Si eres de los que constantemente buscan tomar antibióticos para aliviar cualquier molestia, te estás arriesgando a perder la salud.
Aunque este tipo de medicamentos han sido diseñados para combatir bacterias causantes de infecciones y enfermedades, también eliminan bacterias benéficas para el organismo.
Uno de los riesgos del uso de antibióticos es que pueden alterar la flora bacteriana normal del intestino, lo que permite el desarrollo de bacterias oportunistas, como la Clostridium difficile.
“Al barrerse la flora intestinal, queda totalmente indefensa ante cualquier neopoblación o nueva bacteria que entre”, señala el gastroenterólogo Héctor Jesús Maldonado Garza.
El uso de antibióticos puede provocar una colitis con síntomas que van desde diarrea hasta una inflamación aguda de la mucosa intestinal. El problema está asociado al uso indiscriminado de antibióticos por la automedicación, pero también llega a presentarse cuando son prescritos por un médico.
“Los antibióticos se recetan específicamente para tratar una enfermedad, por ejemplo, una infección en la garganta o en la vía urinaria, pero desafortunadamente también tienen actividad en otros órganos y sistemas, lo que genera alteraciones en los microorganismos que forman parte de la flora corporal normal del ser humano”, añade por su parte el infectólogo Adrián Camacho Ortiz.
Por lo general, la colitis asociada al uso de antibióticos se resuelve al suspender la administración de los mismos.
Sin embargo, alrededor del 10 por ciento de los casos puede desarrollar una colitis pseudomembranosa ocasionada por la bacteria Clostridium difficile, la cual puede llegar a complicar la situación, ya que se trata de un germen oportunista sumamente agresivo, que provoca inflamación aguda de la mucosa intestinal, fiebre intensa, dolor abdominal, mal funcionamiento del colon y evacuaciones diarréicas con moco y sangre.
“Las manifestaciones van desde leves hasta potencialmente letales, con complicaciones como un megacolon tóxico (inflamación intestinal aguda) que puede causar la muerte del paciente”, explica Camacho Ortiz, integrante del grupo de investigación de Clostridium difficile.
Consecuencias letales
Habitualmente, los síntomas de la colitis pseudomembranosa se manifiestan mientras el paciente toma antibióticos, en un lapso de 48 a 72 horas de iniciar el tratamiento, y con menos frecuencia aparecen hasta cuatro semanas después de terminar el tratamiento.
Cualquier persona puede manifestar el problema, sin embargo, los adultos mayores, las personas con desnutrición y los pacientes con enfermedades crónicas son más susceptibles.
“En casos sencillos, el paciente responde bien cuando se le retira el antibiótico o se cambia de medicamento”, explica el gastroenterólogo Héctor Jesús Maldonado Garza, quien añade que el uso de probióticos o lactobacilos en algunos casos ayuda a restablecer la flora intestinal.
Cuando la persona no mejora en las primeras 48 horas después de suspender el uso de antibióticos, entonces se debe sospechar la presencia de la bacteria Clostridium difficile.
“Lo importante es hacer un diagnóstico de inmediato con exámenes coprológicos (de excremento)”, señala Maldonado Garza. “En casos severos se complementará el estudio con una colonoscopía y con análisis de sangre para revisar los niveles de glóbulos blancos y determinar la gravedad del problema”.
La bacteria Clostridium difficile muestra resistencia a la mayoría de los antibióticos y al ser causada por el uso de éstos, su tratamiento es delicado.
“Naturalmente es resistente a mucho antibióticos, y cuando éstos se administran eliminan las bacterias normales del colon”, explica el infectólogo Adrián Camacho Ortiz. “Así, la bacteria oportunista pierde su competencia y empieza a colonizar el intestino y generar enfermedades”.
Por lo general, los pacientes son tratados con metronidazol o vancomicina, sin embargo, al ser antibióticos, también atacan los gérmenes benéficos del organismo.
Ante esta situación, se ha empezado a probar un tratamiento que consiste en utilizar bacterias benéficas para combatir a las dañinas mediante el trasplante de heces de una persona sana al colon de un paciente enfermo.
“Suena escandaloso, pero existe todo un proceso médico y una infraestructura para hacerlo”, advierte Maldonado Garza, mientras añade que recientemente en el Hospital Universitario se han atendido tres pacientes con trasplantes fecales con resultados favorables.
“La manera de prevenir complicaciones es evitando el uso innecesario de antibióticos, y cuando se tomen que siempre sea bajo vigilancia médica”, puntualiza por su parte el gastroenterólogo José Alberto González González.