El padre Francisco González Roque ha dedicado toda su vida sacerdotal a rescatar niños y jóvenes de la calle, de las garras de las drogas y del crimen organizado para convertirlos en hombres de bien.
Luego de 14 años de estar al frente de la Ciudad del Niño Don Bosco, el padre Paco (como le dicen de cariño) deja la dirección del plantel ubicado en la comunidad Santa Rosa Plan de Ayala.
Estuvo como director del proyecto “Niños Don Bosco” desde 1999 y ahora su congregación religiosa, Sociedad Don Bosco (salesianos), lo envía al colegio e iglesia de María Auxiliadora, en la ciudad de Colima, para que siga con su vocación misionera en pro de los niños desamparados.
Hijo de Daniel González y Juanita Roque, nació el 30 de septiembre de 1969 en la vecina ciudad de Irapuato, por lo que es “fresero” de nacimiento y leonés de corazón. Fue ordenado el 26 de junio de 1999.
“El lema de mi ordenación es ‘Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que me ha enviado’ Jn. 4, 34”, señaló con orgullo el sacerdote.
“Somos cuatro hermanos hombres; los tres ya casados con sus familias; el mayor es Moisés, le sigue Daniel, luego yo y finalmente Juan José”, agregó.
Desde su ordenación no dudó en que su misión en esta vida era apoyar a los niños y jóvenes carentes de amor y de un hogar.
¿Cuándo llegó a la Ciudad del Niño Don Bosco en León?.
El día 1° de agosto de 1999.
¿Cuál fue su trabajo concreto para hacer de la Ciudad del Niño lo que ahora es?
Conocer las necesidades de la institución y organizar un plan de trabajo para atacar las más apremiantes.
Presentar a los bienhechores estas necesidades y juntos tocar puertas para salir adelante; también me di a la tarea de conocer a los niños y a las personas del lugar para saber qué solicitarles para que nos apoyaran.
¿Cuántos niños había a su llegada y cuántos deja?
Cada año es muy diferente, al principio atendimos a cerca de 100 adolescentes y ahora que salí llegamos a atender a más de 200.
Otra cosa: No teníamos bachillerato y junto con el padre Hugo Orozco nos tocó la tarea de hacer realidad este sueño que tanto se necesita en la comunidad de Santa Rosa.
¿Quién se queda en su lugar?
El padre Mario Alberto Escalante López.
¿Qué se lleva de León?
Un corazón lleno de recuerdos y gratos momentos que la gente siempre me manifestó en los buenos y en los difíciles momentos que viví.
¿Cuál fue su mayor logro en todos estos años?
Dar organicidad a todo el proyecto educativo (primaria, secundaria y preparatoria) para bien de los adolescentes y jóvenes más necesitados.
Además del corazón… ¿Qué deja en León? ¿Qué le hubiera gustado haber hecho y que no se pudo?
Haber constituido un grupo de ex alumnos comprometidos con la casa que tanto les ha dado a lo largo de los años que pasaron por estas instalaciones.
¿Qué proyectos quedan para esta histórica casa de asistencia?
La conformación de un grupo de ex alumnos. La construcción de nuevos dormitorios, dado que los actuales necesitan mucho mantenimiento y resulta más costoso.
La constitución de un grupo de personas comprometidas con la obra de Don Bosco, además de las ya existentes, para poder atender las crecientes necesidades que se van presentando.
¿Cuál es el mayor problema que afrontan los jóvenes en León?
Se han ido perdiendo los valores en la familia. Se les ha dado mayor libertad y no saben qué hacer con su tiempo libre. Falta una educación en las redes sociales para que no queden atrapados en cosas superfluas.
¿Los niños de la calle pueden ser presa fácil de la delincuencia organizada?
Para muchos padres o madres de familia es muy dolorosa esta situación, pero sí es una realidad que se está presentando actualmente, dada la situación precaria en que viven y es más fácil conseguir dinero rápido por un camino inadecuado.
¿Faltan apoyos a instituciones de beneficencia?
Considero que en toda institución que se dedica a ayudar a los más desprotegidos siempre van a faltar recursos y me parece que tiene que haber una valoración de las instituciones que hay en León para que los recursos lleguen realmente a quienes más necesitan y no queden en la gente de escritorio. Sí hacen falta más apoyos.
Al llegar a Brasil, el Papa Francisco mostró su preocupación porque dice que esta generación de jóvenes no podría conocer lo que es un empleo por la crisis mundial. ¿Es real esta apreciación?
Es muy cierto y muy de acuerdo con lo que el Papa Francisco dijo. Nos está mostrando con su ejemplo, él llega a Brasil con un gran compromiso: que los jóvenes conozcan a Jesucristo.
¿Cómo ve el futuro de la juventud?
Con mucha esperanza y con mucho compromiso por parte de quienes formamos esta sociedad para que no se pierdan los valores que hemos recibido.
¿Cuáles son sus mayores retos?
Ser un educador ejemplar, trabajador, comprometido con la sociedad y con la obra de Don Bosco donde quiera que me encuentre.
¿Qué mensaje le daría a los leoneses?
Tener paciencia y mucha confianza en lo que hacen para así transmitir a los demás cosas de valor, que inculquen siempre la confianza, plena y absoluta, en Dios.
¿Cuáles son los peligros que enfrentan los jóvenes?
Los mismos a los que nos enfrentamos como sociedad: robos, delincuencia, no estudiar, no trabajar, pérdida de valores.
Ahora en Colima ¿Cuáles serán sus nuevos retos?
Ofrecer una educación de calidad a las personas que asistan al colegio y a la iglesia de María Auxiliadora, de lo cual soy el responsable. Voy con el gran compromiso de responderle a la gente, pues se dieron a la tarea de saber quién era la persona que los guiará durante el tiempo que Dios me quiera en Colima.
¿Qué sentimientos le invaden al dejar la Ciudad del Niño Don Bosco?
Siento mucha tristeza pero al mismo tiempo mucha alegría, son sentimientos encontrados a la hora de ir despidiéndome de tanta gente que conocí a lo largo de estos 14 años que entregué plenamente mi vida, porque estoy convencido de que hay más alegría en dar que en recibir.
Me despidieron de una forma muy alegre. En cada una de las secciones de Niños Don Bosco me entregaron muestras de cariño como cartas, mantas, palabras de aliento, bailables, cantos.
Después tuve una despedida con amigos cercanos y mi familia de sangre (el pasado sábado 29 de junio) que con mucha dedicación y generosa entrega me ofreció la familia Gallardo Tovar en su residencia de Cumbres del Campestre.
En una misa de acción de gracias el miércoles 12 de junio en la parroquia de San Juan de los Lagos, en Jardines del Moral, hice público mi nuevo nombramiento en la ciudad de Colima y presenté al padre Mario, nuevo director de la institución, con la presencia de nuestro superior, el padre Salvador Murguía, y muchos sacerdotes amigos de León y de Irapuato.
¿Hay algo que desee agregar?
No me queda dar más que un gracias muy profundo desde mi corazón a todas las personas que conocí o que recibieron una palabra de su servidor en algún servicio al cual siempre accedí.