La Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) tiene registrados en Guanajuato 48 sitios contaminados, etiquetados como “pasivos ambientales”.
En 16 de esos sitios se detectaron “compuestos inorgánicos de alta toxicidad, incluyendo metales cancerígenos como cianuros, fluorenos y cromatos”, según detalla un informe oficial entregado por la Semarnat a AM, a través de la Ley de Transparencia.
Esos 16 sitios fueron etiquetados como “alta prioridad de atención”, por el riesgo que implica de daño a la salud.
El informe menciona que tres de los sitios contaminados con sustancias cancerígenas están en León y otros tres en San Francisco del Rincón.
Salamanca es otra zona de alto riesgo, pues fueron detectados 11 sitios contaminados, de los cuales tres tienen compuestos de alta toxicidad, incluso sustancias que pueden causar cáncer.
La sierra Gorda de Guanajuato, que es una zona natural protegida, también está en la lista de sitios contaminados.
El informe de la Semarnat detalla que en minas abandonadas de San Luis de la Paz, Atarjea, Xichú, Victoria y Tierra Blanca fueron detectados siete puntos con contaminantes cancerígenos que fueron depositados al aire libre, sin ningún control.
Los sitios contaminados enlistados por la Semarnat equivalen a tiraderos industriales, pues las empresas que los generaron los depositaron al aire libre, sin ningún proceso de “remediación”.
“Se considera pasivo ambiental a aquellos sitios contaminados por la liberación de materiales o residuos peligrosos, que no fueron remediados oportunamente para impedir la dispersión de contaminantes”, explica la Semarnat en un documento.
Según la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, es responsabilidad de quien contamina reparar el daño o las acciones de remediación de un sitio contaminado.

Los ‘pasivos ambientales’
Del año 2000 a la fecha aumentaron cinco veces los sitios contaminados o “pasivos ambientales” de Guanajuato.
En el año 2000 había 10 y ahora hay 48, según el reporte de Semarnat entregado a AM.
Algunos de esos sitios, identificados en el Informe Ambiental del Estado de Guanajuato 2012, son los siguientes:
En León, un área de disposición de residuos industriales en la empresa Química Central de México, dos tiraderos clandestinos de cromo, una gasolinera abandonada, una empresa curtidora (de la que no se especifica nombre), la presa de San Germán y la presa Blanca.
En Salamanca, las instalaciones de Tekchem, el tiradero de la empresa Quidesa y el área de disposición de lodos de la Termoeléctrica.

Medio millón detoneladas de residuos
Las empresas Químicos y Derivados S.A. (Quidesa), Tekchem y Química Central de México son tres empresas que en conjunto han generado hasta el momento 525 mil toneladas de residuos tóxicos, de acuerdo con un informe oficial obtenido por AM.
El informe de la Semarnat menciona que Química Central generó 350 mil toneladas de residuos con cromo hexavalente que depositó en tres sitios de 1995 al 2002.
Detrás de sus instalaciones se observa una montaña de residuos, calificados por la Semarnat como un “cementerio industrial”, con materiales peligrosos.
Según el informe obtenido por AM, la empresa trató de 2006 a enero de 2013 un volumen de 112 mil 502 toneladas, que representa sólo un tercio de los desechos o “pasivos ambientales”. Las otras dos terceras partes de sus residuos (más de 200 mil toneladas) permanecen al aire libre.
La empresa Tekchem, que dejó de funcionar a finales de 2007, generó contaminación del suelo en un volumen estimado en 155 mil toneladas.
Los materiales peligrosos que están causando contaminación en el municipio de Salamanca por esta empresa son azufres residuales, cortes de insecticidas DDT, malatión y paratión, sustancias de alta toxicidad.
Quidesa generó 20 mil toneladas de residuos de lodos ácidos de 1999 a 2002, a los cuales nunca les dio tratamiento.
El lugar donde esta empresa arroja sus materiales está sobre el libramiento sur de Salamanca, en el cerro de La Cruz.

Reconoce Delegado peligro

El delegado de la Secretaría de Medio Ambiente, Israel Cabrera Barrón, reconoció que en la entidad existen sitios considerados como pasivos ambientales donde hay residuos peligrosos.
Aceptó que en algunos casos los materiales detectados por la Semarnat son cromatos de alta toxicidad que pueden provocar cáncer.
Sin embargo, se abstuvo de decir nombres de las empresas que generan estos contaminantes.
“Los sitios que nosotros tenemos delimitados como contaminados, pudieran entrar en la parte que establece la Ley de Transparencia y Acceso a la Información como información reservada, no los tenemos desclasificados en este momento”, justificó.

Química Central se deslinda

Directivos de Química Central de México rechazaron que los procesos industriales de la empresa y sus desechos afecten la salud de las personas que viven en las comunidades cercanas a sus instalaciones.
Aseguraron que cumplen con todos los reglamentos que las autoridades ambientales les exigen.
“Sí rechazamos (el daño a la salud) porque al interior de la empresa no hemos tenido ningún caso (de cáncer) y es gente que está trabajando el material, que tiene su capacitación, adiestramiento, tenemos un área médica donde se les hacen exámenes periódicos. Sí te pudiera decir que rechazo que nosotros pudiéramos generar eso”, declaró Alfredo Cuevas Orozco, representante del corporativo.
De acuerdo a información oficial obtenida por AM, la compañía tiene un montículo de 350 mil toneladas de residuos, de los cuales 112 mil fueron tratados de marzo de 2006 a enero de 2013.
Felipe Cuesta Zárate, gerente de Control y Desarrollo de la empresa, precisó que en la planta existen 300 mil toneladas de pasivos ambientales, 109 mil registradas como ya tratadas desde el 2009 a la fecha.
“El pasivo que tenemos nosotros de 300 mil toneladas no todo es cromo 6, es cromo hexavalente nada más y es .01% estamos hablando de 150 toneladas más o menos. Estamos hablando que son otros minerales, puede tener hierro, calcio, aluminio, magnesio que existen en la naturaleza”, expuso Cuesta Zárate.
Aseguró que los residuos ubicados detrás de sus instalaciones no pueden llegar hasta las viviendas de las comunidades cercanas, porque permanece compactado como si fuera una roca sólida.
“Es un material tan compacto por el proceso que había, que el aire no se lo puede llevar. “Se pidió en algún momento por parte de la Secretaría el que se tapara la montaña (de residuos), pero ya después no se hizo esto porque vieron que no era necesario”.
Y aceptó que el cromo 6 sí puede afectar en la salud de la gente si se ingiere o se inhala, pero insistió que el material no se volatiliza ni se evapora, por eso es imposible que llegue a las viviendas cercanas a Química Central.
Destacó que la empresa tiene una planta para tratar sus residuos, por lo cual en ocho años podría tratar las casi 200 mil toneladas que restan, aunque para ello requiere una alta inversión.
El directivo informó que la empresa gasta al mes cerca de 400 mil pesos en el proceso de tratamiento de los residuos, lo que da un total de casi cinco millones de pesos anuales.

Atribuyen muertes a la contaminación

El pasado 12 de mayo, José Julián Lara Martínez murió a causa de un tumor en la cabeza. Estaba por cumplir 8 años.
El niño vivía en la comunidad de Buenavista, ubicada frente a la empresa Química Central de México.
Cristina Martínez, mamá del menor, aseguró que los médicos que lo atendieron le aseguraron que la causa del cáncer fueron los desechos tóxicos.
“Los doctores que atendían a mi hijo me dijeron que lo más seguro es que el cáncer era culpa de la química, pero yo no pido nada, mi hijo ya no está y no me lo pueden devolver, pero desde hace muchos años sabemos que nos está haciendo daño para nuestra salud esa empresa”, dijo la mujer.
“Tenemos que seguir aquí, yo sé que nos está haciendo daño y no podemos hacer nada, no tenemos otra casa para irnos”.
Otro caso
Todo pareciera estar bien en el organismo de Yesenia Muñoz Montelongo, pero desde hace dos años padece cáncer.
“En ocasiones la enfermedad la tumba”, dijo su mamá María Montelongo.
Yesenia de 13 años de edad, vive en la avenida principal de la comunidad de Buenavista.
La distancia que hay entre su casa y la empresa química es de apenas 500 metros aproximadamente en línea recta.
“Hay veces que sí me canso, pero ya es menos que antes. Sólo espero curarme por completo para poder seguir estudiando”, dijo confiada Yesenia.
“Se escucha mucho que la Química provoca cáncer en las personas del rancho, pero pues no hacen nada las autoridades”, dijo la mamá.
José Luis Muñoz, padre de Yesenia, aceptó que la contaminación de la zona sí podría afectar en la salud de los habitantes de Buenavista.

Niños con tumores
A sus 15 años, Lázaro Hernández Hernández casi no puede realizar ningún tipo de actividad física.
Un tumor en la médula espinal le ha provocado que camine un poco encorvado y pase el tiempo sentado afuera de su casa en la comunidad Puerta de San Germán.
“El tumor lo tiene en la columna, aún está en tratamiento, ya tiene como un medio año que le dieron la última radiación porque era maligno, para nosotros ha sido muy feo vivir con la angustia de que se ponga más grave”, platicó María Elena Hernández, madre del adolescente.
La comunidad de Puerta de San Germán está situada en los límites de León y San Francisco del Rincón.
A menos de un kilómetro están la presa San Germán y Química Central de México, considerados como pasivos ambientales por las autoridades ambientales.
En la presa se concentran las aguas negras de León que llegan a través del río Turbio.
En un costado del vaso de la presa y a menos de 200 metros, se localizan miles de toneladas de residuos químicos.
La mamá de Lázaro vinculó la enfermedad de su hijo a la contaminación química.
“Yo les preguntaba a los doctores: ¿por qué mi hijo se enfermó de esto? Me dijeron que era inexplicable. Para nosotros eso está raro porque en estos ranchos ya son varios los niños que padecen cáncer”.
Un vecino enfermo
En la misma calle donde vive Lázaro hay otro menor enfermo de leucemia.
José Manuel Guerrero Gutiérrez de 10 años, actualmente está en tratamiento en el Hospital de Alta Especialidad.
“Desde hace dos años ha sido muy fuerte todo esto para nosotros, porque es un niño muy chiquito, yo siento que todo esto es por tanta cochinada que avientan a la presa. La Química nos ha afectado mucho también, hace tiempo taparon con plásticos los montones de tierra (residuos) que tienen ahí y se calmó algo, pero otra vez estamos igual”, dijo la abuela del menor, María de la Luz Muñoz.

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