra de preescolar, carrera que había estudiado en la Escuela Normal de Irapuato.

Mientras trabaja de manera voluntaria en un jardín de niños, Ruth se enteró a través de algunas compañeras sobre una persona que “vendía” plazas, ya que trabajaba en oficinas del Gobierno del Estado.
Le indicaron el domicilio donde se negociaba la compra de plazas, al cual acudió en compañía de su mamá y donde se entrevistó con un hombre al que identificó como Miguel Ángel Rojas.
“Platicó conmigo Miguel Ángel Rojas, fue la primera vez que lo vi, me dijo que todo era por debajo del agua y que tenía que dar dos pagos de 40 mil pesos”, explicó Ruth.
Para el segundo pago la maestra fue citada por Miguel Ángel cuatro días después en el mismo domicilio; le informó que tenía que llevar la cantidad faltante porque le entregarían el nombramiento de la plaza.
En esa ocasión Ruth acudió sola, sin llevar los otros 40 mil pesos. Al llegar observó a varias personas que también fueron citadas. Miguel Ángel Rojas les presentó a José Alberto Razo, supuesto empleado de la SEG, quien sería la persona encargada de conseguir las plazas.
“Me dieron un copia del supuesto nombramiento, les dije que no traía el dinero y me dijeron que no había problema. Fui al lugar donde estaba la escuela donde supuestamente iba a trabajar en Salamanca, sí existe con esos datos, por eso confié más y les di la otra parte del dinero. Después de esto fueron puras largas y mentiras”.
Explicó que como método para que siguiera creyendo que todo era legal, José Alberto acudió en varias ocasiones a su casa para mostrarle la lista de la nómina donde aparecía su nombre, confirmándole que ya estaba dada de alta en el sistema.
Al menos en 6 ocasiones, José Alberto Razo le llevó pagos por 3 mil pesos en efectivo, sin tener que firmar ningún documento, como si se tratara de su sueldo. Después de estas visitas ya no regresó. Tiempo después volvió a acudir para decirle que no se desesperara, firmándole un pagaré por 70 mil pesos como garantía en dado caso de no recibir la plaza.
“Estoy sin trabajo, endeudada con mis papás y ellos consiguieron el dinero por otro lado. No recibimos justicia, el caso ya se archivó y nos dijeron que las pruebas que presentamos no fueron contundentes. Ya hemos buscado por todos lados hablar con ellos, pero se esconden, ahí están los documentos, están firmados por gente que sí trabaja en la Secretaría de Educación, pero de nada nos ha servido”, dijo la maestra.

Pedía empleopara abogado

A través de algunos compañeros del magisterio, Rafael se enteró de la venta de plazas.

La plaza no era para él, pues ya tiene 32 años de servicio como maestro. El nombramiento de maestro lo quería para uno de sus hijos, recién egresado de la carrera de Derecho, quien no podía conseguir trabajo.
Rafael se entrevistó en febrero de 2012 con el presunto estafador, quien le mencionó que él conocía a una persona que laboraba en la Secretaría de Educación de Guanajuato y que podía conseguir plazas a cambio de un pago de 80 mil pesos.
Cuatro días después, Rafael volvió a contactar al vendedor de plazas para entregarle 30 mil pesos, ya que no pudo conseguir la mitad de los 80 mil pesos.
Aún así, el presunto defraudador le firmó un documento por 40 mil pesos, mencionándole que podía conseguirle algunas horas de clases en una secundaria y que en marzo le sería entregado del nombramiento.
Rafael fue engañado con un nombramiento falso. Entregó los 50 mil pesos restantes y nunca recibió la supuesta plaza para su hijo.
Luego los responsables se ocultaron y no le contestaron las llamadas telefónicas. Al sospechar que todo era un engaño, el maestro Rafael se puso en contacto con otras personas que había conocido en la casa donde se reunían para acordar la compra de plazas y comprobó que también habían sido defraudados.
El afectado presentó en su denuncia ante el Ministerio Público la copia del primer pagaré de 40 mil pesos, que tiene como fecha el 9 de febrero de 2012.

Cesan a Directorde la SEG

José Abundio López Muñiz es otro de los funcionarios de la SEG que aparecen en los documentos falsos.

Esta persona tenía el puesto de Director General de Administración de Recursos Humanos, cargo que ahora ocupa Laura Sofía Alonso Bravo, y que según declaró ante el Ministerio Público, laboró 10 años 11 meses en distintos puestos dentro de la SEG.
La firma y el nombre de López Muñiz aparece en un documento dirigido a directores y centros de trabajo con fecha 3 de febrero de 2012, donde les informa sobre el supuesto nombramiento de 8 plazas para maestros, que serían entregadas el 14 de febrero, agradeciendo las facilidades otorgadas a los suscritos y mostrando las claves de las asignaturas.
El ex empleado de la SEG fue dado de baja justo en los meses en que las autoridades investigaban la venta de plazas.
De forma voluntaria acudió a declarar ante el Ministerio Público, aceptando que sí estuvo en ese puesto, el cual desempeñó hasta el 31 de enero de 2012, teniendo como funciones verificar y controlar los procesos de movilidad de la SEG en materia de docentes.
En dicha declaración, aceptó conocer por su nombre y de vista a José Alberto Razo Corona, como empleado de confianza de la Unidad de la Consejería Legal, sin tener ningún tipo de relación con él y negando al igual que Laura Sofía Alonso, conocer a Miguel Ángel Rojas Pérez otro de los presuntos defraudadores.
Un vocero de la SEG informó que sigue vigente la denuncia penal que esa dependencia presentó por la falsificación de documentos.

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