Puede declararse ya sin pena que los chinos son de otro planeta. Mientras medio mundo anda sacudiéndose los estragos de la crisis financiera y en el camino los arquitectos han conocido el recato, en la nación más poblada del mundo sus nuevos edificios siguen pareciendo naves espaciales.
Cierto que hace un par de años, los alemanes de Gerkan, Marg & Partners le agregaron 28 nuevas salas al enorme Museo Nacional de China sin que por fuera se notara nada, pero esos atisbos de prudencia palidecen ante el Centro Nacional de Artes Escénicas, la voladora Torre de la Televisión Nacional creada por Koolhaas o el celebérrimo “Nido de Pájaro” (Estadio Olímpico de Beijing).
Y no son sólo arquitectos extranjeros los que han explotado las formas caprichosas, las superficies pulimentadas y los vórtices que sólo la ingeniería más sofisticada puede hacer transitar de la pantalla de la computadora a la realidad. Los despachos nacionales también alzan la mano.
El más notable de ellos es MAD, la joven firma establecida en 2004 por Ma Yansong y que dos años después ganara celebridad por su diseño del conjunto Absolute World en Canadá, recientemente concluido y coloquialmente conocido como “Torres Marilyn Monroe” por su perfil sinuoso.
El Museo de Ordos, un coloso de 40 metros de altura y que evoca tanto el perfil de una roca como el flujo de las dunas desérticas, es otro producto de Ma Yansong, al que hace un par de meses se le agregó el Museo de Escultura en Madera, en la nororiental ciudad china de Harbin.
Madero techno
Cuando uno ve la escultural silueta del nuevo museo, con sus 200 metros de largo recubiertos de acero pulido, difícilmente podría pensar en la madera. Es hasta que uno revisa las imágenes conceptuales de Ma Yansong que la metáfora devela sus orígenes: un trozo de madera erosionado, con rebordes sinuosos y una abertura.
Estas abstracciones a partir de la naturaleza son parte del sello de la casa en MAD, que en esta ocasión pone al servicio de un recinto de dimensiones nada contenidos (casi 13 mil metros cuadrados y 21 metros de altura), emplazado en los linderos de un gran parque, en medio de un entorno urbano altamente densificado, con rascacielos de fondo.
“El edificio aparece de forma muy evidente en un área metropolitana luciendo un tanto fuera de lugar en un vecindario chino lleno de complejos residenciales. El museo encarna algunos de los ideales conceptuales y formales que definen el trabajo de MAD, sacando a relucir una abstracción de la naturaleza en un entorno contrastante, con unos límites entre lo sólido y lo líquido que se difuminan para hacer referencia al paisaje natural de la zona”, explica el dossier del proyecto.
Harbin es una ciudad a menudo cubierta por la nieve, condición climática a la que responde el edificio con unos muros sólidos que aseguran una mínima pérdida de calor, mientras que la ruptura y giros de un juego de tragaluces en la parte superior dividen la superficie y permiten el paso de la luz natural en una zona que por su ubicación tiene pocas horas de ella.
El interior del museo tiene una organización lineal conectada por una entrada centralizada, “que divide y une el espacio a la vez”. Las torsiones en la forma exterior dan pie a doseles y pequeñas plazas, gestos de bienvenida para los visitantes y ocasionales escenarios para actividades al aire libre.
Naturaleza y velocidad
Los espacios de exhibición están organizados alrededor de tres atrios coronados por tragaluces. El delicado balance y luces y sombras en el interior guía a los visitantes por las exhibiciones, articulando una experiencia escénica junto al arte, la gente y la naturaleza.
Todo el exterior del museo está cubierto con paneles de acero pulimentado que reflejan los alrededores y los cambios de luz a lo largo del día. Es también un modo de hacer que la obra arquitectónica exprese “el contraste entre la elegancia de la naturaleza y la velocidad de la vida diaria”.
Ma Yansong afirma que “el museo sirve como una nueva interpretación de la naturaleza. La interacción surrealista entre el edificio y la ciudad rompe el tedio del casco urbano y revitaliza los alrededores con una nueva función cultural”.
El Museo de Escultura en Madera, que aloja también obras pictóricas y gráficas de artistas locales, es uno de los tres proyectos que MAD desarrolla actualmente en Harbin, ciudad que quiere convertirse en nodo para las artes a la par de su bien definida vocación industrial. Una casa de ópera y un centro cultural son los otros proyectos que el equipo de Ma Yansong está desarrollando.
“Nuestro trabajo es una actitud, una postura hacia la arquitectura, hacia la sociedad. Con nuestro trabajo queremos que un lugar inspire a las personas a través de la naturaleza local, el tiempo y el espacio”, expresó Ma Yansong.

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