Superar cualquier tipo de duelo es muy complicado. En la mayoría de los casos, la persona que atraviesa por este dolor al asumir una pérdida, necesita una guía profesional adecuada, además de los familiares y los amigos que manifiestan su apoyo.
Cuando una persona pierde a alguien muy importante, puede manifestar sentimientos de ira y de tristeza que pueden ser muy intensos, esto como parte del proceso que está compuesto por diferentes etapas que pueden entrelazarse entre sí.
Cuando se pierde a un novio en la adolescencia o juventud entran en juego algunos factores particulares dignos de mencionar.
En primer lugar, hay que tomar en cuenta que aparte de la pérdida como tal de la persona amada, también existe un duelo por las ilusiones y expectativas que se tenían acerca del futuro con esa persona, por ello,  la persona que se encuentra dentro del proceso de duelo debe ser muy cuidadosa de aceptar que el hecho del fallecimiento del ser querido no es un equivalente a la pérdida de sus objetivos y esperanzas a futuro, entender que en algún momento podrá llegar a cumplir sus metas puede ser alentador para seguir con los retos del día a día.
Otro factor a tomar en cuenta es la culpa y los sentimientos de vulnerabilidad que se pueden generar en la novia afectada, es común que surjan cuestionamientos sobre su propia vida y muerte, sobre todo cuando las parejas son jóvenes y de edades similares.
El hecho de que el fallecimiento sea un suceso repentino, esperado, violento o apacible, también pesa y en el caso de los jóvenes la mayoría de los decesos son repentinos y violentos, ya que por lo regular no son causa de una enfermedad, sino de un accidente. Aunque cualquier pérdida es impactante, el hecho de que sea repentina y violenta puede llegar a ocasionar una mayor conmoción, por lo que al igual que en cualquier situación de crisis o duelo patológico la intervención de un especialista es de vital importancia.

Etapas de duelo
Para entender el proceso de duelo por el que tiene que pasar alguien que ha perdido a su novio en la adolescencia o juventud deben agregarse a los factores particulares, ya mencionados, las 5 etapas de duelo aceptadas por la mayoría de los autores.
Negación. Actúa como un mecanismo que ayuda a soportar el dolor por medio del desconocimiento o la aceptación sólo parcial de un hecho doloroso, que en este caso sería la muerte de un novio.
Ira. Sentimientos como el enojo y el resentimiento son predominantes en esta etapa, la culpa también puede aparecer en esta fase.
Negociación. En esta fase se buscan explicaciones lógicas hacia la pérdida y se intenta llegar a un acuerdo con la vida o con Dios, para superar la experiencia traumática.
Depresión. La persona que está pasando por el duelo se ve invadida por una profunda tristeza, que implica la aceptación del suceso y la asimilación de la pérdida, se espera que esta etapa sea temporal y que sirva de base para la aceptación final.
Aceptación. Es una etapa de tranquilidad y resignación, donde se puede recordar con nostalgia al ser querido que ha fallecido y se asimila la pérdida.
Cabe mencionar que estas etapas no necesariamente se presentan en orden, de hecho en la mayoría de los casos se sobreponen entre sí y, por lo tanto, también los sentimientos que provoca cada etapa.
La duración del duelo es muy relativa, pues depende de cada persona y de cada tipo de relación, hay que tomar en cuenta características como: la intensidad del lazo que unía a la pareja, si tenían problemas o discusiones frecuentes que pudieran llegar a generar culpa en la novia, su manejo de duelos anteriores y la capacidad emocional de la afectada para adaptarse a la nueva situación que le genera dolor, enojo, vacío y tristeza.
En general se espera que el duelo se logre resolver en un periodo de un año, sin embargo que se alargue o acorte el proceso no significa necesariamente que exista un duelo patológico.
En definitiva, como la novia afectada es importante que estés alerta cuando el proceso de duelo se extienda o se vuelva poco manejable, el surgimiento o aumento de conductas poco adaptativas como: alcoholismo, drogadicción, alteraciones del sueño, alteraciones en la alimentación, ansiedad generalizada, fobias, pensamientos suicidas o pensamientos obsesivos que no te permitan seguir con tus actividades cotidianas son claros indicadores de que necesitas buscar ayuda de algún profesional de la salud como un psicólogo o psiquiatra.

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